¿Cómo escribir los votos matrimoniales? De los más romanticos a los divertidos

Una de las cosas más esperadas en cualquier boda civil -y en algunas religiosas donde el protocolo así lo permita- son los votos matrimoniales. El texto que cada uno de los protagonistas lee y dedica a su futuro marido o mujer suele estar plagado de palabras bonitas, recuerdos emotivos y, en definitiva, es una declaración de amor en toda regla (quizá la más importante de vuestra relación) en la que queda patente el cariño mutuo que se tienen y las ganas de empezar una nueva vida en común.

En este sentido, escribirlos puede ser una tarea de todo menos sencilla, teniendo en cuenta que son muchas las cosas que se quieren reflejar sobre el papel: sentimientos, anécdotas, intimidades... pero no deben hacerse demasiado largos a fin de que el mensaje llegue de manera clara y concisa a la persona que está enfrente escuchando. Para hacerlos, hay que tener en cuenta varios aspectos como el tono, la temática y la propia personalidad de la pareja; así, reunimos varias claves sobre el asunto.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es qué son los votos matrimoniales. Como hemos comentado, son el texto en el que se transmite lo que uno siente por la otra persona, pero también donde se hacen las promesas oportunas de cara a su nueva etapa juntos. Lo ideal es que cada voto se extienda hasta los dos minutos máximo y, sobre todo, refleje la personalidad de aquel que lo esté leyendo de manera que no resulte extraño que pronuncie según que palabras o frases.

En el momento de comenzar a escribirlos y sentaros frente al papel en blanco, lo ideal es comenzar a hacerse preguntas y escribir conceptos que definan la respuesta. ¿Por qué decidisteis casaros?, ¿Qué dificultades habéis superado juntos?, ¿Qué logros habéis conseguido juntos?, ¿Qué es lo que más admiras de tu pareja?, ¿Cómo ha mejorado tu vida desde que estáis juntos?, ¿En qué te inspira tu pareja?... Son algunas de las incógnitas que puedes plantearte para sentar las bases del voto.

Tengas o no facilidad para escribir, la clave estará en ser uno mismo: debéis expresaros tal y como sois, que os salga de dentro, natural, sincero. Sobre todo, utilizad vuestro propio lenguaje y, si o veis capaces, pronunciarlos de memoria mirando a vuestro futuro marido o mujer, sin miedo a improvisar y decir lo que os salga en el momento. En este texto, habrá espacio para los momentos vividos, pero también para los que están por llegar, así que no deben faltar las promesas.

Es importante pensar en todo lo que podéis hacer juntos ahora que sois marido y mujer, cosas que probablemente hacíais hasta el momento, además de incluir alguna anécdota graciosa que haya marcado vuestra relación y también conozcan vuestros invitados porque, eso sí, estos se deben sentir integrados. Está bien usar vuestros propios códigos, lenguaje o aspectos que solo vosotros conocéis en un momento puntual, pero no así todo el discurso, ya que se trata de una declaración de amor pública.

Si vuestra pareja o personalidad está marcada por el humor, no os obliguéis a hacer unos votos matrimoniales emotivos que tengan que emocionar sí o sí. La risa puede desatar, a menudo, las lágrimas y si vuestro don es hacer reír a los demás exprimirlo al máximo con unos votos que estén repletos de chistes y bromas, siempre en referencia a vuestra historia de amor o vuestros familiares y amigos. Lo importante antes de hacerlos es definir el estilo que tendrán entre los dos miembros de la pareja para hacerlos afines, pero sin llegar a desvelar el contenido, puesto que se trata de una auténtica sorpresa.

Para hacer todavía más especial este momento, lo ideal es que dejéis la lectura de los votos matrimoniales para el final de la ceremonia y antes del "sí, quiero" como perfecto broche de oro a la misma e incluyáis una música de fondo bajita que no se escuche por encima de vuestras palabras. Además, para tener un recuerdo que dure de por vida, siempre podéis imprimirlos, total o parcialmente, de alguna forma especial sobre un papel diferente, unas tarjetas decoradas, e incluso una lámina de cuadro.