Tajuelo, año 1: el renacer de Beatriz en el aniversario de su ruptura con Rivera

Las rupturas son complicadas. Que se lo pregunten a María Teresa Campos y Edmundo Arrocet, que atraviesan su viacrucis particular estos días. Pero hay algunas que son depurativas: “Ha sido un año de cambios importantes en mi vida. Por fin cojo el timón, por fin trazo mi camino”. Las palabras son de Beatriz Tajuelo, que un año después de romper con Albert Rivera mira al pasado sin rencor para confirmar que está en su mejor momento.

Atrás queda aquella otra frase que formuló en julio de 2019, cuando aún las heridas dolían y el torbellino mediático llamaba a su puerta un día sí y otro también: “Lo pasé mal porque no es agradable que un tema personal se convierta en público. Tenía cámaras y reporteros en la puerta de casa y la verdad es que me sentí agobiada. Me preguntaban y yo no tenía nada que decir. ¿Qué iba a contar de un asunto íntimo?”.

Pero el tiempo ya lo dice el dicho, todo lo cura. Y ahora, un año después de la separación, Tajuelo no es solo capaz de hablar de lo suyo con el político, sino de lo de su ex y su nueva pareja. O casi: cuando le preguntaron sobre el embarazo de la pareja dijo: “Siempre es bonito que vengan niños al mundo, ¿no?". Correcta, precisa, acertada, pero sin mojarse. No como Gonzalo Miró (ex de la cantante), que durante una entrevista declaraba: “Yo pensé, y lo sigo pensando, que él en realidad lo que quería no era ser presidente del Gobierno, sino ser famoso”.

Dulce ella, agridulce él

Desde que Rivera y Tajuelo decidieron tomar caminos separados, cada cual ha rehecho su vida con resultados dispares. Mientras que el político ha tenido una de cal y otra de arena, a la exazafata el viento le ha sido favorable. Rivera tiene mucho que celebrar (un nuevo amor, una paternidad futura), pero bastante que olvidar (su debacle política acabó con su dimisión). Mientras tanto, Tajuelo, después de vivir a la sombra del líder de Ciudadanos durante los cuatro años que duró su relación, y atravesar la dura senda de la ruptura, ha tenido un renacer 'in crescendo'.

Centrada en su presente, Tajuelo está feliz (dicho por ella misma) volcada en el mundo de la moda, los eventos y el lifestyle en general, una vida “en la que lo único que pretendo es disfrutar del mismo”.

Echando un vistazo a su Instagram descubrimos dos datos importantes: uno, que no hay ni rastro de su vida con el exlíder de Ciudadanos. Dos, que fue en mayo de 2019, durante la segunda edición de la fiesta Hats & Horses, cuando Tajuelo tuvo la revelación de reconvertirse en una influencer. En aquel evento menorquín que recuerda (salvando las distancias) a las carreras de Ascot, Tajuelo fue merecedora del premio Mejor Look, Mejor Vestida. Ella reflejó su alegría en su red social que desde entonces se ha convertido en el espejo de su nueva vida.

La vida es arriesgar

Doscientas publicaciones y algo más de 5.600 seguidores después, el Instagram de Beatriz es un reflejo de su día a día: lo mismo asiste una cata de vinos que despide el año desde uno de los Room Mate de Kike Sarasola, que hace apología de Menorca, la isla que ha robado el corazón de la catalana y de la que es embajadora vocacional.

Acude invitada a desfiles tanto en Barcelona como en Madrid, participa en exposiciones, acude al teatro y la ópera…

Con bonitas fotos, textos inspirados y recomendaciones especiales, Tajuelo es una influencer en toda regla. Poco (o nada) queda ya de aquella mujer que dejó su trabajo, su casa y su ciudad, que dejó su vida entera para seguir al político. Ahora, desde sus redes sociales recomienda restaurantes, relata sus vacaciones, asiste a desfiles de moda y anima y empodera a la gente valiente que no le tiene miedo a los cambios: “Bravo por la gente que se atreve a empezar de cero... a pesar de los años, a pesar de los daños... porque de qué trata la vida si no es de arriesgar, emocionarse, vivir, vibrar...”.