Hablamos con José Sacristán, auténtico y sin filtros a sus 85: "Carlos III me parece un tontolaba"
En el día de su cumpleaños, hablamos con un actor que con la modestia, honestidad y clarividencia que le caracterizan, nunca deja indiferente
Él es “rostro y voz del cine español de las últimas seis décadas” que ha representado papeles inolvidables “que forman parte de nuestra memoria íntima”. Así describió la Academia de Cine a José Sacristán (Chinchón, Madrid, 1937) cuando explicó los motivos por los que le otorgaba el Goya de Honor 2022. El pasado 12 de septiembre, el actor recibía además un homenaje de la Acadèmia del Cinema Català.
A José Sacristán no solo se le admira y se le respeta. A José Sacristán se le quiere porque es de esas personas que rezuman honestidad y modestia a partes iguales, tanto en lo profesional como a título personal, cuando deja de “jugar a ser otro”, como él mismo dice, y es él, Sacristán sin filtros.
Este 27 de septiembre cumple 85 años y lo hace repleto de energía porque no piensa dejar de trabajar hasta que el cuerpo aguante. Y de momento, parece que aguanta muy bien. De hecho, no deja de sorprender. Tras varios años de gira (y continúa) con la obra de teatro 'Señora de rojo sobre fondo gris', a partir de la novela de Miguel Delibes, el próximo 4 de noviembre lo podremos ver en la gran pantalla metido en la piel de un exorcista en la ópera prima de Jacobo Martínez, ‘13 exorcismos’, una película inspirada en diferentes casos de exorcismos documentados recientemente en España.
¿Cómo sientan los 85?
¡De puta madre! Tengo un trabajo que me satisface plenamente no solo en lo profesional, sino también en lo personal. Tengo el privilegio de rendir un homenaje a alguien a quien tuve la suerte de conocer, como es Miguel Delibes, con la obra de teatro ‘Señora de rojo sobre fondo gris’. La madre naturaleza se porta, me tomo una pastillita, dos, tres, cuatro… para mantener la salud en su sitio. Y por lo demás, no me puedo quejar de la vida. De hecho, ahora que estoy aquí en Barcelona con Amparo (su mujer), pues nos hacemos aquí nuestras comiditas, nada de ir de restaurantes. Sé que tengo suerte y agradezco y celebro llegar a los 85 en estas condiciones.
¿Tu realidad en este momento ha superado todas tus expectativas vitales?
¡Por expectativas vitales, que no falten! Me hubiera gustado volar, como Superman, o hacer submanirismo o dar un paseo por Marte. No… Ahora en serio, la verdad es que cuando miras alrededor y ves la gente que ha ido desapareciendo con menos años que tú y en circunstancias bastante complicadas, pienso que si no he superado mis expectativas, al menos están ahí, ten con ten. Sí se asemejan las expectativas que uno tenía de vida a lo que está pasando.
Al llegar a esa madurez, ¿uno es inevitablemente más descreído con todo o un actor no puede permitirse esa actitud?
Pobre del que pierda el contacto definitivo con la vida. Eso significará que estás muerto. Yo no quiero, de ninguna de las maneras, perder la curiosidad, la inquietud, el estar vivo... ¡El crío! Si algo tiene mi trabajo de motivador para mí es lo que tiene de juego. Yo lo digo muchas veces, yo quiero tener la lucidez del perdedor. Sé que la guerra está perdida porque te vas a morir y lo vas a hacer rodeado de hijos de puta, de chorizos, de necios…. Pero hay que librar cada día la batalla diaria, hay que salir con la sonrisa puesta, con la alegría y con los huevos necesarios para librar cada día la batalla, entre otras cosas, de la propia dignidad. Hay que defender tu territorio con alegría.
Tú te defines como optimista más que como pesimista.
Como un optimista melancólico, un término que acuñó Luis García Montero. Somos muchos los que formamos parte de ese grupo enorme de gente. Vamos a formar un partido político: ¡Los Optimistas Melancólicos se presentan a las municipales!
El panorama que nos rodea, desde luego, es para deprimirse…
Sí… Calla, calla… Pero están ahí los que nos merecemos. Nosotros no somos mejores. Si fuéramos mejores, ellos también lo serían.
Hablando del panorama que nos rodea... ¿Tú también eres de los que ha acabado saturado con la muerte y el funeral de Isabel II?
No, no. Hay algo ahí que a mí me gusta, porque no eran ni uno ni dos, es que era muchísima gente. Al margen de la opinión que me merece Carlos III, que me parece un tontolaba, me admira cómo han organizado todo, tanta gente, tantos soldados, tantos cañones. Personalmente a mí me parece una cosa pasadísima de moda, pero por otro lado me conmueve.
Al menos sirvió para que Felipe VI y su padre se reencontraran…
¡Claro! ¡Aunque solo sea por eso! ¡Bendito sea Dios!
En la era de lo políticamente correcto, tú no tienes miedo a decir lo que piensas. ¿Estás ya curado de espantos a estas alturas de la vida?
Siguiendo el consejo de mi tío Tomás, de mi pueblo, que decía que “lo primero es antes”, hay un orden de prioridades donde la cosa política, pública, ya no ocupa como antiguamente. Pero mirar para otro lado, nunca. Cuesta trabajo, sobre todo por las necedades que se siguen cometiendo. Las necedades que me preocupan a mí son las que comete la izquierda. Que estos muchachos de Podemos ahora salgan diciendo que no hay que ayudar a Ucrania… Se han quedado en el hippismo político de que hay que estar contra el imperio. Yo no aplaudo a la OTAN, ni muchísimo menos, pero en estas circunstancias está claro que hay una prioridad clarísima. Sí lamento que la conclusión a la que llega la Europa civilizada en el año 2022 es que hay que aumentar el gasto en armamento. Me parece lamentable y un fracaso estrepitoso. Está claro que estamos fracasando. Y luego está el comportamiento mesiánico de Putin. Creo que los propios rusos le van a terminar dando una colleja. Pero cuidado con este loco si se ve acorralado, que puede armar la de Dios.
El próximo 4 de noviembre se estrena ’13 exorcismos’. ¿A quién le harías un exorcismo si pudieras?
(Ríe) ¡Estoy jubilado de exorcismos ya! ¡Ya no ejerzo! Ya no merece la pena, me he jubilado.
¿Qué se le puede regalar a José Sacristán el día de su cumpleaños? Uno tiene la sensación de que eres de esos que ya lo tienen todo…
Pues mira… Algún programita de alguna película de cine antiguo. Me refiero a esos programas de mano, tipo propaganda, que daban y que anunciaban la película que se iba a dar la semana siguiente, o el día siguiente, o el mes siguiente. Se hacían en papel impreso y algunas eran una auténtica delicia, a veces eran unas joyas, unas auténticas preciosidades. De hecho, hay una librería vieja aquí, en Barcelona, donde ya he comprado unas cuantas.
Él es “rostro y voz del cine español de las últimas seis décadas” que ha representado papeles inolvidables “que forman parte de nuestra memoria íntima”. Así describió la Academia de Cine a José Sacristán (Chinchón, Madrid, 1937) cuando explicó los motivos por los que le otorgaba el Goya de Honor 2022. El pasado 12 de septiembre, el actor recibía además un homenaje de la Acadèmia del Cinema Català.