Las hijas de Máxima de Holanda: 1.000 euros en ropa y una 'cortina de humo'
Ayer la Casa Real difundía unos retratos de las tres princesas, que han apagado por completo la polémica desatada por el descuido de los reyes
La familia real holandesa está siendo este verano más protagonista seguramente de lo que les hubiera gustado. O al menos no de la forma que ellos tenían pensada. Todo comenzaba bien el pasado mes de julio. Siguiendo la tradición, la familia real holandesa se reunía en los jardines del palacio Huis ten Bosch, en La Haya, para protagonizar su tradicional posado estival.
Unas imágenes pretendidamente bucólicas en las que, además, Máxima, Guillermo y sus hijas, Amalia, Alexia y Ariane, aparecían perfectamente conjuntadas con unos estilismos en los que claramente no había lugar para la imaginación. Basta ver en la imagen bajo estas líneas cómo iban vestidos también los reyes.
Sin embargo, la estrategia de comunicación de la familia se ha visto completamente modificada por un incidente en Grecia que ha puesto en el punto de mira a los reyes o, si lo prefieren, en el ojo del huracán, lo que les llevó a pedir disculpas y a reaciconar ayer mismo con la publicación de tres retratos oficiales de sus hijas. ¿Estrategia o casualidad? Solo ellos lo saben y no se van a pronunciar. Sí algunos medios internacionales como el alemán 'Bunte', donde se inclinan por esa hipótesis (la cortina de humo) y lo cierto es que ya no se habla de la metedura de pata de los reyes. El foco está puesto en sus hijas.
Las fotos se tomaron el mismo día de ese posado veraniego, Amalia repite vestido de Self-Portrait, que cuesta 360 euros; Ariane optó por un traje de Maje, que se puede comprar por 380, mientras que Alexia es la única que se cambió, y eligió una creación de Sandro de 265 euros. Unos mil euros en ropa para tres princesas que quieren marcar estilo y que posan con gran soltura ante la cámara de Martijn Beekman. Especialmente en las fotos que se hicieron con sus padres, en las que se muestran aparentemente más espontáneas que en los retratos que se difundieron ayer.
Hace dos días, en un gesto insólito, que nos recuerda al del rey Juan Carlos cuando se rompió la cadera en una cacería en Botsuana, los reyes tuvieron que tomar cartas en el asunto después de que fueran 'víctimas' de la pericia de unos paparazzi que les fotografiaron en la costa de Mykonos. Estaban a bordo de su barco, que compraron recientemente por dos millones de euros y cuya adquisición había trascendido el pasado mes de junio cuando el propio rey fue descubierto probándolo en aguas holandesas. Un barco, por cierto, que han bautizado como Alma, siguiendo el mismo procedimiento que Nuria Gónzález y Fernando Fernández Tapias en su día con Nufer, uniendo las dos primeras sílabas, en su caso, de sus nombres, Al, por Alejandro, y Ma, por Máxima. Y también un estilo de disfrutar de sus vacaciones que ha sido cuestionado por muchos.
Pues bien, este fin de semana estaban en la isla de Milos, donde cometieron la imprudencia de hacerse unas fotografías; por dos motivos, ni guardaron la distancia de seguridad ni se acordaron de las mascarillas. Obviamente, la metedura de pata generó tanta controversia que la propia Casa Real tuvo que pedir disculpas públicamente: "Apareció una foto en los medios en la que mantenemos muy poca distancia. En la espontaneidad del momento, no le hicimos caso. Por supuesto que deberíamos haberlo hecho. Porque el cumplimiento de las reglas del coronavirus también es esencial en vacaciones para no contraer el virus".
Una petición de disculpas sin demasiada contrición, que ha venido aparejada de la publicación de las fotografías de las tres princesas, cada una de manera individual, que sirven para poner en primer plano, una vez más, la imagen que quieren transmitir, el futuro de la institución. Tres niñas sobre las que no hay espacio para la crítica.
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Un movimiento muy similar se ha apreciado en España, pero de una manera más continuada, con la princesa Leonor, en quien 'The Times' depositaba recientemente en un artículo la labor de salvar la monarquía de nuestro país, que atraviesa en la actualidad el momento más delicado en décadas por los escándalos del Rey emérito, actualmente en Emiratos Árabes Unidos, en lo que, de momento, no es una salida definitiva de nuestro país, aunque muchos lo han calificado ya de exilio. La heredera del trono español ha tenido una gran presencia durante su estancia en Baleares y desde su llegada a Marivent, sentada en la parte delantera de su coche, tuvo un protagonismo mucho mayor del que estábamos acostumbrados hasta el momento.
La familia real holandesa está siendo este verano más protagonista seguramente de lo que les hubiera gustado. O al menos no de la forma que ellos tenían pensada. Todo comenzaba bien el pasado mes de julio. Siguiendo la tradición, la familia real holandesa se reunía en los jardines del palacio Huis ten Bosch, en La Haya, para protagonizar su tradicional posado estival.