Los hijos de Georgie Dann despiden a su padre en el tanatorio de La Paz
El cantante, recordado como el rey de la canción del verano, murió ayer a los 81 años, antes de someterse a una operación de cadera
Fue una noticia inesperada y que ha generado una enorme tristeza a los fans de distintas generaciones del cantante francés afincado en nuestro país. Recordado como el rey de la canción del verano, se había establecido en España, que fue el principal escenario de sus éxitos, aunque antes se había hecho un nombre propio en distintos países de Hispanoamérica. Georgie Dann fallecía ayer, dejando un vacío en un lugar que otros han intentado ocupar pero sin conseguir el mismo cariño que él, como el propio artista reconocía, ni con la misma continuidad.
Esta mañana de jueves han sido sus hijos, Emi, Patricia y Paul, quienes han dado el último adiós al artista, que murió en el hospital Puerta de Hierro de Madrid, cuando se preparaba para ser sometido a una operación de cadera, según desvelaba ayer 'El Mundo'. Tenía 81 años y su carrera se prolongó hasta el final, pues su popularidad no había decaído, pese a que eran poco frecuentes sus intervenciones televisivas y su música no era muy consumida en las plataformas de streaming ni en las radiofórmulas. Aun así, están en la memoria colectiva numerosos éxitos como 'El chiringuito' o 'El africano', que triunfaron cuando el termómetro subía exponencialmente. Eran canciones vitalistas, divertidas y sin pretensiones que, sin embargo, fueron pasando de generación en generación.
La trascendencia en Francia de su fallecimiento ha sido pequeña porque allí era un figura muy poco conocida. Sin embargo, en nuestro país causó una enorme conmoción que quedó reflejada enseguida en las redes sociales, que se llenaron de mensajes de recuerdo para su figura y de apoyo para su familia. Como decimos, España fue también el país en el que encontró el amor, al lado de Emy, madre de sus tres hijos y gogó en muchos sus espectáculos. Dos de ellos han seguido sus pasos artísticos en el mundo de la música y formaron el dúo Calle París.
De igual forma que su padre, Patricia y Paul empezaron desde la infancia a tocar instrumentos y a estar siempre rodeados de música. Licenciados universitarios, sin embargo, fue la música su vocación y el nombre se les ocurrió al escuchar la canción 'Una calle de París' de Duncan Dhu. Han publicado un disco y un EP, y en 2009 ganaron el premio a mejor artista revelación en los 40 Principales.
"Nunca les he dado mi opinión. Ellos no quieren ser 'hijos de' y lo respeto. Han sacado un disco, 'Huracán', y me lo enseñaron cuando estaba ya en la calle. Patricia, que tiene dos carreras, escribe letras muy bonitas y elegantes. Paul, que está en tercero de Marketing, es un gran músico. De pequeñito le metí una estricta concertista rusa para que le enseñara a tocar el piano. Al principio lo pateaba, pero acabó gustándole. Ahora no me necesita para hacer arreglos. También con ellos he tenido suerte", manifestaba en una entrevista publicada por 'El Periódico' en 2019.
Georgie Dann ha sido despedido en la intimidad y deja un legado musical que, al igual que ocurriera con Raffaella Carrà, quien también nos abandonó recientemente, ha hecho feliz a tanta gente que ha bailado y cantado sus canciones en todo tipo de fiestas. Él mismo se reivindicó en numerosas ocasiones y manifestó que su música no era 'hortera' y subrayó su capacidad de reinventarse y de levantarse ante cualquier adversidad.
Siempre discreto con su vida privada, Georgie Dann se ha marchado con la misma discreción, y desde aquí queremos mandar nuestro apoyo a sus familiares.
Fue una noticia inesperada y que ha generado una enorme tristeza a los fans de distintas generaciones del cantante francés afincado en nuestro país. Recordado como el rey de la canción del verano, se había establecido en España, que fue el principal escenario de sus éxitos, aunque antes se había hecho un nombre propio en distintos países de Hispanoamérica. Georgie Dann fallecía ayer, dejando un vacío en un lugar que otros han intentado ocupar pero sin conseguir el mismo cariño que él, como el propio artista reconocía, ni con la misma continuidad.