¿Qué ocurre realmente cuando haces ayuno intermitente?

El ayuno intermitente es lo que su propio nombre indica, dejar de comer durante unas horas del día y hacer las comidas en una horquilla de tiempo determinado. Cada persona experimenta el ayuno intermitente a su manera, porque existen muchas formas de hacerlo, lo que hace que se adapte al estilo de vida de cada uno.

Este sistema no está pensado para adelgazar como tal, aunque en ocasiones también sirve para perder peso. Se busca un sistema más efectivo de alimentación y suele venir acompañado por algunos cambios en nuestra dieta, seleccionando alimentos más saludables o teniendo un poco más de tiempo para cocinar porque se hacen menos ingestas.

El ayuno intermitente consiste en distribuir las ingestas en un periodo delimitado de tiempo, lo que supone un sistema muy diferente de los que señalan que conviene hacer cinco comidas al día o que es mejor que no pase demasiado tiempo entre una ingesta y la siguiente. No todo el mundo es igual y por eso cada uno tiene que encontrar el sistema que le aporte más beneficios, también a su salud.

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Tipos de ayuno

Existen diferentes tipos de ayuno, el más habitual es el ‘ayuno de ventana’, es decir, que establecemos unas horas en las que podemos comer y otras en las que no. El ayuno puede prolongarse desde las 10 horas hasta las 18. También puede hacerse ayuno en días alternos, pasando 24 horas seguidas sin pasar de las 500 calorías diarias. Otra opción es la del 5:2, es decir, el ayuno se hace durante dos días seguidos.

Qué ocurre durante el ayuno

El cuerpo, o mejor dicho, el metabolismo de la persona, pasa por diferentes fases durante el ayuno. Durante las primeras horas del ayuno, el cuerpo mantiene los niveles de glucosa en sangre gracias a los alimentos previamente ingeridos, por lo que no hay grandes cambios. Pasado cierto tiempo, unas 18 o 24 horas, la energía pasa a obtenerse de las reservas de grasa acumuladas en el cuerpo.

Primero se emplea la glucosa almacenada en el hígado y a medida que esta reserva se vacía se emplean otras, como la formación de glucosa a través de aminoácidos y glicerol o la descomposición de los triglicéridos del tejido adiposo y su uso como fuente energética. Se usa la grasa como fuente de energía.

Durante el ayuno intermitente se favorece la saciedad, algo que se consigue gracias a los cuerpos cetogénicos que produce el cuerpo, pero también la quema de grasas y la autofagia, eliminando residuos celulares que no le interesan y estimula la regeneración de nuevos tejidos.