Dieta de la fresa, pierde peso mientras depuras tu organismo
Aprovecha los beneficios de esta fruta y su delicioso sabor para adelgazar
Una alimentación sana y equilibrada es una de las claves que debemos tener en cuenta cuando queremos cuidarnos. Además, para que los resultados sean visibles en el exterior, una parte importante es asegurarnos de que el interior funciona en perfectas condiciones.
Por eso, si nos acostumbramos a comer de una forma adecuada y en función de nuestras necesidades estaremos ayudando a que nuestro cuerpo trabaje de una forma eficiente y, por tanto, ganando en salud.
Sin embargo, hay ocasiones en las que queremos ver resultados cuanto antes. En esos momentos suele emplearse un tipo de dieta depurativa, pensada para seguir durante un breve periodo de tiempo y con la intención de ver resultados inmediatos. Estas dietas suelen tener amplias carencias nutricionales. Además, una vez retomes tu alimentación habitual, recuperarás lo perdido.
Por eso, cuando queremos aprender a comer y hacerlo de una forma saludable, e incluso perder algo de peso, lo mejor es ponernos en manos de un experto. Cometer errores en nuestra alimentación puede llegar a poner en riesgo nuestra salud, tirando por tierra nuestro propósito de sentirnos mejor y buscar nuestra mejor versión.
Una de las dietas más sabrosas de aquellas diseñadas para hacernos perder un poco de peso en un momento puntual es la dieta de la fresa. Las fresas son una de las frutas que suelen recomendarse durante las dietas diseñadas para perder peso. Tienen pocas calorías, muchas vitaminas y fibra, ayudan a evitar la retención de líquidos y a disminuir el colesterol del malo. Es un antiinflamatorio natural y un potente antioxidante, reduce el apetito y mejora la circulación sanguínea.
Hay distintas versiones de esta dieta, algunas de ellas duran tres días y otras se alargan toda la semana, pero hay puntos que son comunes a ambas. Por ejemplo, hacer cinco comidas al día, beber dos litros de agua diarios y, sobre todo, comer fresas, unos 400 gramos aproximadamente en cada una de las ingestas.
Mientras que para seguir la dieta de los tres días, solo se pueden comer fresas, y acompañarla de otro tipo de fruta, la dieta más larga sí introduce otros alimentos.
Así, el desayuno podría estar formado por fresas, leche vegetal y avena. Para la comida, acompaña la fruta de menestra o sopa de verduras y pechuga de pollo o filete de merluza. La cena será fresas junto con un yogur desnatado. Para el almuerzo y la merienda, solo unos 350 gramos de fresas.
Así, como puedes observar, esta dieta dista mucho de ser equilibrada y es muy probable que te aburras si comienzas a hacerla. Puede que llegues a perder peso, pero a costa de dejar de comer muchos de los nutrientes que tu cuerpo necesita.
Si te gustan las fresas, no dudes en incorporarlas a tu dieta, son perfectas para tomar a media tarde o en el desayuno y, si quieres tomarlas de una forma diferente, también puedes hacerte un batido, mezclando 6 fresas, medio vaso de leche vegetal y un yogur desnatado. ¡Delicioso!
Una alimentación sana y equilibrada es una de las claves que debemos tener en cuenta cuando queremos cuidarnos. Además, para que los resultados sean visibles en el exterior, una parte importante es asegurarnos de que el interior funciona en perfectas condiciones.