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Trapero: montañero solitario, con pareja, sin hijos y con casa con piscina en Sant Cugat
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EL DESAFÍO INDEPENDENTISTA

Trapero: montañero solitario, con pareja, sin hijos y con casa con piscina en Sant Cugat

El 'major' de los Mossos es reservado y prefiere no mostrarse en público con su novia de toda la vida, Sonia. Imputado por sedición, tiene club de fans y algunos le llaman 'Trap-hero'

Foto: Josep Lluís Trapero en un fotomontaje realizado en Vanitatis.
Josep Lluís Trapero en un fotomontaje realizado en Vanitatis.

Pocas veces lo verán sonreír, es lo que tiene ser un lobo estepario. Parece que Josep Lluís Trapero haya hecho suyo el libro de Herman Hesse y hasta algunas de sus célebres citas: “Si para divertirte necesitas el permiso de los demás, entonces eres verdaderamente un pobre diablo”. Porque el ‘major’ de los Mossos d’Esquadra no necesita a nadie para ser, ni siquiera a su pareja, Sonia, una mujer con quien pocas veces se le verá en público. Así es nuestro polémico protagonista: reservado, estricto y rígido.

Es el mayor de tres hermanos y en casa, donde le llaman Jose, siempre se habló en castellano. Lo recuerda la periodista Mayka Navarro en un célebre perfil que escribió: el mayor de Luisa y Lino manda en la policía catalana. Criado en Santa Coloma de Gramenet -como la periodista-, uno de los municipios con mayor densidad de población del mundo (110.000 habitantes en siete kilómetros cuadrados), Trapero ha superado con creces cualquier expectativa, tal como cuentan quienes le conocen. Con alta formación, llegó a la cúpula de la policía catalana tras una larga y tenaz carrera. Un logro en el que también tienen que ver sus aficiones, austeras como él mismo. Aunque también le guste mezclarse con la 'gente bien'.

placeholder Trapero con su novia, Sonia (marcados en un círculo), en casa de Pilar Rahola hace dos años.
Trapero con su novia, Sonia (marcados en un círculo), en casa de Pilar Rahola hace dos años.

Quería dedicarse a la naturaleza

Lo que más le gusta es caminar por la montaña, en solitario -cómo no-, y si puede ser con frío. Es a lo que le hubiera gustado dedicarse de manera profesional: trabajar en la naturaleza, con animales y plantas, pero la carrera de policía se cruzó en su camino por casualidad hace 26 años y aquí sigue, por el momento. Todo dependerá de lo que decidan los jueces y los Gobiernos, tanto catalán como español, en estos convulsos días.

Y mientras la Audiencia Nacional le juzga por sedición, muchos en Catalunya lo consideran un héroe. Literalmente: la pastelería Escribà, dirigida por el prestigioso Christian Escribà, le ha dedicado unas chocolatinas que se venden como rosquillas, sobre todo estos días en los que se le ha puesto en cuestión. El 'major' tiene hasta club de fans y hay una campaña en marcha para que le nombren catalán del año.

placeholder Chocolatinas en homenaje a Trapero de venta en las pastelerías Escribà. (S. T.)
Chocolatinas en homenaje a Trapero de venta en las pastelerías Escribà. (S. T.)

Sant Cugat y Cadaqués, ¿lugares para ricos?

No le ha ido nada mal, tampoco en lo personal. Trapero ha pasado de vivir en la Guinardera, un barrio obrero dentro de la obrera 'Santaco', a tener un piso con jardín y piscina en una bonita urbanización de Sant Cugat del Vallés, uno de los municipios con mayor renta per cápita de Catalunya, que no es poco. Un piso de poco más de 100 metros cuadrados en el que encuentra la paz que últimamente tanto le falta.

