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Meryl Streep, la mujer de las mil caras, en Oviedo: novia de luto, "un piso en Donosti" y una bofetada de Dustin Hoffman
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PRINCESA DE ASTURIAS DE LAS ARTES

Meryl Streep, la mujer de las mil caras, en Oviedo: novia de luto, "un piso en Donosti" y una bofetada de Dustin Hoffman

La actriz charla este miércoles sobre su carrera con Antonio Banderas. Repasamos, a grandes rasgos, la vida y milagros de la actriz

Foto: Meryl Streep en una imagen de archivo. (CP)
Meryl Streep en una imagen de archivo. (CP)

Si Meryl Streep hubiese tenido que emular el habla asturiana, sin duda lo habría hecho. Ella, la reina de los acentos (lo cual le ha granjeado también detractores, no olvidemos que a la veterana Katharine Hepburn no le gustaba un pelo el trabajo de la que muchos llamaban su sucesora), habría dicho palabras como 'pota' o 'fartucar' con toda naturalidad. Esta semana, la ganadora de 3 Oscar, la que muchos piensan que es la mejor actriz del cine norteamericano, se empapará de esa forma de hablar, ya que acaba de aterrizar en Oviedo. El hotel Reconquista la recibió este martes como la estrella que es, aunque ella iba con la cara lavada y un atuendo de lo más sencillo. La intérprete recibirá el Premio Princesa de Asturias de las Artes y este mismo miércoles mantendrá una charla coloquio llamada 'Sin guion' con Antonio Banderas. En ella hablará de la vida y milagros de su carrera.

Esa carrera no es una carrera cualquiera: pocas estrellas pueden presumir de ser, además, grandes actrices. O de haberse paseado por una filmografía que, de 'Memorias de África' (1985) a 'Los puentes de Madison' (1995), está llena de incunables; de películas de consumo y otras de culto; de cine que ha pasado a la historia y de cine que no figurará ni en el escrito de una servilleta. Para ella, sin embargo, interpretar sigue siendo un sueño que se cumplió. "De niña fui un día con mi madre de visita a las Naciones Unidas. Descubrí a las intérpretes en las cabinas de traducción y quise ser como ellas, crear la paz entre personas que no se entienden. De algún modo, he cumplido mi sueño", dijo en una entrevista.

placeholder Meryl Streep sale del hotel Reconquista en Oviedo. (EFE/Paco Paredes)
Meryl Streep sale del hotel Reconquista en Oviedo. (EFE/Paco Paredes)

Hace algunos años, Michael Schulman se encargó de repasar las cuitas laborales de la actriz en una biografía en la que llamó la atención el anecdotario de sus inicios. Por ejemplo, los chascarrillos de 'Kramer contra Kramer', la película que la lanzó del todo después de participar en la serie 'Holocausto' y en el 'Manhattan' de Woody Allen. Por ella ganó, además, su primer Oscar. Soprendió, por ejemplo, el bofetón que le pegó Dustin Hoffman en una de las secuencias más recordadas del film.

Cazale, el hombre de su vida

Según aquel escrito, las maldades de Hoffman no acabaron ahí, ya que en alguna secuencia se encargó de utilizar, con efecto dramático, la entonces reciente muerte de John Cazale, que había salido con la actriz prácticamente hasta su fallecimiento. Tras participar en 'El Padrino' de Coppola en 1972, Cazale era un actor de sobra conocido por haber ligado su nombre al de la saga de los Corleone. Poco después, acudió a ver a su amigo Al Pacino a un rodaje. “¿Sabes? He conocido a la mejor actriz de la historia. Trabajo con ella”, le dijo entre toma y toma. Resulta que, durante el rodaje de 'Medida por medida', el actor se había enamorado de la que más tarde sería la protagonista de 'Memorias de África'.

placeholder Meryl Streep y John Cazale en 'El cazador'.(CP)
Meryl Streep y John Cazale en 'El cazador'.(CP)

Tan bien se llevaban que Meryl cogió sus bártulos y se fue a vivir al apartamento que John tenía en Nueva York. El idilio duró poco: a Cazale le diagnosticaron un cáncer de pulmón en pleno rodaje de 'El cazador', la que acabaría siendo una de sus películas más emblemáticas. El tumor estaba lo suficientemente avanzado como para hacer que las aseguradoras que trabajan en ese tipo de producciones pusiesen el grito en el cielo: en el caso de que Cazale muriese, habría que volver a rodar todas sus secuencias y el coste sería desorbitado.

