Este es el poderoso beneficio de comer en buena compañía (y pocos lo saben)
Según revelan los expertos, el acto de sentarse a la mesa con otras personas puede convertirse en un auténtico aliado de nuestra salud física y emocional
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La alimentación va mucho más allá de lo que comemos. Comer bien también tiene que ver con cómo, cuándo y con quién lo hacemos. Y según revelan expertos citados por 'El País', el acto de sentarse a la mesa con otras personas puede convertirse en un auténtico aliado de nuestra salud física y emocional.
La comensalidad, es decir, comer en compañía, se asocia con un “mejor estado de ánimo, una reducción del estrés, una mejor ingesta de nutrientes y un mejor bienestar general”, según investigadores del Instituto de Salud Carlos III y el CIBEROBN. Por ello, las nuevas guías dietéticas no solo hablan de alimentos, sino también de momentos compartidos.
El aislamiento frente al plato
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Estudios recientes subrayan que comer en familia o con amigos no solo promueve una dieta más equilibrada, sino que ayuda a crear hábitos saludables desde la infancia. Tal como recoge El País, una revisión científica en la revista Appetite señaló que las comidas familiares habituales reducen la alimentación emocional en niños y fomentan una mejor relación con los alimentos.
Aunque la compañía a la mesa tiene grandes beneficios, cada vez más personas comen solas. Según datos de la Fundación Mapfre, el 23% de los adultos en España comen o cenan sin compañía entre semana. Además, muchos lo hacen frente a una pantalla, perdiendo así el vínculo social que ofrece una comida compartida.
La comida, un acto profundamente humano
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Este aislamiento afecta directamente a las decisiones alimentarias. El estudio EPIC-Norfolk, de la Universidad de Cambridge, señala que quienes viven solos tienden a consumir menos vegetales y presentan una dieta de menor calidad. Además, el impacto de la soledad en la salud puede equipararse al de fumar quince cigarrillos al día.
Como explica el antropólogo Jesús Contreras, “el cocinar, como el comer, solo parece adquirir sentido dentro de la relación social”. La ausencia de comensalidad “deshumaniza” la experiencia alimentaria, vaciándola de su dimensión simbólica, cultural y emocional. Comer acompañado, con calma y sin distracciones digitales, es más que un placer: es una forma sencilla y poderosa de cuidar de nosotros mismos y de los demás.
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La alimentación va mucho más allá de lo que comemos. Comer bien también tiene que ver con cómo, cuándo y con quién lo hacemos. Y según revelan expertos citados por 'El País', el acto de sentarse a la mesa con otras personas puede convertirse en un auténtico aliado de nuestra salud física y emocional.