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Santiago Bandrés costureros versus diseñadores de Cibeles
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Santiago Bandrés costureros versus diseñadores de Cibeles

 Dos veces al año Ifema acoge el escaparate máximo del diseño pret à porter español: la pasarela Cibeles. Pero no solo de Gaudí y la Cibeles

Foto: Santiago Bandrés costureros versus diseñadores de Cibeles
Santiago Bandrés costureros versus diseñadores de Cibeles

 Dos veces al año Ifema acoge el escaparate máximo del diseño pret à porter español: la pasarela Cibeles. Pero no solo de Gaudí y la Cibeles Madrid Fashion Week vive la moda española. Lejos de los focos, de las modelos reconocidas en el circuito y de la pelea de las celebrities por estar sentadas en el front row con sus gafas de sol, también hay diseño. Ese que llevan las clientas de toda la vida y que necesitan tocar el tejido, sentir la caída de una falda y la suavidad de un cashmere.

Santiago Bandrés conoce a la perfección ese otro mundo que reproduce, al estilo de Coco Chanel en su atelier de la parisina Rue Cambon, los desfiles creados para quienes quieren comprar una prenda o pedir un arreglo de otra que han visto. El diseñador palentino presentaba hace unos días su nueva colección de alta costura. El lugar elegido era el hotel Wellington, frecuentado por el ambiente taurino y las modelos, “maniquíes” como las definía el propio Bandrés, que no encajaban con los cánones de las grandes pasarelas.

“Nosotros buscamos el sitio donde lo vamos a hacer, buscamos el casting al uso o distinto, todas las niñas tienen que ser maniquíes, y la maniquí es una mujer que interpreta y expresa un vestido” cuenta Bandrés a Vanitatis tras la presentación. Por ese concepto de trabajo distinto al de las grandes pasarelas pasa también por la discreción máxima y la exclusividad.

“La crisis a las cosas bien hechas no les afecta, y también que el buen pret à porter es tan caro, que nosotros en la costura nosotros casi estamos más baratos, y de la otra forma te vas a encontrar con un montón de vestidos como el tuyo, mientras que aquí vas a tener tu vestido único” comenta el modisto. Según dice, sus clientas son “las que invierten en moda y las que tampoco quieren quemar sus trajes en publicaciones o revistas, hay un tema de privacidad, porque la clienta busca la privacidad en su vida”.

Entre esa clientela se encuentran nombres de la alta sociedad e incluso, hay quien comenta que la infanta Elena podría haber lucido sus creaciones. Cuando le preguntamos a este respecto, Bandrés no suelta prenda: “La privacidad de mi clientela es super importante para mí, si vosotros venís a mis desfiles y luego veis alguna cosa que lleven personalidades y que destaquen, y que luego veáis que hay un estilo Bandrés, me parecerá perfecto”.

Sin embargo, el nunca dirá nada, porque, explica: “Hay una privacidad, hay un juramento del costurero que viste a una persona. Nadie quiere desvelar o ser desvelado. No es que guardemos muchos secretos, es que hay una cercanía, una aproximación a nuestra clienta y no somos quien para contar nada. Hay muchos momentos muy tiernos y muy interesantes en la creación de un vestido. Son momentos íntimos”. Y es que, según afirma: “El mundo de la alta costura es otra historia”.

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