Chema Martínez, gurú del running: atletismo en la sangre y una familia de campeones

A sus 50 años recién cumplidos, esta auténtica leyenda del atletismo tiene una curiosa numerología marcando su trayectoria. A los once años y luciendo el dorsal once, Chema Martínez, conocido cariñosamente como Chemita, lograba su primera victoria corriendo sobre asfalto. Saltamos hasta 2002 y un día siete a las siete de la tarde, se proclamaba campeón de Europa de los 10.000 metros en Múnich.

Sin embargo, tras un magnífico palmarés en el que también figuran una plata europea en de Goteborg, más de cuarenta internacionalidades, dos participaciones en juegos olímpicos y la perseverancia de no cejar en el empeño de seguir manteniendo trescientos sesenta y cinco días al año de duro entrenamiento, el cinco es su número de la suerte.

Cinco son los miembros de la familia que ha formado junto a Nuria Moreno y sus tres hijos, y cinco son los anillos olímpicos que les unen porque, además de sus participaciones en Atenas y Beijing, ella fue olímpica en Sídney compitiendo en hockey hierba. No sería extraño que, en algún momento, alguno de los tres miembros más jóvenes de esta deportista tribu se sumaran a las filas olímpicas, porque todos llevan el atletismo en la sangre.

Juntos les vemos hacer deporte en el muro de Instagram de su padre, al que basta echar una mirada para ponerse a sudar la gota gorda. Porque Chemita, aunque lleve años apartado del deporte de máximo nivel, no sabe estarse quieto. Le contemplamos dándole al running compitiendo en carreras populares desde la maratón de Nueva York a la San Silvestre vallecana, montado en bici, dándolo todo en el gimnasio, nadando... No hay quien pare a esta versión en carne y hueso de Chicho Terremoto.

"En 2011 estuve en Corea del Sur y en 2012 no pude ir a los Juegos porque me rompí la fascia y no pude competir. Realmente lo de la retirada es más que nada para poner fin a un periodo de mi vida. Son dieciocho años en alto nivel, viviendo en una concentración plena. Desde el año 93 o 94 antes de ser internacional ya vivía en esa concentración, así que son casi veinte años de muchísimos kilómetros, muchísima presión, muchísimas competiciones al más alto nivel, y ahora me he levantado un día como Peter Pan y me he hecho mayor", confesaba hablando sobre su retirada en la revista 'Jot Down'.

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El único en casa que no le sigue el ritmo es su perro, pese a que tenga un nombre de lo más deportivo: Runnin. Cuando el exfondista sale a correr para mañana, su schnauzer miniatura de color blanco prefiere esperarle tranquilamente tumbado en el jardín.

De hacer ejercicio junto a él no se salva nadie más que el can. "Lo reconozco, soy una mala persona. No hago más que engañar a amigos para que hagan deporte conmigo y lo peor es que disfruto con ello. Ojito cuando veáis que os llamo. ¡Nunca se sabe!", decía con buen humor en uno de sus últimos tuits.

Más allá de sus hazañas en las pistas, en el recuerdo están otras aventuras como cuando ganó corriendo a un autobús o cuando participó en el desafío Race the Tube, un divertido movimiento extendido por Europa que consiste en retar a los amantes del running que quieran correr contra el crono batiéndose en duelo con el Metro de su ciudad. Incluso se atrevió también a echarle una carrera al legendario ciclista Alejandro Valverde subiendo un puerto de montaña o a subir al Aconcagua.

Pero este auténtico 'ironman' de espíritu intrépido para el que no existe la palabra imposible y que devora más de tres kilos de fruta al día ha sabido encontrar también retos más allá del deporte. 'No pienses, corre' es el título de uno de los libros de los que es autor. También ofrece conferencias motivacionales, presenta eventos y es comentarista en la radio, con una sección semanal llamada 'Kilómetro 42' en 'El partidazo de Cope'.