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Ágatha Ruiz de la Prada o Joaquín Cortés, en el baile más exclusivo del mundo en Venecia
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Il Ballo del Doge

Ágatha Ruiz de la Prada o Joaquín Cortés, en el baile más exclusivo del mundo en Venecia

La diseñadora y el bailarín son figuras que comparten esta gran fiesta previa a los carnavales que tienen lugar en la turística ciudad italiana

Foto: Ágatha Ruiz de la Prada, en el baile. (Cortesía)
Ágatha Ruiz de la Prada, en el baile. (Cortesía)

El Carnaval de Venecia es uno de los más famosos del mundo. La ciudad de los canales ha permanecido en un letargo tras las Navidades, donde los turistas podían pasear sin aglomeraciones y sin largas colas en los edificios claves de la ciudad. Hasta los gondoleros se toman en ese tiempo de espera sus días de vacaciones porque hay menos trabajo.

En esas fechas previas a las dos semanas de celebraciones, el puente de Rialto se podía atravesar casi en solitario y parte de la plaza de San Marcos se encontraba patas arriba preparada para los días locos de Venecia en los que todo se convierte en un inmenso escenario. Conciertos, desfiles, turistas y locales disfrazados, artistas callejeros, barcos decorados, mercadillos, fiestas abiertas y privadas y hasta restaurantes donde los camareros dan su toque cambiando su indumentaria por vestimentas que recrean los ambientes cortesanos del siglo XVII.

placeholder La escenografía de los carnavales. (Cortesía)
La escenografía de los carnavales. (Cortesía)

Esta gran fiesta suele comenzar dos semanas antes del Miércoles de Ceniza y finaliza el martes de carnaval, que se conoce como Martedì Grasso.

Si hay unos días más señalados tienen lugar este fin de semana, cuando se congregan la mayor parte de las actividades privadas. Algunos palacios cerrados durante el invierno se abren y se alquilan para las grandes y suntuosas reuniones a las que solo se puede acceder por invitación de los dueños o pagando la entrada, que puede alcanzar cifras importantes.

Los precios oscilan entre los dos mil euros y los seis mil si se quiere ser uno de los asistentes a Il Ballo del Doge. Se trata de una de las citas más exclusivas de los Carnavales de Venecia, que se celebra el sábado 10 de febrero bajo el título 'Obsesión'. Han acudido personajes de todo el mundo como Bill Gates, Paul Allen, la diseñadora Vivienne Westwood, la esgrimista olímpica Beatrice Vio, Peter Gabriel, el sultán de Omán, los príncipes de Malasia, de Kuwait, aristócratas de la familia Habsburgo-Lorena, Ainhoa Arteta, Sting, Beatrice Borromeo y su abuela Marta Marzotto, Joaquín Cortés o Ágatha Ruiz de la Prada, entre otros muchos nombres conocidos y desconocidos del mundo de las grandes finanzas.

placeholder Antonia y Ainhoa Arteta. (Cortesía)
Antonia y Ainhoa Arteta. (Cortesía)

Conocidos y desconocidos

A unos se les reconoce y otros pasan desapercibidos al fundirse con las máscaras. Los disfraces son verdaderas obras de arte y salen de los talleres especializados de la ciudad. Uno de los más importantes es el de Antonia Sautter, la creadora del gran espectáculo que comienza con la propia entrada de los participantes en un lugar mágico decorado con candelabros, velas y flores en todas sus versiones como si fueran salones renacentistas. A continuación, un menú de ocho platos, música en directo, shows del Circo del Sol y baile hasta que se despide la luna y sale el sol.

Según las recomendaciones de las guías especializadas, este gran carnaval privado, que comenzó en 1994, está considerado entre los diez bailes más importantes del mundo. Este año, el lugar elegido por Antonia Sautter es la Antigua Escuela de la Misericordia, que se encuentra en el barrio de Cannaregio. Se cumplen tres décadas de este baile entroncado con las costumbres y cultura de los venecianos y que comenzó de una manera casual, como nos cuenta Sautter, estilista, diseñadora y empresaria, a la que no le gusta conceder entrevistas.

