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El biógrafo español de Raffaella Carrà: "Pocos supieron de su enfermedad, pero dejó organizado hasta el ataúd"
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'NADA ES ETERNO SALVO LA CARRÀ'

El biógrafo español de Raffaella Carrà: "Pocos supieron de su enfermedad, pero dejó organizado hasta el ataúd"

Se publica la primera biografía de la italiana más española, un libro que repasa su importancia en el mundo del espectáculo como la primera 'show-woman' europea

Foto: Raffaella Carrà, en una imagen de archivo. (Gtres)
Raffaella Carrà, en una imagen de archivo. (Gtres)

La historia de Pedro Ángel Sánchez, crítico musical, locutor de radio y presentador de televisión desde hace más de veinte años, es la de muchos niños y niñas de nuestro país. En los años 90 vio, como tantos, aquella catedral del entretenimiento televisivo que era '¡Hola, Raffaella!' y se quedó prendado de ella, de la Carrà. Se quedó prendado de una de las artistas más queridas, respetadas y de mayor calidad del último medio siglo.

El Pedro niño no podía ni soñar con que algún día (en diciembre de 2020 para ser más precisos) él sería el autor de la última entrevista que se le hizo a la diva italiana en España. Una diva que, paradójicamente, nunca iba de diva, era empática y solidaria a niveles irreales en el frívolo mundo del artisteo. No lo decimos nosotros, lo afirman sin tapujos muchos de los que trabajaron con ella.

En un acto de justicia poética, este mismo lunes se publica 'Nada es eterno salvo la Carrà', la primera biografía sobre la presentadora, la cantante, la bailarina y la mujer; el primer libro que recopila y justifica lo grande que fue una italiana que se enamoró de España, que sufrió la ausencia paterna y la falta de hijos, lo cual supuso el gran conflicto narrativo en la gran historia de su vida; una vida que acabó para siempre (y de forma inesperada, ya que pocos supieron que tenía cáncer de pulmón) en 2021.

Sánchez habla en su obra sobre qué la llevó a ser la presentadora mejor pagada de Europa, por qué la censuró el Vaticano o qué supuso para ella España a todos los niveles. Pero además, y como él mismo nos cuenta en esta larga entrevista para Vanitatis, el libro es también la historia de un sueño cumplido, el de aquel niño que descubrió, como tantos otros, que aquella italiana libre de vertiginosos movimientos de melena, mirada bondadosa y carisma por un tubo era una metonimia de la libertad y de la felicidad. Porque, ¿quién no ha sido más feliz viendo o escuchando a Raffaella?

placeholder Portada de 'Nada es eterno salvo la Carrà'.
Portada de 'Nada es eterno salvo la Carrà'.

Cuéntame, ¿dónde, en qué momento nace este libro?

Pues sobre todo de la entrevista que Raffaella me concedió en diciembre de 2020. Porque se convirtió en la última entrevista que ofreció a un medio español.

¿Te costó mucho llegar a aquella entrevista?

Es verdad que yo la había perseguido mucho, porque ella era una mujer que seleccionaba bastante las entrevistas que ofrecía, daba igual que fuera un medio nacional o un presentador amigo suyo. Escogía muchísimo lo que hacía y, curiosamente, terminó dando esa entrevista a un medio autonómico, el mío. Y realmente creo que vino también porque estuve muchísimo tiempo insistiendo. Pero esa entrevista se convirtió en la última que ofreció en España, porque luego sí que concedió una en Londres y alguna más en Italia, pero la última entrevista, en concreto en España, fue a Radio Castilla-La Mancha y de ahí nació el libro, un poco como homenaje, como agradecimiento y también porque fue una mujer que desde bien pequeño me obsesionaba.

¿Qué descubriste cuando te empezó a gustar? ¿Qué vio aquel niño en la Carrà?

