Meghan Markle pasea por Australia el bolso con el que soñarás

La jornada de este miércoles de los duques de Sussex por tierras australianas comenzó con la pareja llegando a los Reales Jardines Botánicos de Melbourne, donde estuvieron cerca de media hora saludando a 5.000 fans que se aglutinaron para ver al dúo de moda. Allí fue donde Meghan Markle apareció con un outfit muy en su línea: vestido azul marino del diseñador australiano Dion Lee, gabardina clásica firmada por Martin Lee y un discreto brazalete de diamantes perteneciente a Shaun Leanne.

Abajo, unos atemporales zapatos Manolo Blahnik, que combinó con la prenda estrella del look: el bolso de Gucci modelo Sylvie valorado en 1.044€ .

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De tonalidad blanca, en el complemento se insertan detalles en rojo además de incorporar una fina cadena dorada. Todo un acierto que evidencia la pasión de la duquesa por los minibolsos, ya que ha amasado una colección extensa en poco tiempo. Eso sí, a causa de los regalos que el público le ofreció, rápidamente tuvo que aparcar este accesorio que tanto le favorecía.

Respecto al maquillaje, la royal se decantó por un tono nude en la piel y ojos ahumados. El pelo, a diferencia del miércoles, quedaba suelto dejando a relucir unas cuidadas ondas. ¡Nos encanta!

Los futuros papás se dirigieron hacia la recepción que les tenía preparada Linda Dessau, gobernadora de la ciudad de Victoria. Una vez allí, charlaron con representantes feministas de la asociación This Girl Can, además de atreverse a dar unos golpes al balón de rugby.

La espontaneidad sigue siendo la máxima de los duques. Fue en este compromiso donde pudimos ver a Markle sin la gabardina y luciendo una evidente tripita de 12 semanas aproximadamente. A su lado, un atento príncipe Harry que no le quitaba ojo.

Meghan pudo lucir sus dotes culinarias

La siguiente parada fueron las cocinas del restaurante Mission Australia, perteneciente al chef Charcoal Lane. Allí, la esposa de Harry se sintió como pez en el agua gracias a las dotes culinarias que habría aprendido en su libro ‘Together’. Dichas prácticas en los fogones les ayudaron a saber un poco más acerca de la cocina nativa, que probaron fascinados. Como muestra, hay que decir que Markle no paró de preguntar acerca de las hierbas y especias empleadas en las recetas locales.

Por último, los royals viajaron en tranvía hasta la playa South Melbourne Beach, lugar donde no titubearon a la hora de mancharse de arena. Su misión en dicho enclave era la de promover una limpieza de los espacios naturales, al mismo tiempo que ayudaban con esta tarea a escolares locales y al presidente de la asociación BeachPatrol. El clima les permitió dar un tranquilo paseo que acabó con una distendida charla con los salvavidas de la zona.

Para este paraje natural, la duquesa olvidó sus tacones y los cambió por un calzado plano y un vestido de la firma Club Mónaco. Una elección acertada para finiquitar un día de lo más movidito.

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