La reina Sofía, abuela y jefa en Marivent ante la ausencia de su marido

Doña Sofia está disfrutando en Palma de uno de sus mejores veranos de los últimos años. Atrás quedan el caso Nóos, los deslices de su marido y los problemas judiciales. Esta vez es distinto. La Reina emérita se encuentra rodeada de sus ocho nietos y está acompañada de su hermana, la princesa Irene, una de las pocas personas con las que mantiene una intimidad total.

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La ausencia de su marido también influye en este estado de tranquilidad del que disfruta la madre del rey Felipe este agosto. La Reina emérita es la jefa de Marivent y como tal ejerce. Organiza horarios y lo único que pide a los inquilinos del recinto palaciego es desayunar todos juntos. A doña Letizia nunca le hizo gracia esta norma no escrita, pero la cumple como el resto de la familia. El único que se la saltaba era don Juan Carlos, que prefería desayunar con los amigos de la llamada corte mallorquina o en el náutico en la época en que formaba parte de la tripulación del Bribón. Todo esto queda ya muy lejos y ahora la batuta veraniega la lleva doña Sofía.

El invierno resultó muy duro para la Reina emérita con la aparición de nuevo en los medios de comunicación de los amores extraconyugales de su marido. Se publicaron las conversaciones grabadas años atrás a don Juan Carlos donde confesaba su amor por Marta Gayá. Pero este verano todos esos disgustos están aparcados. Incluso ha conseguido lo que parecía mas difícil, que Leonor y Sofía estén con sus primos.

No se relaciona socialmente

En realidad don Felipe y doña Letizia viven en Son Vent. La residencia se encuentra en el recinto de Marivent y funciona independiente de la organización del palacio que controla doña Sofia, que marca la intendencia diaria y los planes de navegación y lúdicos. Doña Sofía se relaciona muy poco socialmente y ejerce de abuela las veinticuatro horas, que es lo que más le gusta.

Con su cuñada Pilar, con chalet propio en la urbanización Sol de Mallorca -refugio del matrimonio Urdangarin Borbón mientras duró el juicio por el caso Nóos-, hay poco contacto salvo en acontecimientos puntuales. El verano pasado doña Sofía acompañó a su marido y al rey Felipe el día que la duquesa de Badajoz cumplía 80 años, después no hubo más reencuentros.

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En realidad las cuñadas han tenido poco trato en los últimos años. Doña Sofía prefiere a su grupo íntimo y fiel donde no faltan su hermana y su prima, la princesa Tatiana Radziwill. Este es su único núcleo duro, pero parece que tampoco le hace falta más. Comparte con ellas su amor por la música, el arte en general y el esoterismo. Cuentan que en verano una de las aficiones de doña Sofia es observar las estrellas. Antes con sus hijos cuando eran pequeños y ahora con los nietos. Las partidas de cartas, el visionado de películas y los baños nocturnos de los niños en la piscina son otras de las actividades en la vida de la abuela reina.

Los nietos juntos, pero no revueltos

Las infantas Elena y Cristina tienen también sus viviendas en el recinto de Marivent, aunque por motivos obvios solo está abierta la casa de la duquesa de Lugo. Su hermana podría haberse instalado una vez liberada del caso Nóos, pero no así Iñaki Urdangarin con seis años de prisión en el horizonte. Por lo tanto no se espera su llegada. Los cuatro hijos pasan estas fechas en la casa de la infanta Elena con Victoria, Froilán y Mencía Morales, prima segunda y amiga fiel de la primogénita Borbón Grecia

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