La inesperada reaparición de las herméticas hermanas Olsen practicando el twinning
Su aparición fue breve, su discurso fue escueto, pero su impacto fue absoluto. En un mundo obsesionado con la exposición, ellas siguen eligiendo la invisibilidad
Han pasado años desde la última vez que vimos a Mary-Kate y Ashley Olsen compartir escenario. Su discreción, casi legendaria, ha convertido cada una de sus apariciones públicas en un acontecimiento. Y anoche, en el American Museum of Natural History de Nueva York, las hermanas más enigmáticas del universo fashion hicieron precisamente eso: romper su propio silencio estilístico con una aparición conjunta en los CFDA Fashion Awards 2025, los premios más relevantes de la moda estadounidense. Lo hicieron sin alfombra roja, sin declaraciones, sin teatralidad... pero con la impecable sobriedad que las ha convertido en un referente absoluto del minimalismo contemporáneo.
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El hermetismo como declaración de estilo
Las Olsen no necesitan el ruido mediático para generar expectación. Desde que fundaron The Row, su firma de culto, en 2006, han cultivado un aura de discreción absoluta. No dan entrevistas, apenas aparecen en público y mantienen sus desfiles en un mutismo casi monástico, sin presencia de cámaras ni móviles, sin cobertura mediática más allá de un selecto círculo de invitados. Lo suyo es la antítesis del “see and be seen”: un culto a la elegancia silenciosa, a la perfección sin artificios y a la atemporalidad.
Por eso, su presencia en los CFDA —donde fueron galardonadas como Diseñadoras de Accesorios del Año— fue un acontecimiento en sí mismo. La ceremonia, presidida por Thom Browne y Steven Kolb, reunió a figuras como A$AP Rocky, Donatella Versace o Naomi Campbell, pero fue la aparición fugaz de las gemelas la que monopolizó las miradas. Sin posar en el photocall ni participar en la previa del evento, entraron directamente en la gala, fieles a su naturaleza elusiva. Y cuando subieron al escenario para recoger el galardón, confirmaron que siguen dominando el arte del misterio con una maestría impecable.
El poder del negro absoluto
Su elección estilística no podía ser otra: negro absoluto, su firma más reconocible. Coordinadas pero no idénticas, ambas apostaron por looks sobrios y monolíticos, presumiblemente firmados por su propia casa, The Row. Las siluetas, largas y envolventes, desprendían la elegancia que define su marca: tejidos con cuerpo, cortes precisos y un aire de discreta solemnidad.
Ashley Olsen se decantó por un abrigo tipo esmoquin, de líneas limpias y cuello satinado, acompañado por un broche plateado en forma de hoja que aportaba un toque de luz al conjunto. El detalle, sutil pero deliberado, introducía un contraste entre lo austero y lo ornamental, recordando que en el universo Olsen, el lujo nunca es obvio. Por su parte, Mary-Kate optó por un abrigo largo hasta el suelo, de corte fluido y hombros estructurados, bajo el cual se adivinaba un pantalón ancho y una camisa de seda. Su elección de un collar de piedras ámbar rompía la monocromía, aportando un destello cálido y artesanal al conjunto.
Un truco de estilismo muy Olsen
Entre las observadoras más atentas no pasó desapercibido el gesto de Mary-Kate, que durante la gala llevó parte de su melena metida bajo el cuello del abrigo, un truco de estilismo muy característico entre las insiders. Ese pequeño detalle —sutil, casi imperceptible— acentuaba la pureza de las líneas del look y reforzaba la estética depurada que tanto admiran diseñadores como Phoebe Philo o Daniel Lee. En el universo Olsen, nada es casual: cada pliegue, cada gesto, cada mechón oculto forma parte de un manifiesto estético.
La elección de aparecer en la ceremonia —y no en la alfombra roja— fue una decisión fiel a su filosofía. Las Olsen no necesitan exposición para reafirmar su poder en la industria: su influencia se mide en sus silencios, no en sus titulares. The Row, la marca que fundaron hace casi dos décadas, es hoy uno de los pilares del lujo silencioso, una corriente que reivindica la excelencia del diseño por encima del logotipo y la ostentación. Que anoche fueran premiadas por sus accesorios —una categoría que premia la atención al detalle, la textura y la artesanía— no podría ser más simbólico.
En una noche repleta de brillos, transparencias y poses, las hermanas Olsen recordaron que el verdadero estilo reside en la calma.
Han pasado años desde la última vez que vimos a Mary-Kate y Ashley Olsen compartir escenario. Su discreción, casi legendaria, ha convertido cada una de sus apariciones públicas en un acontecimiento. Y anoche, en el American Museum of Natural History de Nueva York, las hermanas más enigmáticas del universo fashion hicieron precisamente eso: romper su propio silencio estilístico con una aparición conjunta en los CFDA Fashion Awards 2025, los premios más relevantes de la moda estadounidense. Lo hicieron sin alfombra roja, sin declaraciones, sin teatralidad... pero con la impecable sobriedad que las ha convertido en un referente absoluto del minimalismo contemporáneo.