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Todas las lecciones de estilo que Carolina de Mónaco nos enseñó en sus bodas con sus 3 vestidos de novia
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TRES BODAS, TRES LOOKS

Todas las lecciones de estilo que Carolina de Mónaco nos enseñó en sus bodas con sus 3 vestidos de novia

Tres bodas y tres looks que son parte de la historia de la moda nupcial. Viajamos atrás en el tiempo para recordar y analizar cuáles fueron los vestidos de novia que llevó Carolina de Mónaco

Foto: Carolina de Mónaco en su primera boda con Philippe Junot, en 1978. (Gtres)
Carolina de Mónaco en su primera boda con Philippe Junot, en 1978. (Gtres)

Mucho antes de nacer, los flashes de los fotógrafos ya apuntaban a Carolina de Mónaco. Primogénita de Rainiero y Grace Kelly, vino al mundo un 23 de enero de 1957. Como hija de todo un icono de la belleza y elegancia, como lo fue su madre, era de esperar que la princesa heredase su estilo, pero lo cierto es que, con el paso del tiempo y miles de hitos a sus espaldas, ha superado a la actriz. Carolina ha sabido tomar el legado de su madre y al mismo tiempo, hacer gala de su propio estilo. Musa de Karl Lagerfeld y referente fashion por excelencia entre las royals, a sus 67, el paso de los años no ha hecho mella en el halo glamuroso que la hija mayor del príncipe Rainiero desprende a su paso.

Para sus últimas lecciones de estilo se ha servido de básicos del fondo de armario para probar, una y otra vez, que sigue estando en el top. Hoy viajamos atrás en el tiempo para recordar y analizar cuáles fueron los vestidos de novia que llevó Carolina de Mónaco. Tres bodas y tres looks que son parte de la historia de la moda nupcial y que nos regalaron varias lecciones.

El vestido de novia que inspiró a Carlota Casiraghi

placeholder Carolina de Mónaco en su primera boda con Philippe Junot, en 1978. (Gtres)
Carolina de Mónaco en su primera boda con Philippe Junot, en 1978. (Gtres)

La primera de ellas fue con Philippe Junot el 29 de junio de 1978. Celebrada en los jardines del Palacio de Montecarlo, atrajo la atención de medio mundo aquel día y asistieron un total de 800 invitados, como los actores Ava Gardner y David Niven. En pocas palabras, Rainiero y Grace Kelly montaron una boda fastuosa digna de una princesa monegasca.

Para la ocasión, la joven Carolina de Mónaco confió su look nupcial en la casa Dior. En aquel momento, era Marc Bohan el director creativo de la maison francesa y fue él quien ideo un vestido de novia que hizo historia. Lo especial del traje estaba en su tejido, un material de gasa semitransparente en color blanco bordado con flores y puntillas de encaje que dio como resultado un vestido bohemio, delicado y muy femenino. En cuanto al patrón, el vestido presentaba un escote redondo, manga larga acabada en puños amplios, corte en la cintura y una falda voluminosa de silueta princesa.

Un original tocado floral al hilo con las tendencias nupciales de la década de los 70, un velo de tul con altura media y un miniramo de flores en cascada, completaron el primer look de novia de la hermana de Alberto II.

placeholder Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam en su boda religiosa. (Foto oficial Felix Dol-Maillot)
Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam en su boda religiosa. (Foto oficial Felix Dol-Maillot)

Décadas más tarde, ese vestido de novia serviría de inspiración para su hija, Carlota Casiraghi. De nuevo, un 29 de junio, pero del año 2019, otra princesa de Mónaco, la hija de Carolina, se casó con su prometido, Dimitri Rassam, en una bucólica y chic ceremonia religiosa celebrada en la abadía de Sainte Marie de Pierredon, situada en Saint Rémy de Provence, en la Provenza francesa.

