Veranos en Mallorca e inviernos en La Moraleja: las casas en las que crecerá la hija de Ana Obregón

Ana Obregón acaba de comenzar un capítulo nuevo en su vida. El nacimiento de su hija, Ana, en Miami por gestación subrogada se ha convertido en tema de debate en toda España tras la publicación de esta noticia en el kiosco de este miércoles.

Una nueva vida que por el momento ha empezado en Estados Unidos, pero que pronto continuará en España, donde la presentadora, bióloga y empresaria ha residido desde que nació hace 68 años.

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A. Rodríguez

Una vida llena de comodidades y lujos con los que también crecerá su segunda hija. Ana García Obregón, hija de Antonio García Obregón, uno de los promotores de La Moraleja, ha vivido toda la vida a caballo entre el casoplón de más de 1.000 metros cuadrados que su padre construyó en uno de los pinares al borde del mar de Mallorca y la que edificaron en el corazón de la exclusiva urbanización madrileña.

Allí, el padre de Ana conservó una parcela para él y su familia, donde construyó varias casas para tener cerca a sus cinco hijos (Ana, Celia, Amalia, Javier y Juan Antonio). Algunas de ellas han sido protagonistas de grandes reportajes en revistas del corazón y escenario de programas de televisión.

Piscina, jardín, amplias estancias y mucha luz son algunos de los puntos en común de las dos casas en las que Ana creció, luego crio a su hijo Aless y ahora verá crecer a su pequeña Anita.

Inviernos en La Moraleja

Aunque es una apasionada de viajar, Ana Obregón decidió hace años asentarse en la casa de La Moraleja que su padre construyó para ella. Una vivienda unifamiliar de varios cientos de metros cuadrados de superficie divididos en dos plantas con dormitorios suficientes para su hijo Aless y para ella, y que la propia Ana ha mostrado en multitud de ocasiones tanto en revistas como en su propio Instagram.

Cuenta con un amplio salón presidido por una chimenea con acceso directo al porche y al jardín. Allí, instaló hace años una zona para tomar el sol al borde de la piscina, escenario de tantas fotos con su hijo. Rodeada por un elevado muro de enredaderas para proteger a los inquilinos de miradas indiscretas, ha sufrido varias modificaciones a lo largo de los años para adaptarse a los gustos y las modas de cada momento. Lo único que ha permanecido inalterable es el infinito número de fotos de su hijo y sus padres sobre los muebles de cada estancia de la casa y que a día de hoy mantienen vivo su recuerdo.

Su dormitorio, decorado con muebles hechos a medida en tonos beis y blancos, tiene tamaño más que suficiente para que pueda instalar una cuna al lado de la cama desde donde vigilar el sueño de su pequeña durante los primeros meses de vida.

Más tarde, como cabe esperar, contará con su propio dormitorio. Una habitación que, sin duda, Ana ya prepara con mimo en la distancia para que a su regreso de Estados Unidos todo salga a la perfección.

Veranos en Mallorca

Tras los largos inviernos en La Moraleja, en cuanto los cinco hijos recibían las vacaciones estivales, toda la familia ponía rumbo de Mallorca, donde aún permanece su refugio como el primer día.

Una casa de más de 1.000 metros cuadrados construidos sobre uno de los acantilados de Costa dels Pins (su vecina es Ágatha Ruiz de la Prada) con unas impresionantes vistas al mar que la familia levantó en los años 70 y que aún conserva la esencia de entonces. “Mi padre construyó esta casa hace cuarenta años y se ha ido ampliando con el paso del tiempo, pero sin romper la estética, toda blanca y con suelo azul turquesa”, ha confesado Ana en alguna ocasión.

El Manantial -nombre que recibe la imponente vivienda- será donde la hija recién nacida de Ana pasará sus veranos a partir de ahora, como así lo hizo su madre y su hermano Aless, tristemente fallecido en mayo de 2020.

Se trata de una vivienda con espacio más que de sobra para acoger a toda la familia y algún invitado de última hora. “Tiene siete dormitorios tipo suite, cada uno con su baño y todos con vistas al mar”, detallaba la propia actriz. Como la terraza, toda la casa ofrece una hermosa panorámica de la bahía de Cala Millor, que se abre allí mismo y hasta el horizonte. Un sueño hecho realidad.

Una casa llena de alegría y escenario de las mejores vivencias que durante los últimos años, los más terribles para Ana, ha pasado su etapa más triste tras la pérdida primero de su hijo y más recientemente de sus padres, que no dejaron de ir ni un solo verano hasta el final de sus días. Ahora volverá a llenarse de vida tras la llegada de Anita.