Tita Montoro Andorra, la historia de una calculada amenaza
Los modos de Hacienda para incoar otra inspección provocaron su ira. Una carta a Rajoy y una visita a Montoro no dieron el resultado esperado por Cervera
El rodaje de Vicky Cristina Barcelona nos enseñó dos cosas: que Woody Allen sabe lo justo de geografía (guitarra flamenca en Oviedo, carteles indicadores en dirección contraria) y que es muy fácil despistar a la prensa. Dejaron que creyésemos que Javier Bardem incubaba sentimientos por Scarlett Johansson, cuando el verdadero objetivo era Penélope Cruz. Pero hemos aprendido. Parece que Tita Cervera visita Andorra para esquiar y comprarse un chalecito alpino, mientras el trasfondo es mucho más serio: instalarse en el principado y llevarse su colección de pintura. Esta es la amenaza y está sobre la mesa.
Pero comencemos por el principio. El 30 de julio de 2014, Tita Cervera montó en cólera. Un grupo formado por una pareja de la Guardia Civil e inspectores de Hacienda accedía a su yate, el Mata Mua, atracado en el puerto de Ibiza. La baronesa recibía un sobre en mano notificándole que la Agencia Tributaria abría una investigación sobre ella relativa a sus obligaciones fiscales. Por tercera vez. La llegada de los funcionarios al yate fue vista por numerosos turistas. Por demasiados. “¡Intolerable!”. Carmen Cervera dicta una carta que, con fecha 6 de agosto, es enviada a la Moncloa. La baronesa tutea al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para expresarle su malestar por tal ejemplarizante intromisión en su intimidad.
Palabras como “escarnio público injustificado y claramente desproporcionado" figuran en la carta a la que Vanitatis ha tenido acceso. También una alusión a la fabulosa colección Thyssen, de la que disfruta España, que no tendría sentido emplear de no ser como advertencia: “Como bien sabes, por haber participado directamente en los acuerdos, mi difunto marido y yo suscribimos con la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza un contrato de préstamo…”. La baronesa no entiende por qué esta vez no se le ha aplicado la norma 'pacíficamente'. Por qué la Guardia Civil la importunó de manera pública cuando disfrutaba del sol con su familia. “Supone un trato vejatorio que, en ningún modo merezco, no solo por mi contribución gratuita a la cultura de nuestro país, sino también porque nunca he dejado de atender a ningún requerimiento remitido a las casas que tengo en este país”. La misiva termina así: “Creo que merezco una explicación o cuando menos una disculpa. Carmen Thyssen”.
Pasaron los días, las semanas, incluso, sin que la baronesa obtuviera respuesta. Según ha podido confirmar este medio, Tita Thyssen pidió entonces ser recibida por el ministro Cristóbal Montoro, con quien logró entrevistarse en su despacho. El contenido de la conversación no ha trascendido pero, a tenor de los últimos movimientos de la baronesa en Andorra, no fue todo lo fructífera que ella hubiese deseado. En este contexto de enfrentamiento, la baronesa acaba de adquirir dos propiedades en la urbanización Can Diumenge de Escaldes-Engordany, tal como detallaba hace unos días en exclusiva Vanitatis, construidas por Andoni Farré. “No es arquitecto ni diseñador, sino constructor”, nos precisan desde su estudio de la Avda. Carlemany en la misma localidad pirenaica.
La misteriosa reunión
Hemos llamado para contrastar si es cierto, como comenta una fuente cercana a Farré, que en uno de los dos inmuebles, construidos entre 2007 y 2008, vive el propio empresario y que deberá abandonarlo en un plazo de 30 días. Mientras esperamos respuesta, nos ponemos en contacto con la residencia Thyssen, en Sant Feliu de Guíxols. Queremos saber qué hay de aquella notificación de la AEAT entregada en julio pasado y si la baronesa piensa trasladarse a Andorra a efectos fiscales. Nos remiten a su abogado, Emilio Rotondo, que declina respondernos a ambas cuestiones por ser de carácter confidencial. Pero la duda que se nos plantea es muy razonable. De hecho, está ya resuelta.
