La razón por la que Urdangarin y Ainhoa Armentia no celebrarán los 44 años de ella a lo grande

Tenían pensado celebrarlo en la intimidad, pero a lo grande. Hace un año, Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia eran pareja en la clandestinidad, así que no podían celebrar nada juntos. No, al menos, en público. Este tocaba una buena celebración. Armentia cumple 44 años este domingo, 20 de noviembre, y su actual pareja quería sorprenderla con un regalo a la altura de todo lo que ha pasado esta mujer por estar a su lado.

Nos lo cuentan desde el entorno más cercano al todavía marido de la infanta Cristina, quienes recuerdan que Urdangarin ha sufrido un aparatoso accidente que ha dado al traste con todos sus planes. Él está agradecido de que Ainhoa haya sacrificado tantas cosas y se haya mostrado siempre fuerte a su lado, a pesar de la presión mediática, a pesar de la mala relación con la Infanta… Así que este cumpleaños iba a ser el momento de hacérselo saber.

Sin embargo, la semana pasada era operado después de sufrir un accidente y haberse sometido a varias pruebas diagnósticas que dejaron claro que la intervención quirúrgica era la mejor solución. No ha sido una operación complicada ni grave, sino como suele ser en roturas del tipo de la que ha sufrido Urdangarin. Eso sí, ahora tiene que hacer reposo, no puede hacer deporte y tampoco puede moverse demasiado.

10 semanas inmóvil

Este domingo tendrá que celebrar el cumpleaños de su novia de una forma totalmente distinta a la que se había imaginado. El exduque de Palma debe seguir una rehabilitación con fisioterapia y hasta dentro de aproximadamente unas 10 semanas no podrá volver a una rutina ‘normal’. Los médicos le han dicho, además, que no podrá hacer deporte en un largo tiempo, hasta que el codo esté soldado del todo.

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En estas está, con la vida del revés, y con una perspectiva de fin de semana de celebración distinta. Mientras, además, sigue su curso el proceso de divorcio de la Infanta, que cada vez está más cerca, según nos dicen. Aunque avisan de que ambos están de acuerdo en casi todo lo que se está negociando. Sobre todo en lo relativo a los hijos, puesto que son todos mayores de edad excepto Irene, la pequeña -que seguirá por ahora junto a su madre-, por lo que nada pueden exigirles a los chicos.

Economía doméstica

Las grandes aportaciones económicas en la pareja las hacía la Infanta y Urdangarin, en estos momentos, no tiene ningún tipo de ingreso. Es más, al principio, cuando doña Cristina supo de la infidelidad y cortó toda relación con él, los suyos tenían que ayudarle en la economía diaria. Porque no tenía dinero ni para un café, recuerdan a este medio. Ahora podría recibir ayuda económica de su exmujer o incluso de su familia política, es decir, de su exsuegro, el rey Juan Carlos I. Esos detalles, según avisan a este medio, no los saben ni los amigos.

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Lo que sí han visto es que desde finales de verano, cuando vivió momentos algo más convulsos porque se sentía presionado por el entorno y los medios, Urdangarin ha cambiado de actitud. Ahora se muestra feliz y sereno con los suyos: está contento, tranquilo, hace bromas. Desde que llegó a un acuerdo con su mujer para seguir trabajando en las medidas y detalles que les llevarán al divorcio en las mejores condiciones para ambos, ha visto cómo la monotonía le conviene. Vive en Vitoria, donde se siente cómodo porque ya forma parte del paisaje, y nadie le busca ni le dice nada por la calle.

El de antes

Vuelve a ser el de antes, nos dicen desde su entorno más cercano, las mismas personas que en verano se llevaban las manos a la cabeza viéndolo con su exmujer en la playa o llorando en un coche con su novia. No entendían qué estaba pasando y ahora, con la situación encauzada y el acuerdo de divorcio cerca, lo ven de nuevo tranquilo y capaz de disfrutar todo lo que tiene. Sobre todo, de esa libertad personal que ansió durante tantos años.

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Eso sí, estos días todo ha tenido que cambiar. Ahora que no tiene trabajo, vivía centrado en hacer deporte. Las mismas fuentes nos informan de que además de seguir preparando su carrera para encontrar un trabajo relacionado con el coaching deportivo, Urdangarin pasaba la mayor parte del tiempo practicando diferentes disciplinas. Salía a correr casi a diario, sobre todo por el monte, donde nadie puede verle.

De la bicicleta al yoga

Hacía bicicleta, algo en lo que se especializó cuando vivía en el mal llamado palacete de Pedralbes, muy cercano a la montaña. Y ya en Ginebra se convirtió en una de sus principales motivaciones, puesto que no tenía trabajo y sí mucho tiempo libre. Además, con su nueva pareja, Ainhoa Armentia, ha incorporado el yoga a sus rutinas. Por ahora, no podrá practicar nada de lo citado. Debe hacer reposo físico, rehabilitación y tener paciencia.

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Se acabó la actividad física hasta nuevo aviso. Este domingo, pues, Ainhoa e Iñaki celebrarán el 44 cumpleaños de ella de otra manera, aunque todavía no saben cómo. Lo que espera poder hacer Urdangarin es demostrar su agradecimiento a la mujer que tanto ha dejado por estar a su lado.