Gunilla von Bismarck: "Ya no voy de boîtes, ahora me gusta vivir en la naturaleza"
La reina de la noche marbellí dio el pistoletazo de salida al verano de la localidad malagueña del brazo del marqués de Belvís, Sandro Gamazo
El pistoletazo de salida de los veranos ruidosos y brillantes de Marbella siempre ha tenido un icono. Su nombre, todo el mundo lo conoce: Gunilla von Bismarck. La 'valquiria de plata' sigue siendo el 'leitmotiv' de la Marbella de la lentejuela, aunque ahora tome los tonos menos brillantes para diseñar las noches de fiestas que marcan el después de la pandemia.
Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz siguen siendo los indudables reyes de la aristocracia marbellí. Este año, que 'la ciudad del canto sin dueño' se ha visto lastimada con pérdidas irrecuperables de su jet, ellos se erigen como los supervivientes de un lustro fatídico para sus contemporáneos. Gunilla, ataviada como un Miró, ha arrancado la temporada en pleno mes de junio. La diva no ha querido dejarlo para más tarde. La vimos en Starlite acompañada de Sandro Gamazo, el flamante marqués de Belvís, en ‘God Save The Queen’, un musical en el que la alemana se embarcó en un viaje en el tiempo con rumbo al pasado.
Con su blanca melena al viento, Gunilla se lo bailó todo, desde el ‘We Are the Champions’ al ‘I Want It All’, trasportándose a la época dorada de la música y rememorando vivencias imborrables que quedarán siempre en el recuerdo de la musa marbellí. En conversación con Vanitatis, la aristócrata, tremendamente divertida y locuaz, explicó que quiere seguir bailando hasta que le aguanten las piernas: "No quiero detener el ritmo de la vida. Vivo el momento. Y tienes razón, es verdad que muchos de los amigos que se sentaban a nuestro lado en la Marbella de siempre se han ido. Pero los que nos quedamos queremos seguir bailando. Como esta noche mágica con la música de Freddy Mercury, todo maravilloso con la energía de los amigos".
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Gunilla tenía palabras para recordar a grandes personajes que formaron parte de las históricas noches de la localidad malagueña y ya no están entre nosotros, como Manolo Santana, la mítica Régine, que llenó durante una década las noches de Marbella de auténtico glamour, o la recientemente desaparecida Olivia Valere, “con la que tan buenos ratos siempre hemos pasado y lo divertida que fue siempre su discoteca”.
En nuestro encuentro en Starlite con la alemana le preguntamos por Luis Ortiz, su incondicional pareja, que lleva un tiempo sin aparecer públicamente aquejado de un cáncer de próstata: “Luis está bien. Seguramente nos veáis por aquí juntos este verano. Luis y yo vamos a disfrutar este tiempo todo lo que podamos. Hoy me lo he bailado todo, he bromeado con mis amigos y quiero seguir disfrutando al 100% la vida”, nos cuenta mientras sigue con su teléfono móvil filmando todos los detalles de la actuación para luego enseñárselo a su querido compañero.
Una vida más tranquila
Abanderada de la 'belle époque' marbellí desde que asomó su blanca melena por esta zona costera, en la representación del show sobre Queen fue vitoreada por el público: “Mira, es Gunilla, que bien está esta mujer con los años que tiene”, le decía una madre a una hija mientras otro señor le coreaba: “Gunilla, qué bonita eres”. Y allí estaba ella, imperturbable, regalando sonrisas a unos y a otros, colgada del brazo del hijo de una de sus mejores amigas.
Otra de las que también nos ha dejado ya es la gran marquesa de Belvís, Sandra Gamazo, cuyo hijo, Sandro, ha heredado su título. Los Belvís son vecinos de los Ortiz Bismarck. Desde que vendieron Villa Sagitario, el megapalacete que se subastó por 50 millones de euros, Luis y Gunilla siguen residiendo en la misma zona de Istán, en la loma del pueblo blanco, muy cerquita de Marbella. La pareja se ha instalado en este lugar más discreto, donde habitan tranquilos y campestres y lejos del mundanal ruido. Sandro es su vecino y amigo del alma y comparten mucho tiempo juntos.
La vida de Luis Ortiz también ha dado un giro de 180 grados. Se dedica a dar paseos por los alrededores y de vez en cuando se hace un par de bolas en los campos de golf de la zona. Se acabaron las noches de farra. El Chori ha dejado de beber alcohol y lleva una vida más ordenada. En una de sus últimas apariciones confesó su lucha contra el cáncer de próstata, una enfermedad que padece desde hace años: “Y hasta ahora vamos venciendo la batalla”.
Ahora se está cuidando sobremanera y la tranquilidad de su hogar y sus nietos le están viniendo fantástico para su enfermedad. La nostalgia también es buena compañera de camino, y tanto Luis como Gunilla guardan grandes recuerdos de lo que fue su reducto dorado y en el que la condesa alemana llevaba la corona de valquiria cada noche. Ahora, este universo se ha visto mermado por el dolor de muchas ausencias de los que estuvieron y ya no están. “Ahora me gusta vivir en la naturaleza. Cada vez conozco a menos gente porque muchos han muerto y los jóvenes son diferentes. Por ejemplo, yo ya no voy a una boîte, porque no me gusta esa música, ni acostarme a las siete de la mañana como hacía antes... ¡Soy más vieja! Pero aquella época dorada de Marbella sigue siendo mágica”.
En Starlite, homenajeando a Freddie Mercury con ‘God Save the Queen’, volvió a recuperarse aquel tiempo perdido, y la presencia de Gunilla, como en los viejos tiempos, devolvió el esplendor al verano de Marbella.
El pistoletazo de salida de los veranos ruidosos y brillantes de Marbella siempre ha tenido un icono. Su nombre, todo el mundo lo conoce: Gunilla von Bismarck. La 'valquiria de plata' sigue siendo el 'leitmotiv' de la Marbella de la lentejuela, aunque ahora tome los tonos menos brillantes para diseñar las noches de fiestas que marcan el después de la pandemia.