Carmen Martínez-Bordiú prefiere Portugal a España por estas dos razones

Una mujer morena recorre las calles del barrio de Salamanca con paso algo apurado y sonrisa esforzada. No puede pasear de forma anónima como le gustaría porque es la nieta de Francisco Franco y durante años fue protagonista de la prensa del corazón, que no la ha olvidado. Todo el mundo conoce su nombre y las vicisitudes de su vida, hasta unos años ella misma comerciaba con ello. Los periodistas que la rodean esta soleada mañana de septiembre le preguntan si es verdad que ha vuelto a tener una relación sentimental con Luis Miguel Rodríguez, y Carmen Martínez-Bordiú les atiende de manera educada, les informa de que no piensa contestar sus preguntas y de que se vuelve a Portugal, donde reside desde 2017, "muy temprano mañana por la mañana, porque precisamente 'esto' es una de las cosas que me horrorizan de España".

En ese año sucedieron dos cosas que la motivaron a buscar su hogar en otro lugar del mundo. Por un lado, falleció su madre, Carmen Franco. Por otro, conoció a un chico australiano en el barco de un amigo, Tim McKeague. Era mucho más joven que ella, pero le gustó inmediatamente. Era el momento de empezar una nueva vida.

Los hijos de Carmen Franco heredaron de su madre pocos meses después. Los siete nietos del dictador (Carmen, Mariola, Francis, Arancha, Merry, Cristóbal y Jaime Martínez-Bordiú) respetaron de forma precisa el testamento de doña Carmen, que lo legó todo a sus siete hijos a partes iguales. En la masa hereditaria se encontraban decenas de propiedades, joyas, obras de arte, acciones, varias empresas y (esto último lo suponemos) dinero en el banco. Carmen ya no tendría que volver a trabajar en la televisión como en sus tiempos de 'Más que baile' o a vender exclusivas. Podía mantenerse por sí misma.

No hay más que bucear un poco en internet para encontrar las razones fiscales por las que tantos jubilados europeos y famosos se han trasladado a vivir a Portugal. El régimen fiscal del residente no habitual (RNH) en el país luso fue creado en 2009. Su objetivo era fomentar la inversión extranjera en Portugal mediante la creación de condiciones especiales y exenciones fiscales para aquellos que deseaban vivir parte, o la totalidad, de su tiempo en Portugal. En la práctica se ha convertido en un controvertido sistema fiscal que ha generado mucha polémica dentro y fuera del país.

Los que logran el ansiado estatuto de RNH están exentos de pagar, durante los primeros diez años de residencia en Portugal, el equivalente al IRPF portugués de aquellos ingresos que provienen de fuera. Además, para determinadas profesiones existe una tasa fija del 20 por ciento para los beneficios logrados en el país luso. Los ingresos procedentes del extranjero están exentos de tributación, sin límite de cuantía, y eso también aplica a las pensiones privadas, que no pagan o pagan muy poco.

Los dividendos, plusvalías y otras rentas de capital también están exentos de tributación en el país luso, siempre que procedan del extranjero y exista un convenio de doble imposición (CDI) entre Portugal y el país de origen de dichas rentas. Portugal tampoco tiene impuesto sobre el patrimonio ni impuesto sobre sucesiones y donaciones entre padres e hijos.

Es considerado residente fiscal quien pase más de 183 días al año en el país o tenga una vivienda durante todo el año, en condiciones tales que hagan presumir la intención de mantenerla y ocuparla como residencia habitual. La casa que Carmen Martínez-Bordiú adquirió en Sintra es mucho más que eso.

Según fuentes cercanas a la aristócrata, la nieta de Franco no solo desembolsó una buena cantidad de dinero en la compra de la vivienda, también gastó más de lo recomendable en una ambiciosa reforma para convertirla en la casa de sus sueños. El inmueble está compuesto por dos edificios. En uno de ellos reside Carmen, y en el otro las personas que tiene contratadas en su servicio doméstico.

Allí Martínez-Bordiú se encuentra a gusto y ha logrado vivir en el anonimato, la otra gran razón por la que abandonó nuestro país para instalarse en Portugal. Apenas hay fotos de la nieta de Franco en Sintra, ni antes cuando convivía con Tim McKeague ni ahora en su nueva vida sin pareja. Estos días que ha estado en España, la prensa la ha perseguido para conseguir una foto suya en la boda de su sobrino Daniel o una declaración sobre su reencuentro con Luismi Rodríguez. Una situación que antes, cuando formaba parte del circo mediático, soportaba estoicamente, pero que desde 2017 rechaza frontalmente.

Carmen Martínez-Bordiú se ha ido desvinculando poco a poco de todo lo que tiene que ver con su país de origen. Incluso ha ido desapareciendo de las empresas familiares en las que están el resto de sus hermanos y sus sobrinos. Viaja a Madrid y a París regularmente para visitar a sus hijos y a sus amigos (no hace mucho estuvo en la boda de la hija de su íntima amiga Blanca Carrillo de Albornoz), pero ha encontrado un lugar donde puede (según dijo a los reporteros estos días) "vivir su vida y la dejan en paz". Pues eso.