Primero la descubrí como figura televisiva y luego supe que además era cantante. Tiempo después comprendí que, además, era una estrella de la música y sobre todo para que la gente sea consciente de que es algo más que la mujer del 'Explota', de 'Hay que venir al sur', de 'Fiesta' y de 'Rumore', que también lo es y es algo que la representa muy bien. Era una mujer que consiguió cosas impresionantes a lo largo de su carrera a base de trabajo, de perseverancia, de talento y de la alegría, de la frescura y reivindicando la libertad.

placeholder Raffaella, bailarina, cantante y mujer todoterreno. (Gtres)
Raffaella, bailarina, cantante y mujer todoterreno. (Gtres)

Cuando se habla de una cantante, siempre puedes caer en la tentación de o de hacerlo muy musical o muy novelístico, ¿no?

Lo que quise fue enlazar el libro con España. Curiosamente, la historia de Raffaella en España nace con la llegada de la Transición. Su primera aparición fue en 1975. En marzo. Todavía faltaban unos meses para que falleciera Franco. Su carrera empieza a explosionar en el 76, justo con la llegada de la Transición. Entonces sí que quería hacer un paralelismo entre su carrera musical y televisiva con la historia de nuestro país.

Luego, en los 80, sigue cosechando éxitos y se convierte en un fenómeno musical impresionante en Latinoamérica. En Argentina hay imágenes de conciertos y actuaciones de ponerte los pelos de punta. De hecho, de ahí le vienen también muchos de sus miedos a las aglomeraciones, porque tuvo capítulos de auténtico pánico con gente que la quería abrazar, que la esperaba en los hoteles... Eso fue en los 80 y luego ya en los 90 llega con 'Hola, Raffaella' y luego los 2000 y la telerrealidad. Llegan las redes sociales y ella continúa ahí, porque aunque se llegó a decir que se había retirado, nunca se retiró. De hecho, el último programa que hizo fue justo antes de la pandemia, la versión italiana del de Bertín Osborne aquí en España, 'Tu casa o la mía'.

¿Cuál fue entonces su verdadera retirada?

Realmente fue por la pandemia. Justo entonces, en el mes de mayo de 2020, dos meses después de estar confinados, fue cuando se le diagnosticó la enfermedad. Pero si no, hubiera seguido trabajando, porque había una nueva temporada firmada para seguir haciendo ese programa, en el que además estuvo con Paolo Sorrentino, con Sophia Loren... La conclusión es que fue una mujer que estuvo siempre presente. Por no hablar de su música, que sigue sonando y que sigue en todas partes.

En el documental sobre ella, que se ha ofrecido en Disney Plus hace poco, se dice que sufrió mucho la ausencia de su padre

Sí, a ver, yo hablo de ello, pero no estoy de acuerdo. No creo que le marcara tanto la ausencia de su padre. Y, además, en el documental se pinta a su madre un poco como un monstruo. Es verdad que a ella le costó aceptarla como artista, pero yo creo que era una cuestión de la época, como ha pasado con todos los padres hasta hace poco, que querían que nos centráramos en un trabajo que no estuviese relacionado con el mundo del arte, que es más inestable.

Yo no conozco personalmente a Raffaella, pero sinceramente creo que no le influyó, que creo que ella tenía muy superado ese capítulo, porque siempre habló de la separación de sus padres, que tuvo lugar cuando ella era muy pequeña. Se crio con su madre y con su abuela Andreina, que la apoyó desde el principio en lo de ser artista. Creo que en el documental se fue buscando un morbo que no existe en la vida de Raffaella. Quisieron buscar un conflicto y no se dieron cuenta que el verdadero conflicto era otro. El conflicto es el de una mujer que, en un mundo de hombres, siendo una tía sexy, superatractiva y superatrevida, y vistiendo como vestía, consiguió hacerse un hueco y hacerse respetar y logró ser la primera show-woman en Europa, la presentadora mejor pagada en la década de los 80.


La imagen de ella es muy blanca, como si nunca hubiese tenido demonios internos. No sé si esa imagen de 'Santa Raffaella' se corresponde con la realidad

Fíjate que en eso quise indagar, porque claro, hay muchas artistas, incluso se pueden poner nombres y apellidos, que han tenido una imagen muy simpática, como puede ser la de Raffaella, y luego no lo han sido tanto en el trato personal. Con las más de 20 personas que he hablado, y muchas de ellos han trabajado mano a mano con ella: Juan Luis Iborra, Alberto Maeso, Loles León, Pilar Tabares, Elena de las Virtudes... Ninguna me ha dicho absolutamente nada malo de ella. Nadie.