Para armar esta recreación, la musa de Chanel llamó a las puertas del taller de Giambattista Valli. El diseñador italiano fue el artífice de su vestido de novia. Delicado y romántico, como el de su madre, el de Carlota contaba con un falso escote de estilo Bardot adornado con una capa de tul con flores bordadas, un maxivolante en la zona del pecho, unas mangas superligeras y semitransparentes con pequeños bordados, cintura entallada con sutiles drapeados y una falda vaporosa decorada con unos pequeños volantes y los mismos motivos bordados que en las mangas. El parecido entre ambos vestidos es más que evidente.

El vestido 'wrap' satinado con alma retro

placeholder Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi en su boda en 1983. (Gtres)
Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi en su boda en 1983. (Gtres)

Con el divorcio de Philippe Junot en 1980, Stefano Casiraghi, el que es considerado el gran amor en la vida de Carolina de Mónaco, llegó a su vida. Alejado del enlace anterior, la pareja entonó el 'sí, quiero' en la intimidad el 29 de diciembre de 1983 en una boda civil que se celebró en el Salón de los Espejos del Palacio de Mónaco.

Como único nexo de unión entre la primera y la segunda boda, la marca detrás de su vestido de novia. Una vez más, el Dior de Marc Bohan, confeccionaría el traje nupcial de la princesa. Alejado de la estética voluminosa y romántica de aquel diseño para sus nupcias con Philippe Junot, la princesa lució un vestido 'wrap' fabricado en un tejido satinado en color champán que desprendía alma retro.

placeholder Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi en su boda en 1983. (Gtres)
Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi en su boda en 1983. (Gtres)

Con hombreras, seña de identidad de la moda de los años 80, escote en pico, manga larga, cinturón trenzado en el mismo tejido y falda midi cruzada con un adorno frontal que caí por uno de los laterales. El patrón de su segundo vestido de novia, el conocido como 'wrap dress', fue inventado por Diane von Fürstenberg en la década de los 70. Independientemente de otros detalles, este modelo se caracteriza por un cruce lateral en su diseño que, en la práctica, estiliza a todas las figuras.

En cuanto a los accesorios, Carolina de Mónaco sumó una diadema de raso con lazada, una ristra de joyas en oro y unos zapatos de salón en el mismo tono que el vestido.

El no vestido de novia reciclado de su armario

placeholder Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover, el día de su boda. (AP/Fritz Schulenburg)
Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover, el día de su boda. (AP/Fritz Schulenburg)

La boda atípica y secreta entre Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover tuvo lugar (una vez más) en el Salón de los Espejos del Palacio Grimaldi el 23 de enero de 1999, coincidiendo con el cumpleaños de la princesa, aunque el mundo no se enteró hasta el día siguiente.

En su tercer y última boda, la hija del príncipe Rainiero aparcó la opción vestida para apostar por un viejo dos piezas con chaqueta y falda. Resulta que el traje estaba guardado en su fondo de armario desde 1997, año en el que en realidad lo estrenó y llevó por primera vez en un acto público. Justo lo contrario que su enlace, que fue secreto, sin apenas invitados y con un atuendo reciclado. Prescindiendo del vestido como prenda principal para vestirse aquel día, Carolina de Mónaco se enfundó en un conjunto de chaqueta y falda de Chanel.

El traje se presentó en el desfile de alta costura de la casa francesa en 1997 y saltó directo al vestidor de Carolina. Como amiga y musa de Karl Lagerfeld, el director creativo de Chanel en esa época, la princesa monegasca no dudó en sumar el conjunto a su colección. Lo que seguramente no imaginó es que terminaría siendo el traje que llevaría en su tercera y última boda.

Mucho antes de nacer, los flashes de los fotógrafos ya apuntaban a Carolina de Mónaco. Primogénita de Rainiero y Grace Kelly, vino al mundo un 23 de enero de 1957. Como hija de todo un icono de la belleza y elegancia, como lo fue su madre, era de esperar que la princesa heredase su estilo, pero lo cierto es que, con el paso del tiempo y miles de hitos a sus espaldas, ha superado a la actriz. Carolina ha sabido tomar el legado de su madre y al mismo tiempo, hacer gala de su propio estilo. Musa de Karl Lagerfeld y referente fashion por excelencia entre las royals, a sus 67, el paso de los años no ha hecho mella en el halo glamuroso que la hija mayor del príncipe Rainiero desprende a su paso.

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