La historia del no vestido de novia de Carolina de Mónaco para su boda con Ernesto de Hannover hace 25 años

De las tres bodas que, como novia, ha protagonizado Carolina de Mónaco a sus 67 años, la celebrada en secreto con Ernesto de Hannover hace 25 años fue la más atípica. La hija de Rainiero y Grace Kelly se había casado en 1978 con Philippe Junot en un enlace real con toda la pompa y boato, como marcaba la tradición, y más tarde, como mujer separada, con Stéfano Casiraghi en 1983. El empresario y deportista italiano falleció repentinamente en un accidente de barco en 1990, y con Carolina viuda, un desconocido príncipe alemán llamó a su puerta.

La boda atípica y secreta entre Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover tuvo lugar en el Salón de los Espejos del Palacio Grimaldi el 23 de enero de 1999, coincidiendo con el cumpleaños de la princesa, aunque el mundo no se enteró hasta el día siguiente. Aun así, el enlace fue desmenuzado poco a poco por los medios de comunicación. Como datos oficiales, un comunicado por parte del Principado de Mónaco que explicaba que la discreta ceremonia religiosa había sido oficiada por Patrice Davost, presidente del Consejo de Estado, y que los invitados se habían limitado a los tres hijos de Carolina, los dos de Hannover, Rainiero, Alberto, la princesa Antoinette y dos amigos que actuaron como testigos.

Con el tiempo se descubrió que, en parte, el secretismo ocultaba el cuarto embarazo de la princesa Carolina de Mónaco: seis meses después del 'sí, quiero' vino al mundo Alexandra de Hannover, la menor después de Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi.

El matrimonio vivió una primera década feliz y en armonía hasta que, en 2009, decidieron separarse de manera extraoficial. En la actualidad se sabe que no están juntos, pero tampoco divorciados legalmente. Nunca se han llevado a cabo trámites de divorcio ni, aparentemente, intención de solicitarlos. Según revelamos desde Vanitatis, hay una poderosa razón por la que Carolina de Mónaco no se ha divorciado aún de Ernesto de Hannover: mantener el título de princesa de Hannover, de más rango que el de princesa de Mónaco, y que también ostenta su hija pequeña, Alexandra. De hecho, en la página web del Principado, la hermana de Alberto sigue apareciendo con el título de la casa alemana.

Volviendo a las bodas, son sus vestidos de novia los que hoy ocupan nuestra atención. Para la primera, con Philippe Junot, llevó un conjunto de dos piezas con flores bordadas y estética boho firmado por Dior que, décadas después, serviría como fuente de inspiración para su hija Carlota. Para la segunda, con Stéfano Casiraghi, confió de nuevo en la maison francesa, pero apostó por un atuendo más discreto, un vestido de satén en blanco roto con diseño 'wrap' de largo midi. Y por último, el outfit nupcial que, con sus bodas de plata, hoy cumple 25 años, el que lució para contraer matrimonio con el príncipe Hannover.

En realidad, el no vestido de novia de Carolina de Mónaco cumple 27 años, porque el traje estaba guardado en su fondo de armario desde 1997, año en el que en realidad lo estrenó y llevó por primera vez en un acto público. Justo lo contrario que su enlace, que fue secreto, sin apenas invitados y con un atuendo reciclado. Prescindiendo del vestido como prenda principal para vestirse aquel día, la hija de Rainiero y Grace Kelly se enfundó en un conjunto de chaqueta y falda de Chanel.

El traje se presentó en el desfile de alta costura de la casa francesa en 1997 y saltó directo al vestidor de Carolina. Como amiga y musa de Karl Lagerfeld, el director creativo de Chanel en esa época, la princesa monegasca no dudó en sumar el conjunto a su colección. Lo que seguramente no imaginó es que terminaría siendo el traje que llevaría en su tercera y última boda.

Celebrado en París, el show capitaneado por el gran káiser de la moda contó con la presencia en el 'front row' de la infanta Elena y su por entonces marido Jaime de Marichalar. Entre prendas con el ADN de Coco Chanel, este traje llamó la atención de la madre de Carlota Casiraghi. Confeccionado con un tejido rústico de color azul celeste, el tándem estaba compuesto por una chaqueta y una falda.

La parte superior, la blazer, contaba con un cierre frontal doble con botones dorados, cuello clásico, hombreras, manga larga y una ligera silueta péplum que, en 1999, año de la boda, ocultaría el embarazo de la novia ante los ojos de los curiosos. Como pieza compañera, una falda de largo a media pierna con un poco de vuelo en el bajo.

Tenemos que remontarnos al Día Nacional de Mónaco de 1997 para descubrir qué día en realidad lo lució por primera vez. Con el príncipe Rainiero todavía en su cargo, la familia real monegasca se reunió, tal y como manda la tradición, en el Palacio Grimaldi para dar comienzo a las celebraciones. Como era habitual en aquella década, y con sus hijos pequeños, Carolina de Mónaco acaparó toda la atención gracias a su look. Llevó ese traje de chaqueta azul cielo que, dos años después, reutilizaría para el enlace del que hoy han pasado 25 años.

Para el Día Nacional lo accesorizó con una pamela negra, pendientes con pedrería multicolor, zapatos de salón, bolso de mano y guantes de piel, los tres también en negro. El 23 de enero de 1999, en el enlace, mantuvo el calzado como único complemento común. Una historia, la de su atuendo de novia, que con sus bodas de plata queda expuesta.