Vanitatis ha podido saber que Borja Thyssen y Blanca no barajan en sus planes inmediatos trasladarse a Andorra, pero es más que probable que Carmen Cervera escoja cambiar su residencia fiscal de Suiza al país pirenaico y que lo haga por la vía más cómoda, el Trámite D.1.1 que prevé la legislación andorrana, la residencia sin actividad lucrativa. O el D.1.3, la residencia por razones de interés científico, cultural o deportivo. Eso explicaría su reunión del pasado lunes 26 con el presidente del Gobierno andorrano y su ministro de Cultura. Esa reunión es también el as en la manga de Tita para negociar cualquier acuerdo con el Estado español en las dos cuestiones que los enfrentan: las tributarias (multas conocidas y desconocidas mediante) y la cesión de la colección Carmen Thyssen a España mediante un contrato de préstamo, firmado en 1999, y que la baronesa ha ido renovando anualmente. Y estamos en febrero, precisamente, en el mes en que la baronesa debería volver a firmar. La pregunta es clara: ¿Hasta dónde estará dispuesto a ceder Montoro a cambio de amputar nuestro museo del Paseo del Prado?
Tanto el Trámite D.1.1 como el 1.3 prevén que Tita Cervera solo debería pasar en Andorra 90 días al año, acreditar ingresos superiores en un 300% al salario mínimo andorrano (951 €), depositar 50.000 euros en el l’Institut Andorrà de Finances y pagar 30.000 los tres primeros años. Si escogiese la primera vía, debería invertir 400.000 euros en instrumentos financieros o en bienes inmuebles, lo que ya está resuelto con la compra de los chalés de Can Diumenge. Si escogiese la segunda, debería añadir un documento acreditativo de la cantidad ingresada el año anterior gracias a su actividad, simplificadamente, los beneficios que le producen sus museos. El precio del proceso son 211,60 euros, irrisorios para la millonaria fortuna Thyssen. ¿Qué ventajas tributarias presenta Andorra frente a España? Un impuesto de sociedades de solo el 10% frente al 30% español y que el nuevo IRPF, que se implementará a partir de este año, es también del 10% y solo se aplica a quien viva en el principado 183 días.
Las ventajas de Andorra ‘la bella’
¿Por qué investigaría la Oficina Nacional de Investigación contra el Fraude (ONIF) a la baronesa, como ya hizo con su hijo, Borja Thyssen, y con ella misma hasta en dos ocasiones antes? La legislación española establece que una persona tiene residencia fiscal en nuestro país si vive aquí más de la mitad de cada año, es decir, al menos, 183 días. La baronesa asegura que su residencia está fijada en Lugano (Suiza), donde acaba de vender la mansión Villa Favorita por 65 millones de euros, si bien tiene también domicilio en Madrid, Barcelona y Sant Feliu de Guíxols (Girona). Sin embargo, Hacienda no se fía, como sucedió en los casos de Arantxa Sánchez Vicario y de Montserrat Caballé. De la anterior inspección trascendió una multa de alrededor de 2 millones de euros que ni la baronesa ni sus asesores legales han confirmado nunca. Con la ONIF de nuevo sobre ella, por los mismos motivos, la venta de Villa Favorita se explicaría en función de prever líquido para satisfacer posibles sanciones.
Carlos Cruzado, presidente del sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha) nos explica cómo trabaja la ONIF: “España debe demostrar no tanto que resida en Suiza, Mónaco u otro lugar, sino que la persona reside aquí 183 días. La tributación española es sobre la base de la residencia en España. Y en principio debe ser la AEAT quien trate de demostrar que es así, mediante pruebas documentales y testificales, tras requerir toda la información que juzgue necesaria al individuo investigado. Es frecuente acudir a porteros o empleados del servicio doméstico. Y es difícil demostrar dónde se tiene la residencia o la sede principal de negocios en caso de personas que están viajando continuamente, como los deportistas de élite”. En cualquier caso, resulta mucho más cómodo para cualquier español poco amigo de nuestro sistema tributario tener su residencia en Andorra que en Suiza. Un simple viaje en coche, unos tiques de gasolina y compras periódicas en la calle Meritxell de Andorra La Vella jugarían muy a favor del nuevo residente frente a la ONIF.
El rodaje de Vicky Cristina Barcelona nos enseñó dos cosas: que Woody Allen sabe lo justo de geografía (guitarra flamenca en Oviedo, carteles indicadores en dirección contraria) y que es muy fácil despistar a la prensa. Dejaron que creyésemos que Javier Bardem incubaba sentimientos por Scarlett Johansson, cuando el verdadero objetivo era Penélope Cruz. Pero hemos aprendido. Parece que Tita Cervera visita Andorra para esquiar y comprarse un chalecito alpino, mientras el trasfondo es mucho más serio: instalarse en el principado y llevarse su colección de pintura. Esta es la amenaza y está sobre la mesa.
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