Un recorrido por las casas americanas de Silvia Tortosa: de Miami a Baltimore
La actriz, fallecida hace pocas semanas, se casó dos veces con hombres de Estados Unidos. Durante décadas, residió en diferentes estados, aunque su casa querida estaba en Miami
Estaban de cena en casa de unos amigos cuando supieron que había alerta de huracán. Hace años, estos avisos no llegaban tan pronto ni eran tan precisos como antes. Así que Silvia Tortosa y David Harper, su entonces marido, decidieron no volver a su casa de North Miami y pasar la noche con sus anfitriones. A la mañana siguiente, al volver al hogar, se encontraron una vivienda maltrecha. Ella, valiente siempre, se fue al garaje a ver si podía darle a los plomos, fundidos. Entre la puerta y el interruptor había un bulto y Silvia le gritó a David: “Mira lo mal que está todo que un árbol ha caído en el garaje”. Cuando pudo encender la luz, vio lo que era aquel objeto, y volvió a gritar, entre risas: “David, que no era un árbol, que era un cocodrilo”.
Lo cuenta gracioso Chema Marín, uno de los mejores amigos de la recientemente fallecida actriz. Bailarín y coreógrafo, Marín recuerda el intenso vínculo de la artista, fallecida a finales de marzo a los 77 años, con EEUU. Tortosa se casó dos veces con ciudadanos estadounidenses, primero con el ingeniero Charles Davis y después con el restaurador David Harper. Con este último mantuvo una relación de 16 años, tiempo en el que residieron en varios lugares.
En Vanitatis hemos realizado un recorrido exclusivo por las viviendas de Tortosa tras revisar el registro de EEUU, público en todo el país. La artista tuvo residencia en Maryland y Florida, dos estados distintos y muy alejados el uno del otro tanto en términos culturales como climatológicos y geofráficos.
Su casa favorita
La última residencia, la citada casa de North Miami, una bonita vivienda con salida a un embarcadero que la actriz vendió en 2021 por poco menos de 400.000 dólares. La vivienda está situada en el barrio de Eastern Shores, conocido por su vegetación tropical y su cercanía al mar, una especie de isla en plena ciudad aislada y a la vez rodeada de centros comerciales, restaurantes y tiendas.
Se ha dicho muchas veces, la propia Tortosa lo declaró, su alma ahorrativa, de “hormiguita" -en sus palabras-, la ayudaron a crear un patrimonio inmobiliario potente y de calidad. La casa de Miami la vendió y a su muerte, mantenía numerosas propiedades en España. Como decíamos, no fue esta su única vivienda en EEUU.
El sueño americano
Su primera casa en el país fue en Baltimore con Charles Davis. Se trata de un apartamento en un condominio -algo bastante lujoso allí-, en un edificio de ladrillo visto con portero, situado frente a un parque. En el mismo estado de Maryland tuvo su segunda casa, esta vez ya a las afueras, en los suburbios más acomodados. La casa, típica de las películas americanas de sobremesa, está en un barrio tranquilo, verde y burgués. Es la vida que ella llevaba en EEUU, donde nunca intentó desarrollar una carrera artística porque la tenía en España. Se pasaba en día metida en un avión, contó en su momento, y en América prefería llevar una vida de pareja tranquila.
En Baltimore tuvo su residencia unos años, hasta que decidió trasladarla a Miami, donde vivió con su segundo marido. Aunque nunca estuvo fija en un lugar concreto, porque a la actriz le gustaba compaginar el mar con el frío. En su nuevo apartamento de Miami Beach fue la primera vez que experimentó la vida tocando el mar y la experiencia le gustó de tal modo, que decidió invertir en una casa más grande en un barrio mejor situado. Fue en la ‘casa del cocodrilo’.
Otra de las viviendas en las que residió Tortosa estaba en Frederick, un pueblo cercano a Baltimore, al noroeste de Washington DC, un lugar en las antípodas de Florida. De frondosos bosques, rodeado de ríos, con frío en invierno y suaves temperaturas en verano, Frederick fue el hogar de la actriz en una gran casa con ‘frontyard’ y ‘backyard’, garaje y todos los detalles típicos del sueño americano.
El "flechazo"
Su vida estadounidense surgió casi por casualidad fruto de “un flechazo”. Fue “en un vuelo Madrid-Barcelona”, contó ella en una entrevista en ‘Diez Minutos’, cuando conoció “a un señor que se llamaba Charles Davis y desde el primer momento supimos que ya no nos íbamos a separar y no nos separamos. Nos casamos al cabo de dos años y desgraciadamente, a los cuatro meses de la boda, el falleció en Maryland”. En 1985 se celebraba la boda presbiteriana con este ingeniero aeronáutico con fatal final, y al poco tiempo, en 1987, volvía a pasar por el altar.
“Al cabo de un tiempo me volví a casar, con un americano británico de nacimiento con el que he estado muchos años casada y con el que sigo manteniendo una magnifica relación. Con él y con la familia del marido que falleció, de Charles, Chuck. La familia de Chuck es como mi familia”.
Harper y Tortosa se separaron en 2003, y a los cinco años contraía matrimonio con el polémico Carlos Cánovas, quien mantuvo una relación paralela a la de la actriz, lo que ha copados titulares desde su fallecimiento.
Si volvemos a su vida americana, su amigo Chema Marín comenta que para mantener la residencia, algo importante para ella, viajaba a Estados Unidos con mucha frecuencia. Y casi cada vez que visitaba el país, cambiaba su testamento, añadía o quitaba algo, por miedo a que un vuelo trasatlántico pudiera terminar en un accidente con desenlace fatal. No fue así, y hasta que no se hagan públicas sus últimas voluntades, nadie sabrá quién y qué aparece en el documento. Lo que sí está claro es que la actriz, cantante, productora y presentadora, vendió su patrimonio estadounidense hace ya un tiempo.
Estaban de cena en casa de unos amigos cuando supieron que había alerta de huracán. Hace años, estos avisos no llegaban tan pronto ni eran tan precisos como antes. Así que Silvia Tortosa y David Harper, su entonces marido, decidieron no volver a su casa de North Miami y pasar la noche con sus anfitriones. A la mañana siguiente, al volver al hogar, se encontraron una vivienda maltrecha. Ella, valiente siempre, se fue al garaje a ver si podía darle a los plomos, fundidos. Entre la puerta y el interruptor había un bulto y Silvia le gritó a David: “Mira lo mal que está todo que un árbol ha caído en el garaje”. Cuando pudo encender la luz, vio lo que era aquel objeto, y volvió a gritar, entre risas: “David, que no era un árbol, que era un cocodrilo”.
- Ana Congost, la mejor amiga y heredera de Silvia Tortosa, desvela cómo fueron sus últimas horas Alexandra Benito
- El exmarido de Silvia Tortosa, Carlos Cánovas, desvela cómo era su verdadera relación con la actriz Alexandra Benito
- Los hombres de la vida de Silvia Tortosa: tres maridos, una muerte y su pareja 23 años menor R.Pérez