Los hijos de Isak Andic podrán disfrutar pronto de su bien más preciado, el Nirvana

Isak Andic estaba enfrascado en una vuelta al mundo soñada, a bordo de su Nirvana Formentera, cuando el pasado otoño el velero se estropeó. Estaba en los Mares del Sur, en lugares idílicos como Bora Bora y Tahití, tuvo que dar media vuelta y dejar la embarcación en un astillero.

Fue entonces cuando volvió y tuvo la mala suerte de sufrir un accidente mortal en plena montaña de Montserrat. Su muerte ha sido un trauma familiar del que los hijos tratan de recomponerse poco a poco, y tener el Nirvana en casa será de gran ayuda.

Ahora, después de meses en reparación en la lejana Nueva Zelanda, el barco ya está arreglado y reposa en el Puerto de Waitemata, en Auckland, a punto de partir hacia España. En la capital de Nueva Zelanda se encuentran algunos de los mejores astilleros del mundo, además de ser un punto clave en la logística mundial. Allí, el Nirvana Formentera ha estado varios meses para que lo arreglaran y lo dejaran en perfectas condiciones. Porque la travesía es potente: tiene que cruzar incluso el Canal de Panamá.

Baleares y Grecia

Una vez en mares españoles, la embarcación se preparará para pasar el verano en el Mediterráneo, en especial en las islas Baleares, donde la familia Andic ha disfrutado de los mejores veranos de sus vidas. También podría haber alguna escapada a las islas griegas, otro de los puntos favoritos de la familia del fundador de Mango.

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Ahora, con el fallecimiento del padre de forma repentina, deberán ser los hijos quienes le rindan homenaje disfrutando de su bien más preciado, ese Nirvana con el que había dado la vuelta varias veces, algo que pretendía disfrutar de nuevo. Se rompió su sueño y con ello, terminó su vida.

Los hijos, muy tocados

La muerte, por dramática e inesperada, ha sido un golpe muy duro para los tres hijos de Andic, que adoraban a su padre, y mantenían con él una relación muy estrecha, tal como señalan desde el entorno familiar del empresario. Los hijos se encuentran ahora en el largo proceso de poner en orden una herencia inmensa. Y el velero, el más grande de pabellón español, es una de las piezas de ese legado.

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Quienes le conocían un poco sabían que el Nirvana era su niño mimado, que había pensado muchas veces en encargar un nuevo velero, más grande, más lujoso si cabe, más rápido, pero siempre terminaba quedándose con el de siempre. Pero nunca se decidió, Andic había estado a punto de comprar un hermano mayor del Nirvana, un Nirvana II, mucho más grande. Para ello incluso había consultado y tenido contactos con tres astilleros: en Países Bajos, en Reino Unido y también en Barcelona.

100 metros de eslora

Pero el proyecto no se llegó a materializar y se convirtió en otro plan truncado por una muerte prematura. La idea del nuevo velero tenía hasta tamaño: una embarcación de 100 metros, lo que lo podría haber convertido en el velero más grande del mundo.

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Que el Nirvana Formentera sea el barco privado más grande de los matriculados en España, supone que es aquí donde su dueño pagaba sus correspondientes impuestos. Ese detalle, que puede parecer pequeño, era muy importante para Andic, quien celebraba que se diera este dato sobre él. Porque no es lo habitual cuando se trata de grandes embarcaciones: muchas suelen tener banderas de países con una fiscalidad más laxa (se suele decir que son países con pabellones de conveniencia).

Por eso, con sus 53 metros de eslora y 11 de manga, el Nirvana Formentera se ha mantenido el podio. Desde que lo comprara en 2008 por 30 millones de euros, el velero fue un escenario cómodo para la jet. Siempre ha contado con invitados de honor como Jaime de Marichalar, además de los amigos de sus tres hijos, asiduos al velero, donde de más jóvenes montaban grandes fiestas, en especial cuando el barco estaba amarrado.