La boda de Cati Hernández-Gil, sobrina del expresidente de Alianza Popular y prima de Eugenia Silva
Cati Hernández-Gil y Luis Robledano Soldevilla se casaron el sábado en una romántica boda en la finca familiar del novio, Saudade
Este fin de semana, la numerosa familia Hernández-Gil Mancha se ha dado cita en Madrid para celebrar la boda de Cati, vocalista del grupo Nebraska, prima de Eugenia Silva y sobrina del histórico político Antonio Hernández Mancha, expresidente de Alianza Popular.
Una boda celebrada en la más estricta intimidad que ha reunido a varios cientos de invitados en la finca familiar del novio, Luis Robledano Soldevilla, en Torrelodones, deseosos de celebrar el amor de esta joven pareja.
Catalina (Cati para sus más allegados) es una de los seis hijos del notario Juan Luis Hernández-Gil Mancha (hermano del político) y Macarena Monedero, y el novio, Luis, del director general de la constructora Soldeser, Ramón Robledano Aguirre, y Natina Soldevilla, “chef profesional y madre de 13 hijos”, tal y como ella misma se define en sus redes sociales, donde publica parte de su día a día y sus ya famosas recetas.
“Esta boda tenía una peculiaridad y es que ambas familias somos muy numerosas”, ha asegurado divertida Ena, hermana de la novia, en conversación con Vanitatis. “Por el lado de la novia somos seis hermanos. Nunca pensé que alguien pudiera hacernos sentir en minoría, pero por una sola vez en mi vida pensé que éramos demasiado pocos”.
Una unión entre estas dos familias que comenzó hace años cuando ambos empezaban la carrera (ella, Derecho, y él, doble grado de Derecho y ADE) y que se ha consolidado este sábado “Dios mediante” en la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel rodeados de su familia y amigos. Tras una relación dentro de los cánones tradicionales que imperan en ambas familias, ahora han dado un paso más consolidando el amor y respeto mutuos tanto dentro como fuera de los escenarios (ambos forman parte del grupo Nebraska).
Un vestido en tres actos y una joya familiar
De hecho, su actuación durante el cóctel fue uno de los momentos más divertidos y desenfadados de la boda. No obstante, toda la boda estuvo plagada de detalles emotivos, como el recuerdo al padre de Eugenia Silva, fallecido repentinamente hace unas semanas (y que impidió su asistencia y la de su familia al enlace) o la participación de la hermana pequeña del novio, Nanitina, y cinco sobrinos como parte del cortejo nupcial. Todos ellos, vestidos ideales de Labubé con un estilo muy primaveral y alegre, contagiado en gran parte por el carácter de la novia. Quizá una de las más espectaculares que hemos visto esta temporada.
“Tanto el vestido de la novia como el de la madrina fueron obra de la modista Helena Mareque, que hizo una obra de arte de ambos vestidos. El vestido de mi hermana se dividía en tres partes. Un traje de tubo muy sencillo iba oculto bajo una extraordinaria falda de un delicado tul y encaje en la cintura, y para rematar la trilogía una capa de encaje muy especial cubría el pelo de la novia terminando de sujetarse con una diadema de perlas y de joyas antigua de nuestra madre. Además, llevó un ramo de flores silvestres que, según sus propias palabras, 'quería que pareciera que las acababa de coger del campo”.
Un estilo personal que la diseñadora supo plasmar en un vestido perfecto para ir adaptándose a los diferentes momentos de la jornada: de la capa durante la ceremonia a un vestido mucho más ligero para subirse al escenario y cantar y bailar hasta la madrugada. "Como anécdota contar que en el momento de mayor caos antes de salir a la iglesia, apareció Helena como un hada madrina para vestir a la novia y fue orquestando los tiempos”, rememora Ena.
“Después de vestir a Cati, la modista la confinó en el salón con el fotógrafo y luego nos fue llamando por orden de lista para hacernos fotos con ella. En las fotos en las que aparecíamos todos los hermanos y cuñados, nos iba ordenando por escalas de color combinando nuestros vestidos. Su experiencia y buena energía fueron de mucha ayuda”. Una auténtica salvadora, Mareque, que ejerció de directora de producción en la imponente casa de Maria Luisa Montero de Espinosa y Delgado-Ayala, abuela de la novia, donde se prepararon todos.
La madre del novio también iba vestida por Helena Mareque: “Natina estaba tremendamente acertada con un vestido de terciopelo color buganvilla y un tocado en tono perla”. Clásica y atemporal, caminó del firme brazo de su hijo al altar a las 12:30, con puntualidad británica. Poco después, tras dar varias vueltas con el coche a la iglesia, la novia hizo lo propio acompañada de su padre y de una de sus hermanas, Adriana, la pequeña del clan.
Tras la emotiva ceremonia religiosa, los novios abandonaron la iglesia en un Beatle antiguo descapotable hacia la finca Saudade, propiedad de la familia del novio: “Era de ensueño”. El cóctel se sirvió en los jardines de la casa.
“Acompañó un día soleado encargado por las clarisas a las que mi madre llevó veinte docenas de huevos, sin exagerar, algunos días antes”, recuerda risueña Ena. “La comida fue dentro, en un salón acristalado adornado con un millón de flores”, añade. El catering lo sirvió Mentidero de la Villa.
“Después de la comida abrieron el baile Cati y mi padre y luego los novios”, dando paso a una divertida fiesta en la que la música fue la gran protagonista y que hizo de antesala del viaje de novios al que partieron al día siguiente: “Me los puedo imaginar ahora mismo en alguna playa paradisiaca de Bali levantando su copa y diciendo ‘lo hemos conseguido”.
Este fin de semana, la numerosa familia Hernández-Gil Mancha se ha dado cita en Madrid para celebrar la boda de Cati, vocalista del grupo Nebraska, prima de Eugenia Silva y sobrina del histórico político Antonio Hernández Mancha, expresidente de Alianza Popular.