Foto: El 'major' de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, sale de la Audiencia tras prestar declaración como investigado por sedición. (EFE)

No ha tenido hijos ni se le esperan y prefiere pasar tiempo con su novia de toda la vida, Sonia, con quien le vimos hace un par de años en Cadaqués, uno de los destinos más caros de Catalunya, en una ya mítica reunión. El entonces comisario cantaba ‘Paraules d’amor’, de Joan Manuel Serrat (es casi justicia poética). Trapero tocaba la guitarra, como suele hacer en las cenas de gala de los Mossos. Y lo hacía rodeado de amigos. Sí, nada de soledad esta vez, el 'major' estuvo muy cómodo entre la élite social y política. Será porque está acostumbrado, puesto que cada verano visita Cadaqués, destino de la burguesía catalana.

Foto: Marc Clotet y Natalia Sánchez en un fotomontaje de Vanitatis

Cómodo con la elite social y política

Allí se contaban caras conocidas como la del propio Carles Puigdemont y su mujer, Marcela Topor; Joan Laporta; Bonaventura Clotet y sus hijos y casi nuera (Aina Clotet, Marc Clotet y Natalia Sánchez). Estaba también Joan Vehils -ex de Arantxa Sánchez Vicario- con su entonces mujer, Helena García Melero; Alba Tous (Tous) y la anfitriona, Pilar Rahola.

La tertuliana colgó varios vídeos y fotografías en Twitter, algo que desagradó a Trapero y lo puso además en la diana: ¿qué hacía un responsable policial de comida y copas con el presidente de la Generalitat? Sea como sea, las cosas se repitieron. Trapero fue el encargado de cocinar la paella, la misma que preparaba este verano, en concreto el 17 de agosto, cuando tuvo que salir corriendo hacia Barcelona. El sangriento atentado en Las Ramblas irrumpió en su jornada y pilló a los invitados de Rahola de nuevo en Cadaqués, según imágenes que colgaron de nuevo en Twitter. Aquel día, además, había más: Jordi Sánchez, presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), uno de los llamados 'Jordis', encarcelado desde el lunes por orden de la Audiencia Nacional.

Foto: Marcela Topor, mujer de Carles Puigdemont. (Gtres)

La muerte del padre

Es uno de los pocos momentos folclóricos que se le conocen a este policía de carácter enjuto que se ha endurecido con los años. Fue fumador empedernido hasta hace poco más de dos años, cuando dejó el tabaco y engordó, lo que le agrió algo el genio, recuerdan desde su círculo. Deporte y dieta reequilibraron la balanza. Hacía tiempo que quería dejar el tabaco, sobre todo desde la muerte de su padre, Lino, un taxista de Valladolid fallecido hace ocho años.

Tras su muerte, el 'major' mandó una carta a 'El Periódico' para recordar a su padre y agradecer a los sanitarios que le habían atendido, algo insólito en él, alguien no muy ducho en expresar sus emociones.

“Ayer por la mañana mi familia enterró a mi padre. Hace un año y medio que le diagnosticaron un cáncer de páncreas que había afectado a otros órganos. Quiero agradecerle, en primer lugar, su fuerza, porque solo ella explica el tiempo que nos ha regalado. Gracias, papá”.

Unas palabras sosegadas y enteras que quedan lejos del frenesí actual, un momento en el que el futuro de Trapero pende de un hilo. Con el pasaporte retirado por la Audiencia Nacional y la obligación de personarse en comisaría cada 15 días, el ahora imputado por sedición Josep Lluís Trapero trata de mantener la calma en su casa de Sant Cugat y el puesto de trabajo como jefe mayor de la policía catalana. Quién sabe incluso si ha vuelto a fumar, aunque sea a escondidas.

Foto: Carles Puigdemont y Marcela Topor con su vivienda en Girona de fondo. (Vanitatis)

Pocas veces lo verán sonreír, es lo que tiene ser un lobo estepario. Parece que Josep Lluís Trapero haya hecho suyo el libro de Herman Hesse y hasta algunas de sus célebres citas: “Si para divertirte necesitas el permiso de los demás, entonces eres verdaderamente un pobre diablo”. Porque el ‘major’ de los Mossos d’Esquadra no necesita a nadie para ser, ni siquiera a su pareja, Sonia, una mujer con quien pocas veces se le verá en público. Así es nuestro polémico protagonista: reservado, estricto y rígido.

Josep Lluis Trapero
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