Un mayordomo desvela las tradiciones de Isabel II en Navidad tras su muerte

El mayordomo de la familia real, Grant Harrold, ha revelado al medio británico ‘The Mirror’ en exclusiva algunas tradiciones de la fallecida reina Isabel II en Navidad. Dos de ellas han llamado nuestra atención. La primera era una tradición de la difunta monarca que ejercía con sus bisnietos. Isabel II dejaba dicho al servicio que no decoraran uno de los árboles de palacio para que sus bisnietos pudieran decorarlo a su gusto.

La otra de las tradiciones era que a la reina Isabel no le entusiasmaba el espumillón y evitaba abusar de él en la decoración navideña, tanto de Buckingham como de Sandringham, hasta donde se trasladaba cada año para disfrutar en familia de este periodo festivo.

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Según este exmayordomo que estuvo al servicio del entonces príncipe Carlos y Camila durante más de siete años, aunque a la familia real le encanta decorar sus hogares con adornos navideños, el espumillón no forma parte de esta decoración. No faltaban, sin embargo, ni el árbol de Navidad ni las luces, las bolas ni incluso las coronas para la puerta y el acebo. Pero el espumillón no era del gusto de Isabel II y pedía que no se exagerara su uso. De hecho, preferían una decoración “mucho más verde, con adornos y luces, no espumillón”.

Parece que es una tradición que comparte con la nueva reina consorte, Camila, que cuando invitó a principios de mes a algunos niños a Clarence House para decorar el árbol de Navidad no había ni rastro de este elemento decorativo tan típico de estas fiestas.

Pero, sin duda, de las declaraciones de esta persona del servicio, lo más emotivo es conocer que la difunta monarca involucraba directamente a sus nietos y bisnietos en la decoración de su hogar. “Escuché que en Sandringham, la reina dejaba uno de los árboles en una de las habitaciones desnudo para que los niños lo decoraran”, ha explicado este exmiembro del servicio real a ‘The Mirror’. “Era una tradición que ella comenzó y los nietos venían y todos hacían un poco de decoración, lo que siempre pensé que era una buena idea”, aseguraba Grant Harrold.

La reina Isabel tenía ocho nietos y doce bisnietos antes de fallecer y le gustaba disfrutar rodeada de sus familiares de la Navidad en su casa de Sandringham. Este año será el primero en el que no esté la longeva monarca, que murió a los 96 años. Y como ha querido recordar la mismísima Kate Middleton, esta será una Navidad muy diferente para la familia real, quienes, sin lugar a dudas, echarán en falta a la matriarca.

El rey Carlos seguirá la tradición de su madre y tiene previsto pasar estas fechas en su casa de Sandringham rodeado de su familia. Se espera que estén su hijo el príncipe Guillermo, junto a su mujer y sus tres hijos, George, Charlotte y Louis. También se espera que se reúnan con ellos los hijos de Camila Parker, Tom y Laura, que por primera vez han sido invitados a una Navidad oficialmente. No se espera que venga el príncipe Harry ni su familia, su mujer, Meghan Markle, ni sus dos hijos, Archie y Lilibet.

Según ha revelado este mayordomo, esta Navidad será muy agridulce para la familia real británica y no duda de que habrá “lágrimas derramadas” recordando la figura de la monarca. “Creo que para ellos será muy emotivo este año y no tengo ninguna duda de que derramarán lágrimas el día o la noche anterior porque la recordarán”, expresaba este trabajador del nuevo rey del Reino Unido.

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Aunque también ha afirmado que está “seguro de que será un momento divertido para los más jóvenes” celebrando estas fiestas “como la reina hubiera querido”. Además, sabemos que las celebraciones en Sandringham siempre seguían una tradición cuando Isabel vivía y no se esperan cambios con el nuevo rey.

Era tradicional un intercambio de regalos la víspera de Navidad, en Nochebuena. Mientras el mismo día 25 de diciembre todos acuden juntos a la iglesia por la mañana, para disfrutar después de una comida de Navidad unidos. Este exmayordomo ha afirmado que cree que estas tradiciones no variarán con Carlos III: “Sabiendo cómo es el rey, creo que intentará hacer todo lo que se ha hecho en el pasado”. Quizá el único cambio que veremos sea que no se quede en Sandringham hasta febrero, como solía hacer Isabel II, puesto que seguramente su agenda no se lo permita.