Ingrid de Noruega, protagonista absoluta en las celebraciones del Día Nacional

Fecha en rojo para los noruegos y, por tanto, para su familia real. Y no solo porque se celebre el Día Nacional, sino porque después de dos años Harald y su clan lo han podido festejar en condiciones, con todos los actos que se llevaban a cabo antes de que estallara la pandemia y que tuvieron que ser cancelados o alterados en las dos ediciones anteriores. Lo que no ha cambiado es que Ingrid Alexandra ha sido la protagonista absoluta de las celebraciones de este Día Nacional tan especial, acaparando toda la atención de los focos.

No era para menos. La futura reina noruega estaba guapísima volviendo a vestir el bunad, el traje tradicional del país, escogiendo también este año el que le regalaron sus abuelos, Harald y Sonia, con motivo de su confirmación. A lo largo de estos años, la princesa ha llevado diferentes modelos, desde el que le regalaron por su bautizo, que llevó en los primeros años asistiendo a esta celebración, a los que son característicos tanto de Asker, donde nació, como de la tierra natal de su madre, la princesa Mette-Marit. Y si ya de por sí son atuendos que llaman la atención, la belleza natural de Ingrid hace siempre que la imagen con ellos sea inolvidable.

Era primera hora de la mañana cuando la futura heredera salía a la puerta de Skaugum, la residencia donde vive con sus padres y su hermano pequeño. Junto a ella, el príncipe Haakon, Mette-Marit, Sverre y las dos mascotas de la familia, Milly Kakao y Muffins Kråkebolle. Allí posaban recibiendo los saludos de los vecinos, que siempre se vuelcan con la familia real en esta jornada festiva. Tras un primer posado en las escaleras de la casa, se unían al tren infantil que cada año recorre la zona, precisamente una de las actividades que se han podido retomar este año.

Y aunque Ingrid se llevaba toda la atención mediática, también su hermano pequeño ha dado que hablar. Primero, porque hemos visto cómo ha crecido en los últimos meses, superando ya a sus padres en altura, como sucede con otros hijos pequeños de reyes y príncipes, como la infanta Sofía, por poner un caso muy cercano, o Gabriel de Bélgica, que en las últimas fotos familiares sorprendía por su estatura. Pero Sverre también ha causado asombro porque, un año más, ha prescindido del traje regional, que sí lucían tanto Haakon como Mette-Marit.

El destino siguiente de la familia de los príncipes era el Palacio Real de Oslo, donde se han reunido con los reyes Harald y Sonia para continuar con las celebraciones. Allí todos han salido al balcón de la fachada principal para saludar de nuevo a todos los que estaban en la plaza, mucho más concurrida que los dos años anteriores. Es uno de los momentos cumbre en cada Día Nacional y en el que queda reflejado el enorme apoyo que el monarca y su familia tienen por parte del pueblo. De hecho, las últimas encuestas fueron claras: un aplastante 78% de los noruegos aprueba la monarquía.

Por eso, los cánticos, las proclamas monárquicas y los gritos de apoyo al rey Harald se han sucedido durante la mañana, mientras la familia permanecía en el balcón para escuchar el himno nacional y disfrutar del desfile militar, otro de los momentos más importantes de la jornada. Todo eso antes de que desaparecieran dentro de palacio para disfrutar de un almuerzo en privado al que, según la prensa del país, también se unía Marius, el hijo que Mette-Marit tuvo de una relación anterior y que es uno más de la familia.

Y hemos vuelto a ver una imagen bastante habitual, la de los príncipes ya despojados de sus atuendos tradicionales y vestidos con ropa más adecuada para presenciar el desfile militar. Así, Ingrid Alexandra ha cambiado el bunad por un abrigo en color azul claro, mientras que su madre lo ha hecho por un conjunto en beis con tocado del mismo tono.

La nota de color la ponía la reina Sonia, con un atuendo en naranja con el que era imposible que pasara desapercibida y, como hace la reina Isabel con sus llamativos colores, permitía que se la divisara desde lejos. Quizá previendo que la jornada iba a estar acompañada por un sol radiante, quiso coronar el traje de pantalón y chaqueta con un sombrero, sin quitarse en ningún momento las gafas oscuras.

En definitiva, una jornada para la que se han podido recuperar todas las antiguas tradiciones y en la que la familia se ha mostrado feliz y, sobre todo, respaldada por los ciudadanos, que han vuelto a mostrar al rey Harald su apoyo.