Lolita confiesa las adicciones en las que cayó tras las muertes de su madre y su hermano
La artista reflexiona sobre la terrible pérdida que sufrió en 1995, cómo la afrontó y quién fue su mayor apoyo
El año 1995 fue, sin duda, uno de los más negros de la vida de la familia Flores. El 16 de mayo fallecía, en El Lerele, su finca de La Moraleja, Lola Flores, a consecuencia de un cáncer contra el que llevaba tiempo luchando.
Y catorce días después, sin que la familia hubiera tenido tiempo para reponerse, lo hacía su hijo Antonio Flores, víctima de una sobredosis, incapaz de superar la muerte de su madre.
Anoche, en el programa de Carlos Sobera ‘El musical de tu vida’, Lolita recordó estos momentos tan dolorosos y se abrió en canal ante las cámaras, confesando en qué se había refugiado para aliviar su dolor. “Cada uno lleva el dolor de una pérdida como puede. Me lo quité a base de tomarme muchas botellas de whisky, de probar sustancias que nunca antes había probado”, reconoció. “Por suerte nunca estuve enganchada y pude salir”, añadía.
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“Elena te salvó”, le decía Carlos Sobera, refiriéndose a su hija, la actriz Elena Furiase. “Elena me salva siempre, me sigue salvando de todo”, puntualizó Lolita, que contó que “llegó un día en que mi hija dio la voz de alarma y llamó a mi hermana y le dijo: ‘A mi madre no la veo bien’. Me llamó mi hermana y me dijo: ‘¿Qué te pasa?’. Y eso fue como el corte a esa pena, a ese dolor y a ese desbarajuste de familia que yo tenía”, explicaba. “Pensé en qué estaba haciendo, y mis hijos están por encima de todo, y mis hijos me necesitan”.
La cantante quiso contar, además, cómo se había ‘salvado’: “A mí me salvó que tenía dos hijos, que tenía mi trabajo. Me salvaron mis amigos, me salvó el volverme loca durante un año y medio o dos, sin salir y sin dejar a mis hijos desamparados”.
Aseguró también que “mi madre no podía vivir sin mi hermano, y mi hermano sin mi madre. Si hubiera sido al revés, creo que hubiera tardado poco mi madre”, comentaba. Quiso dejar claro que su madre se murió de cáncer, pero “mi hermano se murió de amor, como dice la canción”.
El año 1995 fue, sin duda, uno de los más negros de la vida de la familia Flores. El 16 de mayo fallecía, en El Lerele, su finca de La Moraleja, Lola Flores, a consecuencia de un cáncer contra el que llevaba tiempo luchando.
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