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¿Semaglutida? El polémico fármaco para la diabetes que ayuda a adelgazar
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¿Semaglutida? El polémico fármaco para la diabetes que ayuda a adelgazar

Utilizada en el tratamiento de la diabetes tipo II, se ha convertido en la última dieta milagro de Estados Unidos. Pero no hay que olvidar que la semaglutida es un fármaco, no apto para todos y que necesita prescripción médica

Foto: La semaglutida ayuda al páncreas a producir más insulina. (Polina Tankilevitch para Unsplash)
La semaglutida ayuda al páncreas a producir más insulina. (Polina Tankilevitch para Unsplash)

Muchos de los ingredientes cosméticos comenzaron su vida siendo principios activos de medicamentos. La vitamina C se usaba para fortalecer las defensas y así evitar resfriados, pero se descubrió que también iluminaba la piel; el minoxidil trataba la hipertensión, pero resultó clave en casos de calvicie, y ahora se sabe que la semaglutida no solo ayuda a nivelar la glucosa de los pacientes con diabetes tipo 2, sino que también es capaz de hacer adelgazar con bastante rapidez.

Foto: Foto: iStock.

Diferentes ensayos avalan su eficacia. En el del medicamento Wegovy (uno de los nombres comerciales de este fármaco), publicado en el 'New England Journal of Medicine' en 2021, los 1.961 adultos con sobrepeso u obesos que recibieron una inyección semanal de 2,4 miligramos de semaglutida perdieron el 15% de su peso corporal trascurridas 68 semanas. Sin embargo, el furor que está teniendo en Estados Unidos no es normal… El año pasado ya hubo revuelo con este asunto cuando Kim Kardashian declaró había sido capaz de adelgazar 8 kilos en tan solo tres semanas y así poder entrar en el vestido que había llevado originalmente Marilyn Monroe; se rumoreaba entonces que este logro había sido posible con la ayuda de este fármaco. Y ahora parece ser que se ha convertido en la nueva 'dieta' de moda en Los Ángeles, ciudad donde está incluso comenzando a haber problemas de suministro de Ozempic (otro de los nombres comerciales que recibe) para los pacientes que lo necesitan realmente.

¿Qué es la semaglutida?

“Se trata de un análogo, es decir, una sustancia parecida a una molécula que segrega el cuerpo (GLP1) para inducir una saciedad precoz que actúa tanto a nivel estomacal como a nivel cerebral, principalmente”, explica Francisco Martínez Peñalver, médico internista de Clínica Premium Marbella.

Durante su uso “hay un retraso del vaciamiento gástrico y una disminución del apetito. Algunos estudios revelan que los pacientes tendrían menos apetencia por lo alimentos ricos en grasas y, además, se sienten saciados antes y también consiguen controlar el apetito”, añade Celia Gonzalo, endocrina y experta en nutrición del grupo clínico Neolife.

placeholder Se deben trabajar muchas otras cosas: el aspecto psicológico con la terapia cognitivo conductual, la educación nutricional. (Polina Tankilevitch para Pexels)
Se deben trabajar muchas otras cosas: el aspecto psicológico con la terapia cognitivo conductual, la educación nutricional. (Polina Tankilevitch para Pexels)

Tanto en pacientes diabéticos como en los que no lo son, el funcionamiento es el mismo, aunque cuando se utiliza como medicamento para la diabetes su propósito principal es ayudar al páncreas a producir más insulina para regular los niveles de azúcar en la sangre. Pero el resto de mecanismos de acción son independientes al estado glucémico –la semaglutida aumenta la actividad del GLP1 en el cuerpo, que es la responsable de ayudarnos a sentirnos saciados después de haber comido o entre horas–, lo que la está convirtiendo en la reina del adelgazamiento.

En España se comercializa básicamente con dos nombres: “Hay una forma oral diaria que se llama Rybelsus y se administra 30 minutos antes del desayuno junto con un vaso de agua y durante esa media hora no se puede comer nada. La otra es Ozempic, una inyección semanal que debe suministrarse de manera progresiva hasta alcanzar 1 mg, que es la dosis máxima recomendada”, cuenta el doctor.

¿Quién debería recurrir a la semaglutida y quién no?

Según su ficha técnica, las personas que pueden beneficiarse de este tratamiento son individuos adultos con un índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 30 kg/m2 (obesidad tipo I) o con un IMC superior a 27 pero asociado a comorbilidades, es decir “complicaciones por este exceso de peso (diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, dislipemia, síndrome de apnea obstructiva del sueño, antecedentes de infarto agudo de miocardio, ictus o problemas vasculares). La realidad es que actualmente se está prescribiendo (fuera de ficha técnica) incluso en rangos menores de sobrepeso”, asegura la experta de Neolife.

