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Boris Becker: cárcel, helados y los segundos de sexo más caros de la historia
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Boris Becker: cárcel, helados y los segundos de sexo más caros de la historia

La vida del talentoso tenista alemán está marcada por sus triunfos deportivos, pero también por los mediáticos escándalos tanto financieros como sexuales

Foto: Boris Becker, ganando Wimbledon en 1985. (Getty/Steve Powell)
Boris Becker, ganando Wimbledon en 1985. (Getty/Steve Powell)

En 1985, un rubio jugador de 17 años nacido en la localidad alemana de Baden-Württemberg se hacía con el triunfo en el prestigioso torneo de tenis de Wimbledon, derrotando al favorito de entonces, Kevin Curren. El triunfo de Boris Becker fue toda una sorpresa y lo convirtió en una estrella internacional de la noche a la mañana. El teutón se convirtió en el campeón más joven de Wimbledon, un récord que aún conserva. El presidente alemán de la época, Richard von Weizsäcker, fue uno de los primeros en felicitarle y la raqueta de tenis con la que ganó sobre el césped inglés sería regalada posteriormente al papa Juan Pablo II.

Ahora, lejos ya sus días de gloria, el ganador de seis Grand Slams acaba de ser juzgado en Londres por ocultar sus activos, entre ellos propiedades millonarias y sus trofeos de Wimbledon y el Abierto de Australia, cuando se declaró en bancarrota en 2017. Aunque Becker, de 54 años, negó todos los cargos, finalmente ha sido condenado a dos años y seis meses de cárcel.

placeholder Becker y su pupilo Djokovic, en una imagen de 2019. (Getty)
Becker y su pupilo Djokovic, en una imagen de 2019. (Getty)

"El señor Becker actuó de forma deshonesta respecto a la propiedad de varios activos, que en numerosas ocasiones ocultó. La acusación defiende que Becker hizo esto antes y después de declararse en bancarrota", dijo la abogada de la acusación, Rebecca Chalkley, durante el juicio al extenista. "Durante cientos de años, gente que se ha declarado en bancarrota ha abusado del sistema y ha jugado con él, actuando de mala fe. Esta gente debería ser castigada por ello y eso es lo que la acusación cree que Becker hizo aquí", añadió la fiscal.

El jurado consideró probado que el antiguo número uno del mundo ocultó activos y préstamos por valor de unos tres millones de euros para evitar así pagar sus deudas, que ascienden a 60 millones de euros.

En los últimos años, Becker ha compaginado su trabajo como entrenador, ayudando a tenistas como el polémico Novak Djokovic, con el de comentarista en medios de comunicación, como hace habitualmente en el torneo de Wimbledon con la cadena británica BBC.

Atrás quedan los años en los que Boris Becker desató una repentina histeria por el tenis en su país. En lugar del fútbol, la gente de los años ochenta en la Alemania Occidental disfrutaba gracias a sus triunfos de Roland Garros y millones de personas se hicieron socios de clubes de tenis.

Cuando terminó su carrera como tenista profesional en 1999, Becker había ganado 49 títulos individuales y 15 en dobles, incluida una medalla de oro olímpica, y unas ganancias acumuladas que se cifran en más de 25 millones de dólares. Pero también protagonizó una agitada vida sentimental que ha sido carne de titulares desde hace décadas, con escabrosos episodios pero también con curiosas anécdotas.

placeholder Barbara Feltus y Boris Becker, en una imagen de 1993. (Getty/Clive Brunskill)
Barbara Feltus y Boris Becker, en una imagen de 1993. (Getty/Clive Brunskill)

Sin duda la más conocida es la del fugaz encuentro sexual que vivió un año después de dejar las pistas con la modelo rusa Angelika Ermakova. Ambos mantuvieron relaciones en el armario de las escobas del restaurante Nobu en Londres, cuando acababan de conocerse, y ella le hizo una felación, usando posteriormente el semen para hacerse una inseminación, fruto de la cual nació su hija Anna, obviamente sin el consentimiento de Becker.

Foto: Boris Becker, en una foto reciente. (Getty)

Reconocida a regañadientes su paternidad, el alemán más tarde pagaría a la modelo dos millones de libras, además de una pensión mensual de 25.000 más, según informó en su día el 'Times'. Aquel breve escarceo también le costó su matrimonio. Su primera esposa, Barbara Feltus, estaba embarazada de su segundo hijo en aquel momento. El divorcio le costó a Becker once millones de libras y la casa familiar. El as de la raqueta describiría más tarde todo aquel proceso como "los cinco segundos más caros de mi vida".

placeholder Boris Becker, junto a su hijo Noah. (Getty/Florian Seefried)
Boris Becker, junto a su hijo Noah. (Getty/Florian Seefried)

Conocido bon vivant, este padre de familia numerosa no puede presumir de que sus hijos hayan seguido sus pasos en el deporte. Su primogénito, Noah, es DJ y artista; Elias es aspirante a influencer en Instagram; Anna es una modelo de éxito y el benjamín, Amadeus Benedict Edley Luis, espera ser policía algún día. Por cierto que el pequeño de la casa, fruto de la relación del germano con la modelo holandesa Sharlely Kerssenberg, agradece su largo nombre al tío de su madre, Edley, y al del millonario mexicano-cubano Luis García Fanjul, que también es su padrino.

Becker ha volcado lo aprendido como padre de cuatro hijos en un libro sobre la educación infantil titulado 'Lo que hace fuertes a los niños', que escribió en 2007 y fue maltratado por la crítica, que lo calificó de poco serio. Mucho más en serio se toma él, no obstante, su higiene corporal. En el polo opuesto a lo que hace Phil Collins según su ex, el alemán afirma que se ducha hasta tres veces al día, ya que al fin y al cabo, su cuerpo es su principal recurso, como él defiende.

placeholder El tenista, en sus tiempos de gloria. (Getty)
El tenista, en sus tiempos de gloria. (Getty)

En el capítulo de curiosidades y anécdotas sobre el legendario tenista encontramos también una especie animal bautizada en su honor. En 1996, el biólogo Manfred Parth descubrió un tipo de caracol marino que llamó oficialmente unos años después como Bufonaria borisbeckeri.

Pero este bicho no es lo único que lleva su nombre, además de infinidad de niños bautizados Boris en los ochenta y noventa. Boom-Boom Boris, el apodo del entonces niño prodigio del tenis famoso por sus veloces saques, fue registrado por una marca de helados en Alemania para elaborar una veraniega delicia llamada Bum Bum, que tiene la forma de una raqueta de tenis y un palo de chicle y es tan legendario allí como aquí el Colajet o el Frigopié.

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En 1985, un rubio jugador de 17 años nacido en la localidad alemana de Baden-Württemberg se hacía con el triunfo en el prestigioso torneo de tenis de Wimbledon, derrotando al favorito de entonces, Kevin Curren. El triunfo de Boris Becker fue toda una sorpresa y lo convirtió en una estrella internacional de la noche a la mañana. El teutón se convirtió en el campeón más joven de Wimbledon, un récord que aún conserva. El presidente alemán de la época, Richard von Weizsäcker, fue uno de los primeros en felicitarle y la raqueta de tenis con la que ganó sobre el césped inglés sería regalada posteriormente al papa Juan Pablo II.

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