Sí que es verdad que tenía su carácter y que a veces se enfadaba. Loles me dijo que la había visto enfadada en el programa porque era muy exigente, muy perfeccionista. No le gustaban nada los chismorreos en el trabajo y si había alguien tóxico, se lo quitaba enseguida de en medio. Lo único que ella quería es que la gente estuviera 100% trabajando y es verdad que perdonaba una vez, perdonaba dos, pero a la tercera se ponía seria. Pero era buena persona. Lo que decía era: "Si yo trabajo mucho, quiero que la gente que trabaja conmigo también trabaje, pero que esté a gusto".

Narras también anécdotas de su solidaridad...

Iborra me contó una anécdota personal en relación con el sueldo, un problema que ella le solucionó. Pilar Tabares también me narró otra relacionada con su categoría profesional, que llevaba años que estaba mal. También se arregló gracias a ella. Durante un tiempo hizo un programa que se llamaba 'A las ocho con Raffaella'. En ese programa no solo iban cantantes, sino gente que igual inventaba una cosa o iba a contar su historia personal. Había una sección que está dedicada a gente que tenía necesidad, personas que a lo mejor le iban a quitar la casa por algún problema económico.

Prácticamente todo el mundo que fue a ese programa con problemas económicos se fue con un sobre con dinero. Ese sobre no era de las arcas de Televisión Española, ese sobre lo sacaba ella, se lo daba la redactores y y les decía que al irse esas personas se lo dieran. "Pero le decís que es de parte del programa", les pedía. Pero ese dinero era suyo.

Tiene una parte solidaria muy acentuada: donó muchísimas cosas que también se desarrollan en el libro. Tenía un montón de niños apadrinados, por ejemplo. Yo he intentado que el libro no diese una imagen de Santa Raffaella, pero cuando todo el mundo que ha hablado de ella, si tenía algo malo, no lo ha contado. Por algo será.

placeholder Raffaella, en blanco y negro. (Gtres)
Raffaella, en blanco y negro. (Gtres)

Ser exigente en el trabajo tampoco es malo...

Ella no llegaba y presentaba. Ella llegaba, daba la idea que se le había ocurrido y se ponían a trabajar los guionistas. Era una curranta más. Luego ya se vestía y se convertía en estrella.

¿Por qué crees que mantuvo la enfermedad en secreto?

Pues a mí me chocó tanto como a ti. Porque encima unos meses antes estaba en el programa y no te puedes imaginar la energía que tenía. Incluso los oyentes decían que seguía estando tan alegre como siempre. Además, ella se había encargado de hacer determinadas apariciones justificando su ausencia pública en medios. A nivel de imagen, por el tema de la pandemia, no chocó a nadie que estuviese más ausente.

De todas formas, y aunque pareciese tan dicharachera, era una persona hermética, ¿no?

No se sabía absolutamente nada de su vida y su círculo era muy cerrado. Su número de teléfono personal lo tenían las personas contadas aquí en España, por ejemplo. A mí me ha costado mucho conseguir testimonios, porque las personas que tenía en España cercanas son muy, muy pocas. En Italia pasaba exactamente lo mismo. Si era así con su vida personal, imagínate con la enfermedad. Sí que es verdad que la hija de sus parejas más importante, Bárbara Boncompagni, siempre dijo que para ella era como una madre y que le hubiera gustado saberlo para que no la privasen de su cariño.

Pero, ¿cuántas personas supieron de su enfermedad?

Lo supieron dos personas: Sergio Japino y su última pareja, y no quiso contar nada a nadie. Ella quería ser siempre muy hermética y cuidar mucho su vida personal. Con respecto a su muerte, lo dejó todo muy organizado. Dejó escrito hasta cómo quería que fuera el funeral. Quería, por ejemplo, que el ataúd fuera sencillo, sin barnizar. Especificó la ruta que se hizo con el ataúd y dónde iba a ser enterrada, que era donde ella tenía su casa.

placeholder La artista, en la década de los 70. (Gtres)
La artista, en la década de los 70. (Gtres)

¿Crees que pese a esa alegría perenne también sufría, como sufrimos todos? ¿Hay una cara B dramática de Raffaella?

