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La herencia de Carlos Cano, en los tribunales diez años después de morir
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La herencia de Carlos Cano, en los tribunales diez años después de morir

El autor de ‘María La Portuguesa’, Carlos Cano, vuelve a estar en boca de todos diez años después de dejarnos. Su viuda, Alicia Sánchez, y sus

Foto: La herencia de Carlos Cano, en los tribunales diez años después de morir
La herencia de Carlos Cano, en los tribunales diez años después de morir

El autor de ‘María La Portuguesa’, Carlos Cano, vuelve a estar en boca de todos diez años después de dejarnos. Su viuda, Alicia Sánchez, y sus hijas, Paloma y Amaranta, han decidido ‘recordarle’ denunciando al consejero delegado de Dalur, la discográfica del fallecido artista, al que acusan de no acreditar el destino de 1,2 millones de euros ingresados en el transcurso de su gestión, así como el dinero y otros bienes de la sociedad. Se trataría pues de un supuesto delito de apropiación. A pesar de que José María Rosales de Angulo y Carlos Cano eran íntimos amigos, la viuda cree que gestionó de forma desleal el legado del artista, fallecido el 19 de diciembre del año 2000, víctima de un infarto, a los 54 años. La operación que le practicó el cardiólogo Valentín Fuster (aneurismo disecante de aorta), en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, era sólo un remedio. Si no se cuidaba, tenía cinco años de vida, porque sus arterias eran como las de un anciano de 80.

*José María Rosales de Angulo no quiso dar su versión de los hechos a la revista.

El autor de ‘María La Portuguesa’, Carlos Cano, vuelve a estar en boca de todos diez años después de dejarnos. Su viuda, Alicia Sánchez, y sus hijas, Paloma y Amaranta, han decidido ‘recordarle’ denunciando al consejero delegado de Dalur, la discográfica del fallecido artista, al que acusan de no acreditar el destino de 1,2 millones de euros ingresados en el transcurso de su gestión, así como el dinero y otros bienes de la sociedad. Se trataría pues de un supuesto delito de apropiación. A pesar de que José María Rosales de Angulo y Carlos Cano eran íntimos amigos, la viuda cree que gestionó de forma desleal el legado del artista, fallecido el 19 de diciembre del año 2000, víctima de un infarto, a los 54 años. La operación que le practicó el cardiólogo Valentín Fuster (aneurismo disecante de aorta), en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, era sólo un remedio. Si no se cuidaba, tenía cinco años de vida, porque sus arterias eran como las de un anciano de 80.