Errores que quizás estás cometiendo al lavarte el pelo y pueden debilitarlo o quitarle brillo
Lavarse el pelo es una tarea tan rutinaria que solemos realizarla de forma funcional, sin prestar atención a los pasos y la forma de realizarlos, pero una correcta limpieza te puede salvar muchos dramas capilares
Si tienes el pelo graso y con tendencia a ensuciarse, habrás escuchado tantas veces eso de 'lavarse el pelo todos los días es muy malo' que, probablemente, sea un consejo que tu cerebro anule según alguien comienza a entonar la frase. Aunque la sentencia no está demasiado desencaminada, porque el cuero cabelludo sufre con el exceso de lavados, no existe una ley única que se adapte a todos los cabellos. Cada uno tiene unas necesidades y, quizá, esta es la primera lección de lavado que aprender.
Por más que alguien te recomiende un champú u otro, lo mejor que puedes hacer es pararte a escuchar a tu pelo y ver qué necesita. Porque ni siquiera necesitará lo mismo en invierno que en verano, ni el lunes o el viernes. Ha llegado el momento de corregir esos pequeños errores que no permiten que tu cabello luzca en todo su esplendor.
Error 1. No elegir el champú adecuado
Si bien es cierto que durante la adolescencia basamos su elección más en la sensorialidad, especialmente en el champú, según pasan los años, es habitual darse cuenta de que el que llevamos años utilizando ha perdido eficacia o, más bien, que no le da a nuestro pelo lo que necesita. Hasta hace unos años, los champús parecían reservados a solo tres tipos: para cabello graso, cabello dañado o anticaspa. En la actualidad encontramos incluso champús formulados para tratar los cabellos de raíz grasa y puntas dañadas, todo en uno.
Error 2. No lavar las veces necesarias
Volviendo a si es recomendable lavar el cabello a diario o no, la decisión dependerá de cada tipo de cabello. Los cabellos más grasos tienden a ensuciarse en el mismo día, acumulando grasa en el cuero cabelludo que, de no ser eliminada, puede obstruir el poro y la raíz, lo que debilita el cabello y favorece su caída. Lo adecuado es lavar el pelo cuando notemos que se engrasa o ensucia, sin necesidad de mantener una rutina férrea tipo 'me lavo el pelo lunes, miércoles y viernes'.
Un día de calor excesivo, el sudor tras realizar ejercicio, haber aplicado algún producto de styling o la propia polución del ambiente alteran la higiene del cabello y no siempre los podemos controlar. Lo más recomendable es prestar atención al estado del cabello y lavarlo si es preciso. Los cabellos más secos aguantan más tiempo limpios y por ello pueden espaciar más tiempo los lavados, lo que no supone que estén más sucios.
Error 3. ¿Enjabonar una o dos veces?
Miriam Quevedo, creadora de la firma cuidado capilar con su nombre y experta en cabello, nos aseguraba que su truco para cuidar su pelo es enjabonarlo dos veces. La primera vez que se aplica el jabón se retira la suciedad y, tras aclararlo, se eliminan el resto de impurezas y se aprovecha para tratar el cabello; "para la segunda enjabonada, utilizo un champú específico según las necesidades de mi cuero cabelludo y cabello", detallaba.
Si nos lavamos el pelo a diario, enjabonarlo dos veces resulta innecesario, además de muy agresivo para el cabello, así que el doble champú puede que sea otro de esos trucos de profesional que no se adapte a tu pelo.
La forma en la que se aplica el champú sí tiene, sin embargo, una forma correcta de realizarse. Para conseguir una mayor efectividad del jabón y limpiar, pero sin resecar el cabello, lo ideal es depositar el champú en las palmas de las manos y trabajarlo hasta crear espuma. Es entonces cuando esta se aplica en el cuero cabelludo a través de movimientos circulares. De este modo, la raíz del cabello se limpia adecuadamente y, según se va generando más espuma, se va deslizando a lo largo del cabello para limpiarlo por completo.
Error 4. El masaje no siempre es fundamental
Colocar los dedos en forma de garra y frotar el cuero cabelludo como intentando desincrustar la suciedad en una especie de exfoliación física puede resultar demasiado agresivo. La opción menos arriesgada es extender el champú a través de un suave masaje con movimientos circulares, pero, cuidado, este masaje puede estimular las glándulas sebáceas y, por tanto, hacer que segreguen sebo.
Aunque sí es recomendable para mantener la correcta hidratación del cuero cabelludo, puede ser contraproducente si se tiene el cabello graso. En tal caso, la recomendación más extendida es enjabonar el cabello con la palma de la mano sobre la raíz y utilizar un champú purificante que desincruste la suciedad y absorba la grasa.
Error 5. Aclarar mal
Aclarar el champú y el posterior acondicionador no consiste solo en retirar el producto del cabello, también evita que se apelmace y engrase. Un champú mal aclarado genera picor y daña el cabello, pero un acondicionador mal aclarado además apelmaza la raíz, eliminando el movimiento y favoreciendo que el cabello se ensucie y engrase en menos tiempo. Al ser un cosmético más hidratante que un champú para facilitar el desenredo del cabello, el acondicionador tiene componentes más grasos que necesitan de un aclarado intenso que, por cuestión de prisa, solemos acortar.
A la hora de aclarar ambos, se deben concentrar los esfuerzos en eliminar todos los residuos de la raíz, aprovechando el agua que baja a lo largo del pelo para aclararlo también de forma longitudinal. El tip extra es hacerlo con agua fría para sellar la cutícula y potenciar el brillo.
Error 6. Hacer un mal uso de la mascarilla
Por alguna razón solemos prestar más atención a la mascarilla que al acondicionador, pero mientras este necesita de obligado uso cada vez que lavamos el pelo para desenredarlo, podemos espaciar el uso de la mascarilla. Con usarla una o dos veces por semana (dependiendo siempre de lo seco que sea tu cabello), es más que suficiente, ya que en realidad es un tratamiento de hidratación más intenso.
Por supuesto, por si tenías alguna duda, eso de dejar la mascarilla sobre el pelo más de dos horas no es recomendable para el cabello. Aplicar una mascarilla sobre el cabello mojado, recogiéndolo durante un tiempo prolongado es perjudicial para la fibra capilar y el cuero cabelludo. "Al cabello no le gusta mantener una humedad prolongada. Sería como meter ropa mojada en una bolsa de plástico durante horas: se estropearía”, explicaban desde la clínica capilar MC360.
Así que ahora toca lavar el pelo identificando sus necesidades y siendo consciente de cada gesto porque la más mínima variación tiene una repercusión en el cabello.
Si tienes el pelo graso y con tendencia a ensuciarse, habrás escuchado tantas veces eso de 'lavarse el pelo todos los días es muy malo' que, probablemente, sea un consejo que tu cerebro anule según alguien comienza a entonar la frase. Aunque la sentencia no está demasiado desencaminada, porque el cuero cabelludo sufre con el exceso de lavados, no existe una ley única que se adapte a todos los cabellos. Cada uno tiene unas necesidades y, quizá, esta es la primera lección de lavado que aprender.