¿Quién es la madre de Chiara Ferragni? Así es la mujer tras la reina de las 'it girls'

Si detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, detrás de cada hija exitosa hay una madre que creyó en ella. Chiara Ferragni, la bloguera de moda más influyente del mundo con más de 25 millones de fieles seguidores en Instagram, lo sabe bien y siempre ha podido contar con el apoyo incondicional de su madre, Marina Di Guardo.

Marina, que acaba de cumplir unos 60 años que está muy lejos de aparentar, reside en Cremona, una ciudad al sur de la región de la Lombardía, pero sus orígenes son sicilianos, de Catania para ser exactos. Es la hija mayor de un médico que se mudó al norte de Italia por motivos de trabajo. En una entrevista reciente, confesó que siempre se sintió como una "niña invisible" porque, al ser mujer, no se le dio gran importancia dentro de su familia. Algo que con sus tres popularísimas hijas ha cambiado ahora radicalmente.

Precisamente ellas tres, Chiara, Valentina y Francesca, no faltaron a su cita para felicitar a su madre donde hay que hacerlo: en las redes sociales. Aunque lo han hecho con una foto que ha provocado cierta controversia, con las tres posando en ropa interior sentadas junto a su progenitora a punto de tomar el té y encabezando un carrusel de fotos con algo más de ropa.

Lencería aparte, Marina se ha caracterizado siempre por ser un férreo apoyo de las tres influencers. Al igual que ellas la apoyaron cuando decidió reconducir su carrera profesional para dedicarse a su gran sueño: ser escritora. Así, ahora escribe novela negra con el gancho añadido que supone la fama de su hija.

Previamente Marina había trabajado como subdirectora del showroom milanés de Bluemarine, encargándose tanto las ventas como las relaciones con la prensa. Di Guardo es una mujer tenaz, atenta a los detalles y apasionada por la fotografía, además de haber sido la primera bloguera familiar. Hace años, de hecho, abrió un blog viajero que bautizó como 'La pasión por los viajes'.

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La novelista se casó con Marco Ferragni, dentista de profesión, del que se separó cuando su primogénita tenía 15 años, lo que provocó una traumática situación en la familia que con el tiempo lograron superar. De su matrimonio nacieron las ahora famosas hermanas Ferry, aunque en sus fotos con miles de likes en las redes las cuatro podrían pasar por hermanas.

Aunque Chiara es sin duda la más famosa, las demás tampoco necesitan presentación. Después de una licenciatura en Idiomas en la Universidad Católica de Milán, Valentina siguió los pasos de su hermana mayor en el mundo de los blogs de moda y está comprometida con el modelo Luca Vezil.

La hermana menor, Francesca, nació en 1989 y es la más alejada del mundo del glamour. Licenciada en Odontología, eligió seguir los pasos de su padre. Eso no es óbice ni cortapisa para que su cuenta de Instagram supere ampliamente el millón de fans.

En cuanto a Chiara Ferragni, el éxito fulgurante de la it girl se estudia incluso en Harvard. Todo comenzó en 2009 cuando abrió su blog, 'The Blonde Salad', donde compartía sus looks diarios y hablaba de temas de moda. Su ascenso fue imparable y ahora controla todo un imperio millonario.

Chiara está casada con el cantante italiano Fedez, con el que tiene dos hijos. Ambos protagonizaron en 2018 una espectacular boda celebrada en Sicilia con música, fuegos artificiales e incluso un parque de atracciones para más de 400 invitados. El enlace se hizo viral, generando decenas de millones de interacciones en Instagram.

Una red en la que su madre, por supuesto, también triunfa. Aunque ella misma ha manifestado que antes de convertirse en escritora no usaba las redes sociales en absoluto, ahora las considera una herramienta muy útil para promocionar su carrera. Con sus más de 600.000 seguidores comparte fotos de sus últimos trabajos, de sus campañas publicitarias y sobre todo de sus hijas, como buena madre orgullosa que es.

"Mi única preocupación es que mis hijas estén tranquilas y felices con lo que están haciendo", declaró en su día Marina Di Guardo al diario italiano 'Libero'. "Nunca he dado demasiado valor al dinero. No es lo que les dará la felicidad. Pero me tranquiliza que las tres hayan elegido profesiones que no las expongan al riesgo de ser sometidas o ser víctima de abusos. Les enseñé que el mayor activo es la libertad".