Siempre defendía la ligereza de la de la vida. Tendía a relativizarlo todo y creo que fue una mujer muy feliz. Evidentemente, pasó por capítulos complicados. De hecho, uno de los más difíciles para ella fue cuando estuvo retrasando la maternidad porque tenía miedo a retirarse de los escenarios y perder su carrera. Y cuando ya tuvo una pareja estable, a principios de los 80, con el que luego se convirtió en el director de sus programas, decidieron ir a por el niño. Ella quería quedarse a cuidarlo, por lo menos los primeros años, para luego volver al mundo del espectáculo. Y cuando lo intentó fue demasiado tarde.

¿Le pasó mucha factura aquello?

Eso siempre fue para ella como su espada de Damocles. Siempre se quedó con esa espinita. Al final dijo que la vida le había compensado, que tenía el cariño de muchos niños a través de sus canciones. "Aunque nunca he cantado a los niños, me adoran", decía. Supongo que ese fue uno de los momentos más duros de su vida y, por supuesto, la muerte de su madre. Pero pienso que era una mujer realmente como sus canciones, que ese mensaje de alegría y de libertad era real. Buoncompagni y Danilo Barahona, que fueron sus compositores principales, la retrataron también a través de sus letras. Era una mujer muy divertida, tiraba mucho de humor negro, era muy irónica. Todo eso que caracteriza a sus canciones es también su personalidad.

¿Crees que a veces se ha mirado su música por encima del hombro, desde una superioridad intelectual?

He leído en alguna crítica de la época que hacía música de discoteca mala. Cuando yo era pequeño, cuando decías que te gustaba Rafaella, parecía como que era hortera. O lo que tú dices, que era festiva. Yo creo que afortunadamente se ha reivindicado su música porque tan buena es la música de los Rolling Stones como puede ser la música de ella. Es una música diferente; cada música tiene su momento y afortunadamente hemos venido unas generaciones posteriores que le hemos sabido dar su sitio.

¿Se puede calificar su música únicamente de festiva?

Muchas de las letras de Raffaella lo eran, pero también tenía grandes baladas y luego tenía discos, sobre todo de la década de los 70, con una producción muy adelantada a su tiempo. Solo tienes que escuchar 'Rumore', de la que se cumplen 50 años y que sigue sonando como un cañón.

Ella demostró también una falta de complejos tremenda con respecto a su música o a hacer televisión.

Era una mujer muy libre, que siempre hizo lo que quiso y que tenía muy claro lo que quería y lo que no quería hacer, porque empezó en el cine. Llegó a trabajar incluso con Frank Sinatra y en ese momento de su carrera se dio cuenta de que eso no le gustaba y con veintipocos años decide dejarlo. Se va a Italia a replantearse su carrera. Vuelve al teatro, pero no le llega a cuajar. Es entonces cuando le surge la oportunidad de la televisión y a raíz de la televisión, con la que empieza a hacer números musicales, surge la música. O sea, una cosa le va llevando a la otra. Luego se reencontró con el cine en los 80, con el fenómeno que se convirtió en Argentina, con una película que se llamaba 'Bárbara'.

placeholder En una de sus famosas llamadas al público televisivo. (Gtres)
En una de sus famosas llamadas al público televisivo. (Gtres)

¿Fue consciente de quién era o de lo que quería ofrecer al público? Quizá es parte de su éxito.

Ella decía: "Yo no soy Barbra Streisand. Pero soy una mujer que hago espectáculo". No tenía complejo a la hora de ponerse a cantar lo que sea, desde 'New York, New York' o con cantantes muy superiores vocalmente a ella, que eran estrellas internacionales. Hubo un programa, a mitad de los 80, en el que aparece con Stevie Wonder o con Lola Flores. No tenía complejos cuando eran superiores a ella vocalmente. Ella lo compensaba con el carisma.

Esta es una pregunta retórica pero, ¿por qué piensas que era tan querida en España?