Ante las dudas, Streep fue la que acudió en ayuda de su pareja. Fue a hablar con De Niro, el coprotagonista de la cinta, y él medió con los aseguradores. También convencieron a Michael Cimino, el director, y a los productores de que había que rodar todas las secuencias en las que aparecía Cazale al principio de la filmación. Para algunos de sus amigos, fue conmovedor ver a Streep tan joven y haciendo frente a la decadencia física del hombre que amaba. “No he visto casi nadie tan devoto por alguien que está muriendo", aseguraba Al Pacino en un documental. "Verla en ese acto de amor por ese hombre fue inconsolable. Lo más sorprendente era ver que Meryl estuvo con él, a su lado, durante toda la enfermedad. Cuando vi a esa chica allí con él pensé que eso es lo importante para mí. Por muy buena que sea en su trabajo, es lo que veo cuando pienso en ella. Ese momento, eso es lo que recuerdo”, contaba el actor.

placeholder Meryl Streep, la intérprete más veces nominada a los Oscar y a los Globo de Oro de la historia. (EFE/Ettore Ferrari)
Meryl Streep, la intérprete más veces nominada a los Oscar y a los Globo de Oro de la historia. (EFE/Ettore Ferrari)

Cazale murió a los 42 años, en marzo de 1978. "Era distinto, no he conocido a nadie como él. Destacaba en él su singularidad, su humanidad y la curiosidad que le despertaba la gente", dijo Streep, años después, sobre la gran historia de amor que marcó su juventud. Fue su propio hermano el que le ofreció mudarse unos días al estudio del escultor Don Gummer en Nueva York, que por entonces estaba vacío. Cuando el artista volvió a su hogar se enamoró de ella y acabaron casándose casi de inmediato. En todo este tiempo, Gummer se ha convertido en su gran cómplice, en el señor que la acompaña a todas esas ediciones de los Oscar (ya van 21, más que ninguna otra intérprete en toda la historia) en las que mantiene la sonrisa cuando dicen el nombre de otra. Él es el hombre con el que comparte todas sus vivencias y su sentido del feminismo: "A los 40 años pensaba que ya no iba a tener papeles. Hasta le dije a mi marido a ver si nos podíamos permitir comprar una casa en Nueva York. Me pasé los años siguientes pensando que me tocaba jubilarme. Creo que si sigo teniendo trabajo es porque han accedido muchas mujeres a los departamentos de producción de los estudios, ellas dan luz verde a proyectos que de otro modo no existirían".

Uno de los viajes más destacados del matrimonio fue cuando ella vino a España a recoger el Premio Donosti en 2008. Robert De Niro le había dicho, durante años, que tenía que venir a nuestro país a recibir el galardón: "Tienes que ir allí, ellos saben cómo tratarte". Ese fue el consejo que la hizo plantarse en el María Cristina, un hotel por el que ha pasado lo más granado del mundo cinematográfico, y aceptar el premio. Simpática y accesible, en las entrevistas bromeó sobre comprarse un piso en San Sebastián si Obama no ganaba las elecciones (por aquel entonces aún no se había convertido en el primer presidente afroamericano de la historia).

placeholder Meryl en 'Memorias de África'. (Universal)
Meryl en 'Memorias de África'. (Universal)

Porque la Streep (el 'la' solo lo llevan las grandes) ha llamado la atención incluso de los presidentes estadounidenses y, durante los últimos años, incluso tuvo que aguantar la gruesa ironía de Donald Trump. El millonario y expresidente dijo, en enero de 2017 y a raíz de unas declaraciones de ella en los Globos de Oro, que era "la actriz más sobrevalorada de la historia de Hollywood".

Lo que Trump nunca admitirá es que la Isak Dinesen de 'Memorias de África', la Margaret Thatcher de 'La Dama de Hierro' o la Miranda Priestly de 'El diablo viste de Prada' sabe cantar, sabe bailar y sabe manejar el drama y la comedia como ninguna otra actriz. O lo que es lo mismo, ya está por encima del bien y del mal: Meryl Streep ya es historia del cine.

Si Meryl Streep hubiese tenido que emular el habla asturiana, sin duda lo habría hecho. Ella, la reina de los acentos (lo cual le ha granjeado también detractores, no olvidemos que a la veterana Katharine Hepburn no le gustaba un pelo el trabajo de la que muchos llamaban su sucesora), habría dicho palabras como 'pota' o 'fartucar' con toda naturalidad. Esta semana, la ganadora de 3 Oscar, la que muchos piensan que es la mejor actriz del cine norteamericano, se empapará de esa forma de hablar, ya que acaba de aterrizar en Oviedo. El hotel Reconquista la recibió este martes como la estrella que es, aunque ella iba con la cara lavada y un atuendo de lo más sencillo. La intérprete recibirá el Premio Princesa de Asturias de las Artes y este mismo miércoles mantendrá una charla coloquio llamada 'Sin guion' con Antonio Banderas. En ella hablará de la vida y milagros de su carrera.

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