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Carmen Franco y los secretos que escondió en la Marbella de Incosol
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la costa del sol era su balón de oxígeno

Carmen Franco y los secretos que escondió en la Marbella de Incosol

La hija del dictador Francisco Franco tuvo predilección por esta localidad de la Costa del Sol, donde era recibida por todos con boato. Por todos, menos por la duquesa de Alba

Foto: Carmen Franco, una enamorada de Marbella.
Carmen Franco, una enamorada de Marbella.

Nenuca nunca olvidó Marbella. La marquesa de Villaverde abandonó su disciplina mitad palaciega mitad cuartelera cuando inició su periplo vital en la ciudad del sol. Como ella misma decía, fue "un balón de oxigeno". Dejó de vestir de Balenciaga y se atavió con los atuendos de la jet más extrovertida que deambulaban por el Marbella Club. Eran los años setenta cuando la familia Franco desembarcó en el paraíso de Los Monteros.

En la misma fecha que Carmen Franco contraía matrimonio en el palacio de El Pardo, con Cristóbal Martínez-Bordiú en 1950, era cuando el financiero Ignacio Coca empezaba a levantar los primeros ladrillos de la urbanización de lujo de Los Monteros. Allí en las lomas de la montaña levantó también el complejo de Incosol, lugar que marcaría un antes y un después en la vida de Nenuca y donde fijaría su residencia de verano: la sosegada mansión de Los Monteros.

Foto: Bordiú, Obregón, Rafi Camino y Sartorius en un fotomontaje realizado en Vanitatis
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De Medras a la 'jet' marbellí

La mansión de los Franco en el dunar de Los Monteros era un lugar plácido de recreo. Atrás quedaron para Carmencita los veranos en el pazo de Meirás, la residencia que los gallegos regalaron a su padre, propiedad de los Pardo Bazán y también los paseítos en el Azor. En Marbella era todo más 'ella': al fin tenía su propia residencia de vacaciones. Uno de los trabajadores que estuvo al servicio de Carmen Franco, Salvador Martín, con el que ha hablado Vanitatis, explicaba a este portal que era la época de oropel en la Costa del Sol: “Yo me llevaba muy bien con el marqués de Villaverde e incluso tuvimos grandes conversaciones. Construimos su casa en la zona de Los Monteros", cuenta a este medio.

Foto: Carmen Franco, con 11 años, lanza un mensaje enmarcado en la propaganda franquista.


Y añade: "Doña Carmen, la hija de Franco, mandaba mucho, pero yo me llevaba muy bien con ella y me quería. Pasé mucho tiempo allí”, recuerda Salvador. En el año 1973, Francisco Franco estuvo en Marbella para la inauguración de la clínica de salud de su yerno el marqués de Villaverde.

Ese día, los que estuvieron allí recuerdan lo espectacular que brillaba Nenuca: “Entonces éramos todos muy jóvenes -sonríe Salvador- y todo se veía de otra manera. La duquesa parecía sacada de un cuadro de Romero de Torres”. De esa época Salvador guarda aún en su memoria que hasta llegó a ver al Caudillo “con sus nietos jugando a las cometas por la playa. Iba con pantalón corto y tenía las piernas muy delgaditas. Le gustaba dormir en un sótano inmenso que hicimos en la parte de debajo de la casa, para estar fresquito y que no le diera la luz. Su hija Carmen le veía siempre como un personaje. Le adoraba”.

Cayetana de Alba siempre la rechazó

Lo cierto es que el declive de los setenta, años en que los Franco quedaron relegados a un segundo lugar con la muerte del Caudillo, también pasó factura a Nenuca. Un ejemplo de esto fue el de la duquesa de Alba, que siempre presumió en vida de que ninguno de los Franco había pisado sus propiedades. En Marbella eran muy sonadas las fiestas que Cayetana celebraba en Las Cañas y Nenuca nunca fue invitada.

placeholder El marqués de Villaverde y Carmen Franco, en Marbella. (Gtres)
El marqués de Villaverde y Carmen Franco, en Marbella. (Gtres)


La marquesa de Villaverde tuvo que consolarse con otros nombres anónimos y afines en su día al régimen, como Neneta Madrigal, hija del ministro Nieto Antúnez, Carmela López o Margarita Orfila. Con ellas ha compartido la afición de las cartas y su pasión por el brigde. Más considerado con ella fue el rey de la jet, Jaime de Mora. Su hermana Fabiola, que en tiempos de la dictadura se casó con el rey de Bélgica Balduino, fue agasajada por la madre de Carmen y tratada con mucho boato por ser la primera dama en España que, en ese tiempo, llevaba a los españoles a la corte europea. Y eso Jaime nunca lo olvidó. Todos recuerdan en Marbella cómo él y su esposa siempre tuvieron un trato grato con Nenuca.

Foto: La boda de Carmen Franco y Cristóbal Martínez-Bordiú. (Cordon Press)


De Los Monteros a vecina de Ignacio González

La época más longeva de la marquesa de Villaverde pasa por dejar la mansión de Los Monteros y disfrutar sus días en Alhambra Golf, una de las áreas más caras de la Costa del Sol y que se ha dado a conocer porque es el recinto donde se encuentra el ático de Ignacio González. Desde este complejo, Carmen Franco organizaba en el Casino de Marbella uno de los campeonatos de bridge más famosos de la costa. Ella nunca se desvinculó de Marbella, al menos en su corazón, porque, como en los últimos tiempos recordaba, fue y será su particular "balón de oxigeno".

Nenuca nunca olvidó Marbella. La marquesa de Villaverde abandonó su disciplina mitad palaciega mitad cuartelera cuando inició su periplo vital en la ciudad del sol. Como ella misma decía, fue "un balón de oxigeno". Dejó de vestir de Balenciaga y se atavió con los atuendos de la jet más extrovertida que deambulaban por el Marbella Club. Eran los años setenta cuando la familia Franco desembarcó en el paraíso de Los Monteros.

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