Prefiere dedicar su tiempo a lo que de verdad le entusiasma: plasmar sus ideas en ropa, bisutería, joyería, complementos y objetos de decoración. Es veneciana de nacimiento y de corazón. Ha viajado por el mundo y pasó tiempo en Nueva York hasta que regresó a su paraíso, que no es otro que su casa y su atelier, en un callejón perdido entre canales. Se encuentra cerca de la plaza de San Marcos y es el lugar donde guarda las obras de arte que son sus creaciones, todas ellas únicas y elaboradas artesanalmente. A la entrada de su laboratorio mágico, entre sedas, terciopelos, rasos, máscaras, pelucas y accesorios de todo tipo, quienes dan la primera bienvenida son las “reinas”, como la dueña llama a las maniquíes estáticos.

placeholder Otra imagen de la impresionante decoración. (Cortesía)
Otra imagen de la impresionante decoración. (Cortesía)

"Aquí reciben María Antonieta, la princesa Sissi, las reinas de las Nieves, del Norte y las cortesanas. Me gusta estar aquí y a veces se me pasa el tiempo. Entro de día y salgo de noche, y menos mal que mi marido también está en el negocio. Si no, sería complicada la vida en común. Él se encarga de cuadrar las cuentas, que muchas veces no coinciden con lo que yo quiero hacer, pero siempre llegamos a un encuentro cordial. Empresa y arte tienen que entenderse", nos cuenta.

La madre de Antonia era costurera. La tradición en Venecia era que, en época de carnaval, los miembros de las familias se disfrazaban: “Mi madre nos hacía siempre los trajes porque no era posible comprarlos. Yo la ayudaba y fui aprendiendo lo importante que era ese primer paso creativo para llegar a una realidad. Todo lo que soy se lo debo a ella”.

Explica que el carnaval era algo identitario de los venecianos. Una manera de expresarse y de representar lo que querías ser en esos días: “En septiembre, mi madre ya me preguntaba qué tenía pensado y a partir de ahí creaba un cuento. Era un gran juego y este juego se convirtió en mi trabajo. No sé si fueron los sueños los que alimentaron mi creatividad o la creatividad mis sueños, el caso es que aquel juego de niña se convirtió en mi destino”.

Su madre murió cuando Antonia tenía 18 años y la marcó profundamente: “Al principio no sabía qué hacer porque ella era mi vida, mi inspiración, pero me dejó el legado de la fortaleza, la educación, la confianza en mí misma y el orgullo de ser veneciana. Me enseñó a descubrir el mundo de los tejidos, los colores, las prendas y las transformaciones. Soy feliz construyendo”.

El baile del Doge tuvo unos comienzos insólitos. El destino hizo que Terry Jones, miembro de los Monty Python, se encontrase en Venecia rodando un documental sobre las Cruzadas para la BBC. Le hablaron de Sautter: “Hice el vestuario, busqué los escenarios, monté la escenografía y lo coordiné en muy poco tiempo”. Y además montó un baile y llamó a todos sus amigos para que hicieran de extras, a los que vistió con ropajes de la época. Al año siguiente fueron las amistades quienes le pidieron “otro baile”. Y aunque había poco dinero, fue un éxito. Año tras año, Il Ballo del Doge fue creciendo hasta convertirse en la gran fiesta privada más importante y exclusiva de Venecia.

El Carnaval de Venecia es uno de los más famosos del mundo. La ciudad de los canales ha permanecido en un letargo tras las Navidades, donde los turistas podían pasear sin aglomeraciones y sin largas colas en los edificios claves de la ciudad. Hasta los gondoleros se toman en ese tiempo de espera sus días de vacaciones porque hay menos trabajo.

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