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La vida de infarto de las predecesoras de Lady Gaga en 'Ha nacido una estrella'
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La vida de infarto de las predecesoras de Lady Gaga en 'Ha nacido una estrella'

Repasamos algunas anécdotas de Janet Gaynor, Judy Garland y Barbra Streisand, protagonistas de las anteriores versiones

Foto: Lady Gaga en la première de 'Ha nacido una estrella'. (Getty)
Lady Gaga en la première de 'Ha nacido una estrella'. (Getty)

Hollywood quiere que Lady Gaga gane un Oscar. Las críticas hacia la cuarta versión de 'Ha nacido una estrella' dirigida por Bradley Cooper no pueden ser mejores. La mayoría de ellas apuntan directamente a la cantante/actriz como principal reclamo de esta ópera prima de relumbrón. Quizá esta historia de la aspirante a estrella y el artista reconocido y alcohólico, ya convertida en cliché, le traigan suerte a la artista. Sus predecesoras vivieron grandes éxitos gracias a su particular 'A star is born'. Sus vidas también fueron bastante difíciles.

[LEER MÁS: Judy Garland, la trágica muerte que impulsó el Orgullo Gay]

Si hay una de ellas a la que Gaga haya mencionado en las entrevistas es a Judy Garland, que protagonizó la versión más conocida, la dirigida por George Cukor en 1954. Y quizá no haya que buscar demasiado para encontrar puntos en común entre Stefani Joanne Angelina Germanotta, nombre real de la artista, y Frances Gumm, nombre de nacimiento de la inolvidable Dorita de 'El mago de Oz'. Aunque vivieron su infancia en épocas completamente diferentes, ambas fueron difíciles. Judy vivió esos años de espectáculo en espectáculo junto a sus hermanas, explotada y, poco después, manipulada por el departamento de publicidad de la Metro Goldwyn-Mayer. El estudio la pasó por su particular 'máquina de hacer estrellas': la obligó a adelgazar y la sometió a un tratamiento de pastillas a las que se volvió adicta. Gaga nunca llegó a ese punto, pero siempre ha hablado del bullying que sufrió en la escuela como uno de los momentos definitorios de su vida.

placeholder Judy Garland en un fotograma de 'El mago de Oz'.
Judy Garland en un fotograma de 'El mago de Oz'.

Quizá por eso es capaz de empatizar con la melancólica tristeza de un personaje que a Garland le hizo ganar las mejores críticas de su carrera. Janet Gaynor, la primera Esther Blodget (así se llamaba el personaje en las dos primeras 'Ha nacido una estrella'), también era perfecta para personificar la inocencia corrompida de una joven aspirante a actriz que descubría las cloacas del mundo del espectáculo. Bajita, menuda y de cara redondeada (cuentan que la 'Blancanieves' de Disney se inspiró en ella), Gaynor fue una pionera del cine. Su vida personal, con menos vaivenes que la de Garland, tampoco fue un lecho de rosas. Aunque triunfó gracias al 'Amanecer' de Murnau y a 'Alas', la primera película ganadora de un Oscar, en los años 30 tuvo que dar mucho de sí para que su fama no languideciese como la de otras estrellas del cine mudo.

Su segundo matrimonio de unos veinte años con Adrian, el diseñador abiertamente gay de la Metro Goldwyn-Mayer, tampoco la hizo precisamente feliz. Estar casada con un homosexual (con el que tuvo un hijo y al que no abandonó hasta la muerte de este en 1959) no debió ser plato de gusto para una mujer que tuvo que someterse a los duros corsés de Hollywood. El 5 de septiembre de 1982, cuando ya era una anciana, ella y su tercer marido, el productor Paul Gregori, se vieron envueltos en un grave accidente de tráfico en San Francisco. Once costillas rotas, varias fracturas pélvicas y daños en el riñón fueron los resultados del desastre. Al parecer, el conductor que chocó contra ellos estaba borracho. Cuando la actriz falleció dos años más tarde, en 1984, su doctor aseguró a la prensa que la verdadera causa de la muerte habían sido las heridas que le produjo el choque y de las cuales “nunca se recuperó”.

placeholder Barbra Streisand recogiendo un Globo de Oro por 'Evergreen'. (Getty)
Barbra Streisand recogiendo un Globo de Oro por 'Evergreen'. (Getty)

Streisand ya era toda una estrella cuando se estrenó su propia 'Ha nacido una estrella'. En esta ocasión, los tejemanejes del Hollywood de los grandes estudios se sustituyeron por el mundo del rock. La cinta acabó siendo la tercera más taquillera de 1976 en Estados Unidos y 'Evergreen', una de sus canciones, acabó ganando un Oscar. Se volvía a demostrar la permanencia de la historia. Aunque la actriz de origen judío posee un largo currículum a sus espaldas (de los rumoreados Carlos de Inglaterra y Warren Beatty a James Brolin, su actual compañero sentimental), parece que ella se ha librado, por el momento, de desgracias reseñables.

Éxito y fracaso, suerte y fatalidad, las dos caras de una misma moneda que todo artista conoce tan bien como el personaje protagonista de 'Ha nacido una estrella'. Quizá por eso la historia nunca pasa de moda. Y por eso cineastas tan dispares como William Wellman o George Cukor se entusiasmaron con el tema que trata: ese arma de doble filo que es la fama. Algo que debe saber muy bien una Lady Gaga que siempre utilizó el disfraz como una forma de imponerse ante el mundo. Ya lo decía la inolvidable May Robson, abuela de la primera 'estrella' en la película de 1937: “Cada sueño que consigas hacer realidad lo pagarás con el corazón”.

Hollywood quiere que Lady Gaga gane un Oscar. Las críticas hacia la cuarta versión de 'Ha nacido una estrella' dirigida por Bradley Cooper no pueden ser mejores. La mayoría de ellas apuntan directamente a la cantante/actriz como principal reclamo de esta ópera prima de relumbrón. Quizá esta historia de la aspirante a estrella y el artista reconocido y alcohólico, ya convertida en cliché, le traigan suerte a la artista. Sus predecesoras vivieron grandes éxitos gracias a su particular 'A star is born'. Sus vidas también fueron bastante difíciles.

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