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Título, propiedades y una gran fortuna: quién recibirá la herencia del duque de Edimburgo
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Título, propiedades y una gran fortuna: quién recibirá la herencia del duque de Edimburgo

Todo apunta a que será la monarca quien herede todos los bienes económicos y materiales de su marido, ya que las leyes británicas les permiten ahorrarse el pago de impuestos

Foto: La reina Isabel y el duque de Edimburgo, celebrando su 73º aniversario de bodas. (Palacio de Buckingham)
La reina Isabel y el duque de Edimburgo, celebrando su 73º aniversario de bodas. (Palacio de Buckingham)

Con el último adiós al duque de Edimburgo, llega el momento de poner en orden algunos asuntos obligatorios en estos casos. Uno de ellos, su herencia. Un tema que no nos extrañaría en absoluto que él ya tuviera claro desde hace años. Primero, porque el propio príncipe Felipe fue quien dejó establecidos algunos términos de su funeral, por lo que es más que posible que tuviera las ideas sobre su herencia igual de claras. Segundo, porque en su caso las circunstancias y leyes del Reino Unido ponen muy fácil dejárselo todo a una sola persona. Y esa persona no será otra que la propia reina Isabel, su ya viuda, quien se espera que herede toda la misteriosa fortuna que ha dejado su marido, más que nada porque eso les evita ahorrarse una gran cantidad de impuestos.

Y decimos misteriosa porque nadie sabe a ciencia cierta a cuánto ascendía la fortuna que el duque de Edimburgo consiguió acumular en vida. Algunos autores hablan de 30 millones de libras, otros de una riqueza de entre 10 y 12 millones de libras -el dato que se toma como referencia de forma habitual-. Incluso el exministro Norman Baker aseguró en su libro 'Lo que la familia real no quiere que sepas' que era mucho mayor, apuntando hasta los 44 millones de libras. Lo único que está claro es que se hizo con una buena cuenta de ahorro en sus 73 años junto a Isabel II, y eso que llegó a la familia real británica cobrando un salario semanal en la marina de 11 libras. La asignación anual, parte de los ingresos del ducado de Lancaster que la monarca le permitía quedarse, el estar exento del pago de impuestos y no ser una persona especialmente derrochadora produjeron una abultada fortuna que ahora va a pasar a otras manos, y todo apunta a que serán las de su mujer.

placeholder La reina Isabel y el duque de Edimburgo, en su 60º aniversario de boda. (Cordon Press)
La reina Isabel y el duque de Edimburgo, en su 60º aniversario de boda. (Cordon Press)

El motivo es sencillo: la ley británica les permite ahorrarse el impuesto de sucesiones en dos situaciones, cuando la herencia pasa del consorte del soberano al propio soberano, que sería el caso, o de soberano a soberano, que sería, por ejemplo, de la reina Isabel al príncipe Carlos. Esto les permite no tener que pagar al tesoro público un 40% de la fortuna que, si hacemos caso a las estimaciones que se hacen de ella, son unos cuantos millones de libras. Y eso sin contar ni las propiedades ni las obras de arte que también poseía. Como su riqueza, también son un misterio, ya que la familia real no está obligada a facilitar sus finanzas. Pero haberlas, las hay y, como el dinero, también se espera que pasen a manos de la monarca, que podría ya repartirlas entre sus hijos o disponer de ellas como quisiera.

placeholder La reina Isabel, en una imagen de archivo. (Reuters)
La reina Isabel, en una imagen de archivo. (Reuters)

Ahora bien, hay dos elementos que también forman parte de su herencia, aunque no precisamente económica, y que no heredará la reina Isabel. Uno de ellos es el ducado de Edimburgo, que el rey Jorge VI otorgó a su yerno un día antes de la boda con Isabel, en 1947. En la Patente de Cartas emitida cuando el monarca le dio el título al entonces príncipe Felipe se reflejaba que, cuando muriera, pasaría a su heredero inmediato, el príncipe Carlos. Pero en 1999 se decidió que el ducado de Edimburgo sería para el príncipe Eduardo, el menor de los cuatro hijos de la monarca, actual conde de Wessex. La intención de esta decisión era conservar el título ya que, con Carlos en el trono, se fusionaría con la Corona y dejaría otra vez de existir. Aunque Eduardo no lo recibirá de momento, sino, tal y como se estipuló, cuando muera la reina Isabel. O lo que es lo mismo, cuando su hermano Carlos se convierta en rey.

placeholder El príncipe Eduardo, junto a su mujer y su hija tras asistir a una misa por el duque. (Reuters)
El príncipe Eduardo, junto a su mujer y su hija tras asistir a una misa por el duque. (Reuters)

El otro elemento es mucho más personal y ajeno a los símbolos y a los títulos. Se trata del carruaje que el duque de Edimburgo solía montar y que él mismo diseñó hace unos años. Era tan importante para él que, junto a sus ponis Balmoral Nevis y Notlaw Storm, también formó parte del funeral, el pasado sábado. De hecho, fue uno de los detalles más conmovedores de los diferentes actos, ya que quisieron exponer en su asiento la manta, la gorra y los guantes que utilizaba para conducirlo, así como un bote con terrones de azúcar que daba a los animales. Y este legado tan personal, según han apuntado fuentes de la familia, será para su nieta más pequeña, Lady Louise, la hija de los condes de Wessex, quien también ha heredado su pasión por la conducción de carruajes.

Con el último adiós al duque de Edimburgo, llega el momento de poner en orden algunos asuntos obligatorios en estos casos. Uno de ellos, su herencia. Un tema que no nos extrañaría en absoluto que él ya tuviera claro desde hace años. Primero, porque el propio príncipe Felipe fue quien dejó establecidos algunos términos de su funeral, por lo que es más que posible que tuviera las ideas sobre su herencia igual de claras. Segundo, porque en su caso las circunstancias y leyes del Reino Unido ponen muy fácil dejárselo todo a una sola persona. Y esa persona no será otra que la propia reina Isabel, su ya viuda, quien se espera que herede toda la misteriosa fortuna que ha dejado su marido, más que nada porque eso les evita ahorrarse una gran cantidad de impuestos.

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