¿Por qué el hambre te hace enfadar? La explicación que pocos conocen
Enfadarse cuando no has comido no solo es comprensible, sino que tiene una base fisiológica bastante sólida
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Seguro que más de una vez has soltado un “perdona, es que tengo hambre” tras perder los nervios sin razón aparente. Y aunque parezca una excusa, la ciencia tiene algo que decir al respecto.
Según explica Farmacéutico Fernández en un vídeo que se ha vuelto viral, enfadarse cuando no has comido no solo es comprensible, sino que tiene una base fisiológica bastante sólida. “Pues no te puedes enfadar solo porque tengas hambre”.
Cuando el estómago manda más que la cabeza
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“Pues resulta que sí”, comenta con tono irónico, antes de dar paso a la explicación. Cuando pasamos mucho tiempo sin comer, bajan los niveles de glucosa en sangre, y eso tiene efectos directos en el cerebro, en concreto en la zona que regula las emociones.
Es decir, el mal humor no es pura actitud: tiene que ver con un descenso real de energía que afecta al funcionamiento del sistema nervioso. Pero hay más. A esa falta de glucosa se le suma otro factor: el aumento de cortisol, la conocida hormona del estrés.
El cortisol entra en juego y sube la irritabilidad
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Cuando el cuerpo detecta que necesita energía y no la obtiene, entra en modo alerta. Y ese estado genera tensión, nerviosismo e irritabilidad, lo que hace que nos volvamos más reactivos, menos pacientes y mucho más propensos a explotar por cualquier cosa.
“Se produce un descenso de energía que aumenta los niveles de cortisol”, explica Fernández. Y esa combinación, según detalla, “afecta para mal a la zona del cerebro que controla las emociones”, dando lugar a una especie de cóctel emocional difícil de gestionar si no se pone remedio.
¿Mal humor? Puede que solo necesites comer algo
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La buena noticia es que hay solución, y no tiene que ver con técnicas de meditación ni ejercicios de respiración. “La próxima vez que te enfades tanto, a lo mejor solo necesitas dar algún buen bocado”, bromea el farmacéutico, dejando claro que comer a tiempo no solo evita el mal humor, sino que también puede ayudar a mantener la calma en momentos de tensión.
Así que ya sabes, si notas que todo te molesta y no encuentras explicación… puede que el problema esté en el estómago y no en el entorno.
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Seguro que más de una vez has soltado un “perdona, es que tengo hambre” tras perder los nervios sin razón aparente. Y aunque parezca una excusa, la ciencia tiene algo que decir al respecto.