Así vivió Jaime Ostos sus últimos días de vida en Colombia: todo lo que hizo y con quién

Jaime Ostos ha fallecido esta madrugada en un hospital de Bogotá. Este sábado tenía previsto regresar a España junto a su mujer, Mari Ángeles Grajal, en un vuelo de Iberia. El matrimonio había llegado a Colombia el pasado 30 de diciembre para pasar estas fiestas con sus grandes amigos Ivette Uhia y el torero Gitanillo de América en su casa de Cartagena de Indias. Era una familia muy querida por Ostos, con la que mantenía una estrechísima relación.

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R. R.

Así lo cuenta para Vanitatis el torero retirado: “Nadie de los que estuvimos con él podíamos imaginar este triste final. Estaba feliz y disfrutando de estas fechas con nosotros en nuestra casa de Cartagena y ahora en Bogotá. Era increíble ver el ánimo y la alegría de vivir que tenía. Estuvimos dando un paseo por los lugares que tenían más significado para su carrera. La plaza de Santa María, donde triunfó tantas tardes. El hotel Tenquendama, donde se quedaba cada vez que venía a Bogotá para torear, y los sitios lindos que él amaba. Aquí en Colombia era una persona muy querida y respetada. Seguía manteniendo un espíritu joven y repleto de ilusión”.

Efectivamente, el día 31 tomó las uvas a las 18:00 horas colombianas, que coincidían con la medianoche de España, en casa de su gran amiga Maika Pérez de Cobas. Hubo mariachis para festejar el fin de año adelantado. Ostos, a sus 90 años y con una vitalidad impresionante, no solo acompañaba con su voz las rancheras (conocía casi todas) sino que también se marcó unas sevillanas con Mari Ángeles Grajal. Y con un capote que su amigo Gitanillo le trajo para evocar sus tardes en Colombia, quiso demostrar que se encontraba en plena forma y ofreció unos pases. Al día siguiente disfrutó de un día playero en la isla Barú.

Presumía de los años que tenía. Aunque cumplía 91 en abril, ya los adelantaba. Era el primero que animaba la fiesta, como hizo este fin de año en la plaza De San Pedro Claver de Cartagena. Acudió con el grupo de amigos españoles y colombianos a la cena que se organizaba para festejar el nuevo año en el recinto cartagenero. Una vez que comenzó a tocar la orquesta, se levantó de su silla y salió a bailar. A continuación le imitaron el resto de asistentes. Y comenzó el “rumbeo” gracias a la genialidad de Ostos de animar la noche.

Cuenta Gitanillo de América la gran memoria de Ostos y cómo recordaba cada plaza en la que había toreado en Bogotá, Cali, Maizales y en el resto de países, como Perú y México. El hijo de Gitanillo, Santiago Fresneda (Gitanillo de América II), recibió por teléfono los últimos consejos del maestro: “Toreaba en Manizales y le dijo que este año le organizaría unas novilladas en España. Ha sido una gran pérdida, pero hemos podido compartir con él estos días de Navidad en los que fue muy feliz”.

Maika Pérez de Cobas también coincide con Gitanillo. El día de antes de volar a Bogotá para regresar a España, la empresaria y presidenta de la Asociación Contra el Cáncer de Marbella le organizó un almuerzo y aseguraba que habían sido una navidades muy bonitas: “Jaime siempre fue un hombre muy solidario y siempre que les llamaba a él y a Mari Ángeles para colaborar con la asociación nunca fallaban. Se ha ido disfrutando de la vida, le echaremos de menos”.