Las sociedades tanto de endocrinología como de obesidad recomiendan no suministrarla en pacientes con un IMC menor de 25 –en realidad, en la ficha técnica pone que es apto hasta un IMC menor de 23–, pero lo que está claro es que, al tratarse de un fármaco, se tiene que utilizar siempre “tras una valoración médica cuando las primeras medidas (dieta y ejercicio) están dando resultados pobres o la evolución ponderal es muy lenta”, advierte Gonzalo, quien también añade que se debe acompañar de “una restricción calórica, así como de la adaptación a un correcto aporte proteico para evitar la pérdida de músculo y de actividad física”. Así como tampoco se debe suministrar a pacientes con un IMC bajo o donde se pueda sospechar que existe un trastorno de la alimentación.

Y la endocrina también aconseja que de forma paralela a las inyecciones semanales de semaglutida se deben trabajar muchas otras cosas: el aspecto psicológico con la terapia cognitivo conductual, la educación nutricional (gracias a los dietistas y endocrinólogos), la actividad física (mejor con un profesional del deporte), la retirada de tóxicos banalizados como el alcohol, la salud de la microbiota –un disbalance llamado disbiosis puede contribuir a enfermedades metabólicas–, entender el contexto socioeconómico del paciente, así como su estilo de vida y la tendencia genética.

placeholder No se suele prescribir si se ha padecido una pancreatitis en el pasado. (Polina Tankilevitch para Pexels)
No se suele prescribir si se ha padecido una pancreatitis en el pasado. (Polina Tankilevitch para Pexels)

Por último, este fármaco no se debe utilizar durante el periodo de lactancia o si se sufre de insuficiencia renal y/o hepáticas graves. Tampoco se suele prescribir si se ha padecido una pancreatitis en el pasado. “La semaglutida puede aumentar el riesgo del cáncer de tiroides. El paciente que tenga un MEN 2 (síndrome de neoplasia endocrina múltiple tipo 2) tendrá que informar a su médico de ello”, advierte Gonzalo.

Riesgos y efectos secundarios de la semaglutida

Es cierto que este no es un medicamento con riesgos, como sí ocurría con algunos indicados para bajar de peso que se comercializaban en el pasado. Aun así, la semaglutida sí que tiene efectos adversos y los más frecuentes son los de tipo digestivo: náuseas, diarrea, vómitos, malestar gástrico, dolor abdominal, estreñimiento, flatulencias, distensión abdominal, etc. Estos se pueden deber a una intolerancia al fármaco o también pueden ser fruto de que “el paciente no sigue una dieta a pesar de que se le está suministrando semaglutida, ya que esta debe ir acompañada de una alimentación pautada, o también puede deberse a que el individuo sigue comiendo a pesar de estar ya lleno. En esos casos, las náuseas y vómitos no aparecen por culpa del fármaco, sino por seguir comiendo a pesar de estar ya saciado”, comenta el médico internista de Clínica Premium Marbella. Así como otros efectos adversos destacables son colecistitis (inflamación de la vesícula) o colelitiasis (piedras en la vesícula).

Foto: (iStock)

Además, es muy importante no ingerir alcohol durante el tratamiento. “La relación de este con el fármaco es idiosincrática; es decir, no depende de que se beba mucha cantidad o no, sino de que la mezcla de alcohol y análogos de GLP1 aumenta el riesgo de pancreatitis aguda”, añade el mismo experto. De ahí que sea tan relevante que siempre haya un control médico detrás de su uso.

También hay que tener en cuenta que una vez se deja de suministrar la semaglutida se pierden sus efectos, por lo que se corre el riesgo de volver al peso normal. Por eso “el inicio y el establecimiento de la dosis para cada paciente es personal y progresivo, con control a las dos semanas y al mes del comienzo para ajustar la dosis. Y cuando el paciente va a dejar el fármaco, también se le va a retirar la dosis de manera gradual, es decir, que se irá disminuyendo la dosis del fármaco durante un periodo de entre dos y cuatro semanas”, aclara Martínez Peñalver.

Muchos de los ingredientes cosméticos comenzaron su vida siendo principios activos de medicamentos. La vitamina C se usaba para fortalecer las defensas y así evitar resfriados, pero se descubrió que también iluminaba la piel; el minoxidil trataba la hipertensión, pero resultó clave en casos de calvicie, y ahora se sabe que la semaglutida no solo ayuda a nivelar la glucosa de los pacientes con diabetes tipo 2, sino que también es capaz de hacer adelgazar con bastante rapidez.

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