Carmen Ordóñez y Marta Chávarri, dos mujeres que lo tuvieron todo y no tuvieron nada

Carmen Ordóñez y Marta Chávarri eran dos mujeres muy parecidas aunque con estéticas y bellezas diferentes. La una morena, como un retrato de Romero de Torres, y la otra trigueña al estilo Charlize Theron. Ambas llevaron unas vidas nómadas y buscaron sus paraísos perdidos sin que los encontraran.

Lo tuvieron todo: belleza, dinero y poder en el mundo social y a la vez se fueron si nada. Unas vidas singulares de lujo y brillo, muy diferentes al resto de niñas de su edad. En el caso de Marta, por el trabajo de Tomás Chávarri, diplomático que ejerció su carrera en Berna, París, Riad y Tailandia. Carmen también recibió una educación exclusiva en el Liceo Francés y etapas en internados en Suiza.

En Arabia Saudí, la vida para las mujeres Chávarri era más complicada. Volvieron a España y viajaban en vacaciones para estar con su padre, que se había casado de nuevo con Carolina Thieu, una mujer dulce y cariñosa con la que tuvo dos hijos. Este segundo matrimonio no todos lo llevaron igual de bien. No fue el caso de Marta, que adoraba a su padre y fue consciente desde siempre de lo que supuso convertirse en viudo con cinco hijos.

Carmen Ordóñez solo fue Carmina para las revistas y el mundo social. Carmina era la madre, Carmuca para el gran Antonio Ordóñez y Carmen en casa. A diferencia de Marta, ella y su hermana Belén no acogieron con simpatía a Pilar Lezcano. La llamaban 'La oso' y la consideraban la mala de la película. Decían que por su culpa su padre se había separado de ellas. Una historia que no tenía pies ni cabeza por la fuerte personalidad y carácter de Antonio Ordóñez.

Pilar Lezcano no entró nunca a reivindicarse. Había trabajado como directora de Euroforum Escorial. Una institución dirigida a la formación de personal de alta dirección y foro de encuentros empresariales. No le gustaban los conflictos y nunca tuvo una mala palabra hacia las hijas de su marido. El caso de Carolin Thieu fue muy parecido. Con un currículum potente, tampoco fue bien aceptada al principio. El tiempo y los hermanos, fruto del nuevo matrimonio, suavizaron la relación. Los dos acudieron muy compungidos y tristes al tanatorio de La Paz para apoyar a su sobrino, Álvaro Falcó.

Carmen y Marta tuvieron unas madres especiales que las dejaron huérfanas cuando ambas tenían mucho que vivir para sus hijos. Matilde Figueroa falleció con 37 años de un derrame cerebral, igual que su hija, que falleció el 21 de julio pasado a los 62 años. Carmen Dominguín, con 53.

Marta, la primogénita de la familia Chávarri, acababa de cumplir su mayoría de edad y tuvo que crecer a golpe de tragedia. Sus cinco hermanos pequeños también tuvieron que procesar esa ausencia, que les marcaría para siempre.

Muchos años después, Álvaro, al que Marta estaba muy unida al ser el segundo, fallecía en un accidente de moto. Otro drama difícil de superar. La diferencia con Carmen Ordóñez era que los Chávarri tuvieron un talismán que era y es Natalia Figueroa, la tía que ejerció de madre de todos ellos. Cuando Marta vivió momentos complicados con su separación de Alberto Cortina, la casa de Miami de Raphael y Natalia fue su refugio y puerto seguro. Y así lo sigue siendo para los hermanos Chávarri Figueroa.

Carmen Ordóñez era la divina, la más guapa del grupo que formaban Lolita, Charo Vega y su hermana Belén. La más divertida y de la que se enamoraban los hombres en cuanto la trataban. Se fue joven y, como una premonición, ella misma decía bromeando: “Me moriré antes de cumplir los cincuenta”. El destino hizo que esa afirmación fuera una realidad hace 19 años.

Marta y Carmen, dos mujeres 'divinas' que lo tuvieron todo y no tuvieron nada.