Alberto Palatchi Gallardo vuela solo: así es su propia firma de vestidos de novia

Durante muchos años, Alberto Palatchi Gallardo ocupaba junto a sus hermanas un lugar principal en los desfiles de Pronovias en Barcelona. Ejercía de anfitrión y recibía a los invitados vips y a los compradores que llegaban de los lugares donde la firma catalana tenía visibilidad. Después, hacía lo mismo en las fiestas que el matrimonio formado por Alberto Palatchi, fundador de Pronovias, y su mujer, la empresaria Susana Gallardo, heredera y consejera de los laboratorios Almirall, organizaban para festejar a sus invitados.

De los tres hermanos (los otros dos son Marta y Gabriela), Alberto era el más sociable y físicamente muy parecido a Susana, su madre. En aquellos años, los que trataban a la familia aseguraban que tanto Gabriela como Alberto estaban destinados a ser los herederos de la firma nupcial. Un buen día (o malo, según se mire), la primogénita les dijo a sus padres que quería cumplir sus sueños. Y el sueño consistía en dedicarse a cocinar y tener su propia empresa de catering. Alberto Palatchi padre tuvo que aceptar que su 'heredera' tenía otros planes y que en ellos no entraba trabajar en Pronovias.

Aún no estaban perdidas todas las naves del imperio familiar fundado en 1969. Quedaba Alberto, el hijo varón, para continuar con la saga y convertirse, con el tiempo, en la cabeza visible de la empresa. Su preparación académica era impecable. Una vez que acabó el colegio, continuó con sus estudios superiores de Administración de Empresas en la Universidad de Georgetown, después el grado de Derecho en ESADE, que completó con un MBA en la escuela de negocios INSEAD de Fontainebleau (Francia).

Se incorporó a la empresa familiar, donde estuvo cinco años, y como ya se explicaba al principio de esta información, participaba tanto en el día a día laboral como en el desarrollo del negocio en el mercado norteamericano y en los eventos y actos sociales. Para todo el mundo, Alberto júnior era sin lugar a dudas el continuador de la empresa. Pero no fue así. Se marchó a PepsiCo.

Coincidiendo con esa decisión, el patriarca del clan nupcial recibió a finales de 2017 una oferta difícil de rechazar. Una negociación que se llevó con total discreción y que se consideró como una de las grandes operaciones mercantiles. Palatchi vendió a la firma de capital de riesgo BC Partners por 500 millones de euros la compañía que había creado desde cero hasta convertirla en un imperio. Se quedaba con un 10% y con una silla en el Consejo de Administración.

Un año de desconexión

Hubo muchas interpretaciones (al margen de la económica) para esa venta. Y una de ellas tenía que ver con la falta de herederos que quisieran seguir trabajando en la sociedad familiar. Alberto Palachi Gallardo, que había mantenido unas expectativas importantes en el sector financiero y empresarial, lo dejó todo para cumplir su sueño, como ya había hecho su hermana Gabriela. En su caso fue mucho más llamativo. Decidió tomarse un tiempo sabático y dedicarse a la escalada haciendo cumbre en montañas para deportistas profesionales.

Nadie imaginaba, y menos sus amigos, que a la vuelta de esa experiencia y encuentro con la naturaleza quisiera desandar el camino laboral que había dejado atrás y montar su propia firma de vestidos de novia, a la que ha bautizado con su nombre, Alberto Palatchi. Será la tercera generación de Albertos desde que el abuelo fundó La Suiza, una tienda de encajes. Cuentan a Vanitatis que para la familia fue también una sorpresa, por otra parte esperada. “Están felices y muy orgullosos. Es una idea 100% de Alberto. El único dueño y con un equipo fantástico. Es el padre de la criatura y por lo tanto para sus padres, Alberto y Susana, el 'nieto' empresarial. Está muy emocionado y muy ilusionado. Es un chico muy preparado y con las ideas muy claras. Y lo va a hacer muy bien. Lo lleva en el ADN”.

En este proyecto ha apostado por las nuevas tecnologías, vendiendo su producto en tiendas multimarcas y exponiendo los diseños a través de internet. No quiere, por ahora, un espacio físico concreto. Su bautizo empresarial fue en la pasada Bridal Fashion Week, donde presentó sus propuestas a un reducido grupo de especialistas en este tipo de ofertas nupciales. Explican los que le conocen que “no quiere competir con nadie, sino crear su propia marca”.

Mientras Alberto Palachi Gallardo entraba despacito en el difícil mundo de las novias, la firma que había fundado su padre organizaba la gran pasarela con una puesta en escena potente y con modelos desfilando bajo un cielo de globos dorados. La estrella invitada de la competencia fue Victoria Federica, junto a su novio, Jorge Bárcenas. Alberto Palatchi júnior prefirió la discreción al gran espectáculo, que por otra parte podría haber hecho. El nombre Palatchi ya es una garantía tanto mediática como en el sector textil y con levantar un teléfono habría tenido a perfiles sociales potentes. Él mismo explicaba cómo había retomado la tradición familiar: “Mi vocación y mi ilusión es tener mi propia empresa en el mundo de la novia. Soy de otra generación y creo que puedo aportar aire fresco a este maravilloso sector que ha superado un periodo muy difícil por el covid-19 y para el cual vuelve a amanecer”.