Ana Pontón (BNG) y Alberte Branco, su entregada pareja cineasta y padre de su hija

Cuando nació Icía, la única hija de Ana Pontón y Alberte Branco, casi nadie imaginó que a las pocas semanas la madre estaría en plena campaña electoral. Como la vida de tantas personas en aquellos días, la de la actual candidata a la Xunta por el BNG ha cambiado en poco tiempo. Corría enero de 2020 cuando la política nacionalista dio a luz a su bebé, una niña salerosa hoy en día que acompaña a su madre a muchos actos electorales.

Pontón es muy familiar y siempre que puede da pruebas de ello. Dio comienzo a la nueva campaña electoral, la que le ha dado los resultados de este domingo, en casa de sus padres. No, disculpen, en casa no, en la cocina de la casa de sus padres. Quien allí no estaba es Alberte Branco, su pareja, un hombre dedicado a la dirección de fotografía en el cine que la ha acompañado a varios actos, aunque siempre ha preferido mantenerse en segundo plano.

La cocina de la casa de los Pontón en esta aldea de Lugo es la típica gallega, que, como la definía el periodista Jacobo García en ‘El País’, es más grande que el salón, el lugar central de la casa en la que se decide la vida y la muerte. Cálida y rural, la cocina de la casona familiar de los Pontón es como la candidata: femenina y rotunda, amable y contundente, anclada en las raíces y abierta a los demás. Así describen a la política quienes son preguntados.

Sin boda

Pontón, bautizada como la esperanza de la izquierda gallega, nunca se casó con su pareja, un director de fotografía que ha participado en numerosas películas y ha ganado numerosos premios. Sin boda, el compromiso entre ellos es mucho más potente: su hija en común. Mientras la candidata desarrollaba su carrera política, su pareja hacía lo propio en el cine. Natural de Fene, el mismo pueblo en el que creció la vicepresidenta Yolanda Díaz, Branco ha ganado numerosos premios por su trabajo, uno incluso en Brasil y otro en el Festival de Cine de Nueva York.

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Decíamos que Branco prefiere mantenerse un paso detrás de su pareja y acude a pocos actos electorales. Hemos visto más veces a la hija que tienen en común que al 'chico' de Pontón. Eso sí, en las redes sociales es un activista por su mujer, a quien apoya de manera clara y directa. En X (exTwitter), donde se creó una cuenta en 2011, hay decenas de mensajes en los que pide el voto por Pontón con un hashtag que apela a que llegue a la presidencia.

La pareja es de gustos sencillos, nada ostentosa, algo que demuestra su coche, un Renault Megane que compró en 2003. Así queda reflejado en la declaración de bienes que entregó Pontón en el Parlamento gallego cuando llegó, en 2012. Allí también se puede leer que suscribió una hipoteca en 2012 por valor de 137.000 euros y que en 2020 todavía le quedaban por pagar 100.000. El préstamo fue para comprarse un piso en el centro de Santiago de Compostela, de pleno dominio y que es donde vive con su familia. El piso y la plaza de garaje adjunta tienen un valor de 85.000 euros en el catastro.

Socia de un periódico

En el momento de declarar sus bienes, Pontón tenía 41.000 euros en su cuenta bancaria y 1.000 invertidos en la empresa Sermos Galiza, editora del periódico 'Nós Diario', digital e impreso en gallego y portugués.

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La candidata arrancó la campaña electoral, como decíamos, en la cocina de su casa natal, en Chorrente (Sarria), con su padre sentado a su izquierda. “La cocina”, decía Pontón, “simboliza los valores de mi política”. Crecer en una aldea como Chorrente, donde hay 365 residentes registrados, fue para Pontón “muy importante” por “los valores que se aprenden”. Entre todos destacó el “esfuerzo, en el mundo rural se sabe lo que es trabajar duro, me siento muy afortunada de haber nacido aquí”.

La abuela, el referente

Tercera de cuatro hermanos, compartía habitación con su abuela, a quien se sintió siempre “muy apegada”. Lo cuenta la propia candidata en su página web, a la que nos remiten desde el BNG para conocerla mejor. “Mi abuela siempre me habló del respeto por las mujeres, del trabajo, la discriminación y la importancia de hacerme valer”. En aquellos años, relata, le gustaba mucho ir a la escuela, en la que destacaba por sus buenos resultados. “A día de hoy todavía guardo de recuerdo las notas que me ponían los maestros”.

Sus padres, Aurita y Luis, hablaron el primer día de campaña con la prensa, aunque no les fue fácil, por timidez y falta de experiencia. Que nadie se imagine, no obstante, a una señora con el delantal y los pelos despeinados y a un señor con la boina y el palillo en la boca; nada de eso, los padres de Pontón son muy modernos, visten ropa de marca y hablan con conocimiento. Aurita se había apuntado incluso unas notas en el móvil que leyó disciplinada para no olvidarse de nada de lo que quería decir de su hija.

Y eso que la nacionalista cuenta que su madre le pidió en su día que no se metiera en política. Decidió involucrarse en tiempos movidos, aquellos de las manifestaciones contra la LOU y contra la guerra de Irak y, sobre todo, del desastre del Prestige. Empezó en las juventudes del BNG y en 2012 ya era portavoz del grupo parlamentario.

"La aventura más emocionante"

Se había ido de casa a los 18 años para estudiar Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad de Santiago de Compostela. Aquellos fueron los días decisivos de su carrera política, cuando entró de cabeza. Ahora es miembro del consejo y de la ejecutiva nacional de su partido y portavoz nacional desde febrero de 2016. Ya fue candidata a la presidencia de la Xunta en las elecciones del 12 de julio de 2020 y ahora lo ha vuelto a ser.

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Aunque de toda su experiencia vital, Pontón asegura que tener a su hija, de la que aprende a diario, ha sido “la aventura más emocionante que he tenido hasta ahora”.