La familia Bono, Yolanda Díaz, Jesulín e Isabel Pantoja: audiencias diferentes con el Papa

En las vacaciones navideñas pasadas el expresidente de Castilla-La Mancha José Bono y su familia al completo viajaban a Roma para ser recibidos por el papa Francisco en el Vaticano. Se trataba de una audiencia privada que duró alrededor de treinta minutos. Un encuentro que nada tenía que ver con cuestiones políticas y sí con la religión.

El que fuera ministro de Defensa en el Gobierno de Rodríguez Zapatero siempre ha expuesto sus convicciones católicas y su relación con la Iglesia. Tras el viaje contó que con el papa Francisco se había carteado en varias ocasiones. Esa documentación formaba parte de 'El legado de José Bono', que se encuentra disponible para consulta en la Fundación Pablo Iglesias.

La vicepresidenta del Gobierno de Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, también tuvo sus encuentros en el Vaticano solo para ella y las personas que la acompañaban. En su caso, fueron dos audiencias sucesivas y, a petición suya, ambas con una duración de alrededor de cuarenta minutos.

Este tipo de actos se manejan con un protocolo específico, como explican desde la Conferencia Episcopal, y lo pueden solicitar personalidades con proyección pública, como ha sido el caso de Bono y Yolanda Díaz, pero también gente con un perfil menos mediático y en general personas anónimas.

En el primer apartado, la diferencia radica en que unas audiencias son privadas y con más tiempo y otras públicas, como sucedió con Tamara Falcó o sucederá en un tiempo con Isabel Pantoja. La artista ha solicitado el encuentro con el papa Francisco, como informó Antonio Rossi en el programa 'TardeAR', aunque aún no se ha establecido fecha concreta.

Esta visita al Vaticano resulta sorprendente, dada la tendencia que ha mantenido la cantante estos últimos tiempos a recluirse en Cantora. La mecánica es la siguiente en las audiencias públicas, como informan a Vanitatis: no hay ningún trato de favor ni con ella ni con nadie; existen unos cauces iguales para todos; se requiere de una reserva previa, que se puede realizar a través de la Prefectura de la Casa Pontificia, mediante una agencia privada que realice los trámites o adquiriendo una entrada gratuita en el mismo Vaticano. Aunque esta última opción es arriesgada por la cantidad de solicitudes que hay.

Estas audiencias se realizan todos los miércoles, pero al haber mucha demanda y ser las plazas limitadas, se dan opciones de fechas para quien quiera recibir la bendición papal. En el calendario al que nos referimos, siempre se organizan ese día de la semana. Esta fue la mecánica que utilizó la marquesa de Griñón y que quedó reflejada en el documental de Netflix.

A Isabel Pantoja, como al resto de peregrinos que lo hayan solicitado, le facilitarán unas fechas para elegir, pero siempre ese día de la semana. El tiempo que tienen los fieles para saludar al Papa es muy corto y la fila muy larga. Solo da tiempo al "hola, Santo Padre; adiós, Santo Padre”, que será lo que haga Isabel Pantoja.

Antes que ella, ya hubo encuentros sorprendentes en el Vaticano, como la visita que hicieron Jesulín de Ubrique y su familia a Juan Pablo II, o la artista Marujita Díaz hace años y que gestionó Paloma Gómez Borrero. Con estos peregrinos hubo más tiempo. El torero estaba empeñado en regalar al pontífice un traje de torear y un capote, y Maruja, una peineta antigua de carey de gran valor. La periodista les aconsejó a los dos que la elección no era la más adecuada. Y ambos le hicieron caso y cambiaron sus obsequios. Los Janeiro eligieron una talla de la Inmaculada que estaba en la finca Ambiciones, y Maruja, un rosario y una casete donde ella cantaba 'Banderita', su gran éxito musical.

Jesulín, muy preocupado, le dijo a la periodista que no sabía explicarle quién era. Paloma Gómez Borrero le indicó: "Puedes decirle que eres torero y te juegas la vida en la plaza". Y así quedó la recomendación.

Cuando apareció Juan Pablo II, se presentó de esa manera y recibió la bendición. El problema surgió con el resto de los familiares que se iban anunciando de la siguiente manera: "Soy el padre del torero que se juega la vida en la plaza. Yo, la madre del torero que se juega a la vida en la plaza. Yo, la hermana del torero que se juega la vida en la plaza…". Y así todos los Janeiro. Y fue con el ultimo miembro de la saga cuando el Papa, que no entendía a que se dedicaban, les dijo: "¿Y a qué juegan ustedes y en qué plaza?".

Maruja Díaz fue más intensa. Mientras le entregaba los presentes y vestida con un traje negro hasta los pies, mantilla y peineta, como suele dictar el protocolo ante el pontífice, comenzó a entonar su tema estrella "banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda". Juan Pablo II no salía de su asombro y tuvieron que ser el secretario y Paloma Gómez Borrero los que cortaran la actuación. Estas audiencias memorables formaban parte del histórico profesional de la añorada Paloma Gómez Borrero.