Teresa de Borbón: la abuela incansable de Teresita, la novia de Almeida
José Luis Martínez-Almeida ha dejado la soltería y Teresa Moreno Urquijo ha sido la elegida. Una joven de familia con tierras y títulos y una abuela muy especial, criadora de caballos, prima del rey Juan Carlos y con tratamiento de alteza real
Volvía Teresa de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma (Lausana, Suiza, 86 años) de una cena de protocolo cuando tuvo que ayudar a parir a una de sus yeguas. Se quitó la chaqueta, se remangó la camisa y se huntó el brazo con vaselina. “Cuando palpé comprobé que tenía una pata por encima del cuello, así que tiré con fuerza para ponerla bien. Fue rápido. Cuando nació lo aparté para acariciarlo, lo dejé con su madre y me fui a dormir”, contaba en 2017 a la publicación especializada en caballos 'Horse Press'. Llevaba las medias y los tacones puestos todavía.
Esta anécdota define bien a la abuela materna de Teresa Moreno Urquijo, la joven novia del alcalde de Madrid. A pesar de sus títulos –tiene tratamiento de alteza real, es hija de Alfonso de Borbón, primo de Alfonso XIII y prima del rey Juan Carlos–, cuando está en El Canto de la Cruz, la finca de 25 hectáreas en Colmenar Viejo donde cría a su yeguada Flor de Lis, trabaja tanto o más que el resto. “Es una señora de admirar, la verdad. Viniendo de la realeza se pasa hasta 10 horas de jurado de campo, a la intemperie, llueva, truene o nieve. Con absoluta humildad, es una más”, nos cuenta un antiguo conocido de la familia.
La pasión de Teresa de Borbón son los caballos, y cuando falleció su padre, en 1964, heredó el hierro Flor de Lis, la marca ganadera que había fundado en 1941. A doña Teresa el amor por el campo le viene de cuna. Su madre, Alicia de Borbón Parma y Habsburgo-Lorena, tenía un talento natural para la caza. Fue campeona de tiro al pichón y ha sido la única mujer en cazar toda la fauna mayor en España. Para esos menesteres introdujo el teckel de pelo duro y el drahthaar alemán en nuestro país, dos razas que la acompañaban en las cacerías que organizaba en su finca La Toledana, en Ciudad Real, un evento social que nadie quería perderse y que reunía a la monarquía europea y la alta sociedad.
Nada de eso ocurre en El Canto de la Cruz, la finca donde vive doña Teresa con su marido, Íñigo Moreno de la Serna, de 89 años, marqués de Laserna, que han elegido mantener un perfil bajo. Como su suegra, De la Serna es también un gran cazador. Con solo diez años empezó a coleccionar libros de caza y hoy tiene una de las mejores bibliotecas de libros de caza españoles con más de 3.000 ejemplares.
En ese ambiente de campo se ha criado Teresita, la nieta mayor de la familia, que desde pequeña acudía todos los fines de semana a la finca de sus abuelos para montar a caballo, momento en el que coincidía con Felipe Froilán y Victoria Federica, que se iniciaron en la hípica gracias a la afición de su madre, la infanta Elena. En esa familia todo está relacionado con el campo y los animales, unos seres vivos por los que el alcalde no siente especial devoción: “Odia los animales”, nos cuentan desde el entorno de Almeida. Lo suyo es el fútbol y el golf.
A pesar de su abolengo y sus contactos, es difícil encontrar a la familia Borbón-Moreno en los círculos de sociedad. Tampoco sus hijos –tuvieron siete, dos fallecieron– son habituales de fiestas, cenas y reuniones. “Les gusta el mundo de la caza y se mueven en esos círculos, pero tienen un perfil muy bajo. Si los ve un paparazzi no los reconoce. Yo nunca coincido con ellos, es más, si los veo quizá tampoco los reconocería”, nos confiesa una aristócrata asidua a ese tipo de eventos que los trató algo más cuando eran jóvenes.
Hasta que se han ido casando, los hijos de doña Teresa han vivido en la finca de Colmenar Viejo. El último, paradójicamente, fue su primogénito, Rodrigo, que contrajo matrimonio en 2020 con Casilda Guerrero-Burgos y Fernández de Córdoba, duquesa de Cardona, y acaba de ser padre a los 59 años.
