De mal en peor: el eclipse estilístico de Melania e Ivanka Trump

Algo está pasando en la trastienda de la Casa Blanca. Y no nos referimos a las confabulaciones propias de cualquier Gobierno, sino a algo más concreto, más visual, más de interés internacional: el estilo de sus habitantes femeninas. El clan Trump, quien ha superado de lejos la repercusión de sus ‘homólogas’ las Kardashian, está de capa caída estilística.

Algún fenómeno del que desconocemos el origen ha sacudido los lujosos vestidores de Melania e Ivanka, iconos de estilo en un tiempo ahora pasado, cuando acaba de cumplirse un año del mandato del patriarca Donald. Vamos, un cuadro.

No nos llamen alarmistas. Tenemos pruebas fehacientes de que la sombra de su ocaso estilístico sobrevuela sobre sus enlacadas cabelleras. Sus últimas apariciones públicas nos recuerdan más a Pamela Anderson desde que se ha recatado que a Jackie Kennedy. ¿Habrá vuelta atrás? ¿Será solo un eclipse? Lo dudamos.

Melania, de Delpozo al pozo

Melania Trump ha sido la torre más alta en caer. La gravedad ha hecho simbólicamente de este caso una completa debacle: cuanto más alta la caída, más grande el destrozo. Sus looks reflejan a la perfección el estado vital que atraviesa: cuando aún no había levantado cabeza del irremediable despido de su amiga Stephanie Winston Wolkoff, tras el escándalo de los fondos para la organización de la toma de posesión, la supuesta examante de su marido, Stormy Daniels, salta a la palestra reivindicando la veracidad del affaire.

Dos noticias, generadas ambas entre finales de febrero y finales de marzo, que sacudieron los cimientos emocionales de la primera dama llevándola a tomarse un descanso durante unos días en algún sitio soleado (regresó excesivamente bronceada).

Desde entonces, no ha sido la misma. De los looks en los que los vestidos de Delpozo y los abrigos de Dolce & Gabbana llevaban el protagonismo ha pasado a elegir modelos, cortes y colores que lejos de encumbrarla entre las mejor vestidas, no la favorecen en absoluto.

Los últimos vestidos son un despropósito: el verde de Derek Lam (1090 $) estaba lleno de arrugas, el blanco de Prada de pedrería no le ajustaba bien y con el de rayas blanco y negro de Carolina Herrera (2.990 $), que nos encanta, parecía de lejos que lucía una incipiente tripita de embarazada debido a la orientación de las rayas. Un desastre que no queda aquí.

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Ivanka, asesora del antiestilo

A Ivanka no le va mucho mejor. Mientras Melania cae en picado estilísticamente, a la hijísima la omnipresencia en la agenda presidencial le ha sobrepasado: ha perdido completamente el sentido de la elegancia y el equilibrio regalándonos looks que recuerdan desde a un póster de los Ángeles de Charlie de los setenta hasta a una cantante de country en un festival del maíz en Austin (Texas).

Y eso no es todo, entre las últimas elecciones estilísticas de Ivanka se pueden encontrar faldas de color pastel de encaje con brilli-brilli, chaquetas que parecen sacadas del armario de Hillary Clinton en su época de primera dama y vestidos en los que las flores, el vuelo, las mangas de farol y el cuellito cerrado se unen en combinaciones imposibles.

Crímenes de la moda a precio de oro, claro. En el caso de la asesora del presidente, ninguna de las prendas que lleva cuesta menos de 1.000 $. ¿Dónde han quedado sus exitosos conjuntos made in Zara?

Por alguna razón inexplicable, Melania e Ivanka cada día se parecen más a Tiffany​, y nosotras morimos del 'horreur'. ¿Se convertirá en la nueva favorita de la casa?