Porque ella también nos quería mucho. Siempre presumió de España en Italia, allí la llamaban 'la española', pero es que en todos los programas que hizo llevaba a algún artista español. A David Bisbal, a Monserrat Caballé, a Mecano, a Mónica Naranjo. En todos los proyectos había un guiño de España. Hasta el programa aquel en el que se basó nuestro 'Sorpresa, sorpresa' había un guiño a España: se llamaba 'Carramba, che sorpresa' y la palabra caramba no existe en italiano. A mí en la última entrevista me dijo que solo le había faltado bailar flamenco. La rumba, por ejemplo, la volvía loca. Por eso 'Fiesta', su canción, era un homenaje a España. Era superfutbolera y claro, ahí sí estaba entre la Juventus y el Madrid. Es en lo único que tenía el corazón un poco partido, pero en el resto ganamos siempre nosotros.

¿Te costó mucho conseguir testimonios?

He hablado, sobre todo, con sus amigos íntimos en España, que son Alberto Maeso, Loles León, que era su mejor amiga aquí, Ramón García... Y luego gente que ha coincidido con ella como Miriam Díaz-Aroca, Isabel Gemio, José Luis Gil, que fue su descubridor aquí y me cuenta cosas muy muy chulas en el libro, sobre todo de sus comienzos.

Yo quería traerme el personaje a España, quería hablar de Lola Flores y de su pasión por Madrid y demás, de la casa que se compró aquí en la capital. Cuando hacía '¡Hola, Raffaella!' por allí pasaron cientos de invitados. Nosotros los conocíamos a todos, pero ella solo conocía a Lola Flores, a Rafael y ya está. Se tenía que documentar para cada entrevista de forma previa para saber quiénes eran. Ya en la segunda temporada estaba puesta al día, pero al principio solo conocía a Joaquín Prat, a Jesús Hermida, a Raphael y Lola Flores. Poco más. Y no se nota nada.

placeholder Pedro Ángel Sánchez. (Cortesía)
Pedro Ángel Sánchez. (Cortesía)

¿Cómo les explicaríamos a unos extraterrestres quién era Raffaella Carrá, por ejemplo?

Cuando llegó aquí parecía una marciana. Con esos trajes, con lentejuelas, con esa manera de mover el pelo, la cabeza, con ese rubio platino y esas canciones... Con esa forma de transmitir que tenía a través del movimiento. Cuando llegó a España todos y todas se enamoraron de ella. Recuerdo un artículo que decía que todos y todas querían casarse con Raffaella Carrà. Eso solo lo consigue alguien que tiene algo muy especial, que consigue atraparte desde el primer momento. Lo consigue Raffaella y muy poca gente. Lo lograba incluso con un solo plano con un teléfono. Estaba 30 minutos con uno en el '¡Hola, Raffaella!' y lo único que tenía detrás era un decorado mínimo. Y todas las semanas congregaba así a millones de personas. Por eso ella es eterna, por eso nada es eterno salvo la Carrà.

¿Crees que pervivirá para las nuevas generaciones?

A mí me llamó mucho la atención hace muy poquito que había un chaval de 20 años que dijo que era fan. Yo sí espero que se siga reivindicando su figura. A mí es una mujer que me ha influenciado tanto a todos los niveles, a nivel personal y a nivel profesional. Creo que es necesario reivindicarla, por eso escribí este libro y por eso también Nacho Álvarez escribió 'Explota, explota' y hay una película con sus canciones. Hace poco se hizo un musical y seguramente pasado mañana habrá otra cosa, porque siempre va a estar generando algo que le permitirá perpetuarse en el tiempo. Ojalá la gente joven siga conectando con ella, con su forma de ser y con sus canciones.

La historia de Pedro Ángel Sánchez, crítico musical, locutor de radio y presentador de televisión desde hace más de veinte años, es la de muchos niños y niñas de nuestro país. En los años 90 vio, como tantos, aquella catedral del entretenimiento televisivo que era '¡Hola, Raffaella!' y se quedó prendado de ella, de la Carrà. Se quedó prendado de una de las artistas más queridas, respetadas y de mayor calidad del último medio siglo.

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