De los tres chicos, Rodrigo es el único que sigue con vida. Los otros dos, Alfonso y Fernando, fallecieron inesperadamente a edades tempranas. En 2011 Fernando perdía la vida en un accidente de moto. Tenía 41 años y estaba soltero –estuvo a punto de casarse aunque su boda se anuló en el último momento y más tarde mantuvo una relación de un año con Leticia Sabater–; vivía en la finca familiar y su actividad estaba muy vinculada al mundo de la caza. “Fue un palo. Esa familia ha tenido muy mala suerte”, comenta una conocida de la familia.
En efecto, siete años más tarde, en 2018, perdieron a su segundo hijo. “Alfonso siempre fue un chico con problemas y su madre luchó mucho para sacarlo adelante. Cuando por fin se recuperó le llegó la enfermedad. Fue trágico”, continúa nuestra confidente. A Alfonso le detectaron un tumor cerebral y falleció a los 52 años tras siete meses de tratamiento. Su padre lo despidió con una emotiva carta que publicó en ABC. “Desde el primer momento supo lo que tenía y cuál era su futuro, pero como los bravos, se creció al castigo. [...] Durante estos meses sus amigos le han acompañado con dedicación: llegaban en el tiempo del almuerzo en el que él conservaba mayor vitalidad y transcurrían esas horas rodeado de afecto. Hasta que le abandonó la voz. Entonces se comunicaba con gestos de la cabeza, las manos… y con la sonrisa”.
De todos, Alfonso era quien estaba más implicado en el mundo de los caballos y, como su madre, era un entendido de la crianza.
Como el resto de la familia, las cuatro hermanas –Alicia, Beatriz, Clara y Delia– también han crecido a lomos de un caballo y las dos pequeñas han llegado a participar en competiciones duras, como la carrera de 2.500 kilómetros por el desierto africano que se celebró a principios de los años 2000 y en la que participaron con sus caballos árabes y con una brújula como único sistema de orientación: quedaron segundas y era el único equipo español en competición, según contó El Mundo en un reportaje.
En esa época, Clara, quizá la más aventurera de la familia, también se aficionó a los rallies y empezó a disputar carreras por toda España. En 1999 incluso se apuntó al famoso Trophée des Gazelles, un rally por el desierto de Marruecos en el que solo participaban mujeres a bordo de todoterrenos, quads y motos. La prueba era dura, pero Clara y su compañera Patricia Molina ganaron la competición. Sobre su afición a los rallies contaba esto en el año 2000 en una entrevista a El País: “Es cierto que casi todos son hombres, pero es precisamente el ambiente lo que más me gusta. Como mujer nunca me he sentido mal, porque nos acogen muy bien y competimos en total igualdad de condiciones. Es muy divertido, y hay otra chica que va de copiloto. Yo lo recomiendo a todo el mundo, aunque es una cuestión de mentalidad”.
Mentalidad es lo que le sobra a doña Teresa que, aunque desde 2019 ya no cría caballos, sigue con una implicación frenética en la finca a pesar de su edad. Ahora está centrada en el equipo de competición de concurso completo, que combina doma, salto y cross. Así, todos los años organiza el concurso Flor de Lis Horse Trials en El Canto de la Cruz y se encarga personalmente de ultimar todos los preparativos. Con sombrero si brilla sol o paraguas cuando llueve se lanza campo a través supervisando las necesidades de caballos y jinetes. El concurso tiene sorpresa: la familia real entrega los premios. Este año le tocó a doña Sofía, el pasado a la infanta Elena. Doña Teresa ha conseguido lo que para ella más valor tiene: que toda su familia se implique, desde sus hijos hasta el más pequeño de sus nietos. ¿Veremos algún día a Almeida subido a un corcel blanco?
Volvía Teresa de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma (Lausana, Suiza, 86 años) de una cena de protocolo cuando tuvo que ayudar a parir a una de sus yeguas. Se quitó la chaqueta, se remangó la camisa y se huntó el brazo con vaselina. “Cuando palpé comprobé que tenía una pata por encima del cuello, así que tiré con fuerza para ponerla bien. Fue rápido. Cuando nació lo aparté para acariciarlo, lo dejé con su madre y me fui a dormir”, contaba en 2017 a la publicación especializada en caballos 'Horse Press'. Llevaba las medias y los tacones puestos todavía.