En fotos: Carlos III, Camila, Guillermo y Kate brillan en la cena de gala en Buckingham
Ha sido el primer gran acontecimiento para el nuevo rey y su mujer y también para los príncipes de Gales: la velada para honrar la visita del presidente sudafricano y su esposa
El palacio de Buckingham ha vivido en la noche del martes, 22 de noviembre, una de esas veladas difíciles de olvidar, especialmente para un reinado, el de Carlos III, recién estrenado.
El monarca británico, arropado por su esposa, Camila, los príncipes de Gales, Kate y Guillermo, y una representación importante de la familia real inglesa, ha tomado parte en un banquete de gala en honor de la visita de Estado que hacen el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, y su mujer, Tshepo Motsepe, al país. La cita tiene una especial importancia, ya que se trata de la primera visita oficial que reciben los nuevos reyes, además de ser la primera desde 2019, cuando Donald y Melania Trump visitaron a Isabel II.
La cena de gala ha tenido lugar en el tradicional Ballroom, el salón de baile. Se trata de la sala más grande de las conocidas como salas de Estado, que data de la época de la reina Victoria. Finalizada en 1855, cuenta con una zona para los músicos y un órgano del siglo XIX, y lleva sin redecorarse desde 1952. Con 37 metros de largo y 18 metros de ancho, está inspirada en el Renacimiento italiano y fue inaugurada para celebrar el final de la guerra de Crimea.
En ese salón se encuentra una enorme mesa en forma de herradura donde ha tenido lugar el banquete. Sobre ella, se han colocado alrededor de 4.000 piezas de vajilla y de menaje, siendo 2.000 de cubertería. Eso sí, no es una vajilla cualquiera, sino una encargada por Jorge IV a finales del siglo XVIII a la fábrica francesa Manufacture Nationale de Sèvres (Francia).
Como dato curioso, decir que solo las copas suelen ser 6, de agua, de vino tinto, de vino blanco, de vino dulce de postre, de champán y de oporto. Además, cada 4 servicios se cuenta con un salero de plata, un bote de mostaza y un pimentero.
El código de vestimenta recomendado se ha seguido a rajatabla, como suele ser habitual en el protocolo ‘british’: los caballeros han lucido frac, con pajarita blanca y camisa de piqué del mismo color y uniforme militar de gala acorde a su rango. En el caso de las invitadas, un vestido formal con guantes y joyas ha sido la tónica.
Existía mucha expectación por conocer qué tiara elegiría Kate Middleton para su puesta de largo como princesa de Gales. Los expertos apuntaban a que podría lucir una nueva diadema, pero ha sido fiel a su favorita: la Cambridge Lover's Knot.
Lo que sí ha estrenado la princesa de Gales ha sido vestido. Se trata de una creación de Jenny Packham -su diseñadora favorita cuando tiene que vestir de largo-, valorada en más de 5.000 euros.
Los invitados han sido atendidos por un total de 80 empleados, mientras que una orquesta ha tocado piezas que amenizaban los platos. Entre charlas y brindis, los comensales degustaban unas delicatessen dispuestas alrededor de centros florales, velas y candelabros que hacían que esa gran mesa en forma de herradura mostrara un aspecto espectacular. Todo ello, bajo las luces de las seis fabulosas lámparas de araña que adornan el techo del Ballroom.
Más allá de los representantes del país africano y los nuevos príncipes de Gales, Guillermo y Kate Middleton, una ligera representación de la familia real inglesa, entre la que destacaban los condes de Wessex, Sophie y Eduardo, también ha acompañado a los reyes británicos.
La condesa de Wessex ha apostado por un modelo largo vaporoso aguamarina de manga corta acampanada y escote cruzado en forma de V con cinturón elaborado en el mismo material, con el objetivo de potenciar su silueta, y falda de ligero vuelo. Además, Sophie, mujer de Eduardo, hijo menor de Isabel II, lo ha completado con sandalias de tacón y clutch plateados y una tiara de collar del mismo color del diseño principal con los pendientes de Diamond Chandelier Drop Demi-Parure.
La de esta noche ha sido la primera de muchas que le esperan al nuevo reinado de Carlos III. La pomba y el boato han funcionado a la perfección, el protocolo británico también.
El palacio de Buckingham ha vivido en la noche del martes, 22 de noviembre, una de esas veladas difíciles de olvidar, especialmente para un reinado, el de Carlos III, recién estrenado.