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La historia del vestido de novia de Patricia: de reliquia familiar a traje nupcial
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BODAS REALES

La historia del vestido de novia de Patricia: de reliquia familiar a traje nupcial

La novia encontró esta joya oculta en un baúl y a partir de ahí, Ana, diseñadora de la firma Larriba, y su equipo crearon magia con el vestido de su boda

Foto: El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)
El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)

Para construir y dar forma al que será el vestido de tu vida -en pocas palabras, el traje que te acompañará el día de tu boda-, puede que la clave esté más cerca de lo que crees. Esto es lo que vivió y experimentó Patricia unos meses antes de casarse.

Sin una fecha fijada, ni la más mínima intención de planificar un enlace inmediato, Patricia se topó por sorpresa en el desván de sus abuelos con una pieza increíble que tiempo después sentaría las bases de su vestido de novia. A pesar de que su novio y ella llevaban juntos desde hacía años (un total de 18), todavía no se habían comprometido cuando encontró una prenda antigua con historia. En ese momento, llamó a Ana, diseñadora y fundadora del atelier nupcial Larriba, y amiga de la adolescencia, para comunicarle el hallazgo. Poco después, Andrés pidió su mano y entonces esa reliquia familiar cobró sentido.

placeholder El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)
El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)

"Estaba en muy mal estado y ni siquiera le valía, desmontamos y limpiamos la pieza, ahí arrancó el proceso de restauración", nos explica Ana. En realidad, tras aquellos ropajes que Patricia encontró se escondía una prenda de estilo eduardiano de principios del siglo XX, probablemente de 1905. Confeccionada en su totalidad con encaje de Battenberg en color crudo, estaba formada por dos piezas, un corpiño y una falda, todo salpicado de pequeños botones con cuentas y bordado con hilo metalizado.

Cuando el equipo de modistas de Larriba analizó el traje en detalle, detectaron que, a lo largo de su vida útil, había sufrido varios arreglos, pero por suerte ninguno tan sustancial como para transformar el patrón primitivo: "Al descoser el gastadísimo hilo de algodón que sostenía esos arreglos, pudimos ver que la forma original tenía la manga acampanada y que, aunque estaba descolorida y arrugada, se mantenía intacta. Al descoser la falda, la tabla trasera nos dio los centímetros suficientes para cerrar sobre una silueta actual y no encorsetada como en origen".

placeholder El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)
El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)

"Lo primero que hicimos fue hacer una toile (un prototipo) en algodón con las medidas de Patricia, y sobre el maniquí fuimos planteando de nuevo cada pieza sobre él sin eliminar un solo centímetro de tejido y cambiando de posición las partes en peor estado". Lo dicho, dos prendas, un corpiño y una falda, que unidas y después de mucho trabajo en el taller se convirtieron en un traje joya.

"La falda era una única pieza de encaje con una costura trasera, así que hicimos un forro de satén partiendo del patrón base. Un volante fabricado a partir de una antigua colcha comprada en Francia, a modo de enagua, remató el bajo. Sin embargo, el corpiño estaba en peor estado y, al contrario de la falda, estaba hecho a partir de varias piezas. Decidimos desmontarlo completamente haciendo fotos de donde iba cada pieza y volvimos a armar el 'tetris", cuenta la diseñadora y amiga de la novia. El día de su boda, Patricia lució un vestido con escote en pico, mangas amplias, corte en la cintura y falda en silueta 'A' con cola.

placeholder El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)
El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)

El 8 de octubre de 2022 llegó el gran día: la boda de Patricia y Andrés en Valladolid. Se dieron el 'sí, quiero' en la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes de Arroyo. "Elegimos esa iglesia porque Andrés, que tiene una empresa de fabricación de mobiliario de diseño a medida, fabricó el presbiterio", nos cuenta la novia.

Patricia quiso otorgar todo el peso de su estilismo nupcial al vestido restaurado por Larriba y, aunque seleccionó los accesorios con mimo y cuidado, nunca tuvo la intención de que esos aderezos pudieran robarle un ápice de protagonismo. Un ramo de estilo silvestre con margaritas, ninguna joya a excepción de su anillo de compromiso, unos pendientes en forma de aro con margaritas de Apodemia y unas sandalias metalizadas de Mint & Rose. Escogió el modelo Arlena Knot con plataforma, tacón de 12 centímetros, nudo en la pala y pulsera al tobillo. Se maquilló ella; y del peinado, melena natural con ondas, se encargó su peluquera de siempre.

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El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)

Convertidos en marido y mujer, y en compañía de su familia y amigos, Patricia y Andrés se trasladaron hasta las bodegas Concejo, en la localidad de Valoria la Buena, para dar comienzo a los festejos. Al aire libre, rodeados de viñedos y sin protocolos, ni seating plan, el banquete transcurrió entre conversaciones, brindis con cervezas, chuletones, un menú tipo cóctel y puestos de autoservicio. El plan 10 que meses antes habían ideado.

"Nunca nos habíamos tomado muy en serio lo de casarnos, así que no es algo que planeásemos con tiempo. De hecho, lo organizamos todo a última hora. Lo que si teníamos claro es que queríamos que fuera algo sencillo, parecido a las comidas que solemos hacer con los amigos", confiesa. Patricia recuerda que "ya había descartado la idea de casarnos, pero en octubre de 2021, en nuestro aniversario, fuimos a Budapest y allí Andrés me lo pidió".

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El vestido de novia de Patricia. (Lutton and Gant)

"Nos hacía ilusión poner mesas largas para que los invitados pudieran elegir sitio, cambiarse, estar con todo el mundo… En fin, nuestro deseo es que fuera todo relajado y divertido. Además, yo tenía obsesión con manteles de cuadros tipo pícnic, así que tuvimos a mi suegra cortando y cosiendo telas de seis metros para vestir las mesas. En resumen, queríamos que la boda fuera un fiestorro". Y así fue. Una fiesta que se alargó hasta el amanecer en la que no faltaron disfraces, buena música y mucha diversión compartida con sus más íntimos.

Para construir y dar forma al que será el vestido de tu vida -en pocas palabras, el traje que te acompañará el día de tu boda-, puede que la clave esté más cerca de lo que crees. Esto es lo que vivió y experimentó Patricia unos meses antes de casarse.

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