Meghan Markle, entre orcos de 'El señor de los anillos' y con zapatillas low cost
La duquesa ha demostrado su versatilidad durante su segundo día en Nueva Zelanda. Desde un look deportivo bufanda en mano hasta un vestido tipo esmoquin que nos ha encantado
Este lunes ha sido uno de los días más ajetreados de la agenda de los duques de Sussex en Oceanía. Para comenzar su segundo día en Nueva Zelanda, la pareja (tan acaramelada como de costumbre) ha acudido a la popular cafetería Maranui en Wellington, donde se citaron con jóvenes locales para tratar un tema recurrente en este tour internacional: la salud mental y el estigma que la rodea. Mientras duró el encuentro, los royals comentaron algunas iniciativas sociales que, principalmente, pasan por una mejor educación desde una temprana edad acerca de la salud mental. Lo hacían mientras tomaban unos cupcakes locales acompañados de una bebida caliente.
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Para esta reunión, Meghan Markle escogió un acertado y sobrio look: vaqueros negros de la firma Outland, blusa de Jac y Jack, botines negros y la prenda estrella, un abrigo verde alga de Club Monaco valorado en 260 euros. Esta última firma ha sido una de sus predilectas en sus obligaciones por Oceanía.
Más tarde, Harry y Meghan se desplazaron hasta el Parque Nacional Abel Tasman, concretamente al campamento Totaranui, donde fueron testigos de las iniciativas de conversación que se llevan a cabo en la zona. Tras una calurosa bienvenida, pasearon tranquilos por el sosegado paraje. Esta caminata tuvo que ser interrumpida a causa del mal tiempo que amenazaba con propiciar un chaparrón. Eso sí, el clima no impidió que la duquesa luciese un segundo outfit muy sorprendente y deportivo: impermeable negro de Cornish Seasalt, bufanda de lana verde (parece que todos sucumbimos a esta prenda estacional) y unas deportivas blancas de la colección que Stella McCartney diseñó para Adidas, que consolidan su reinado como calzado de la temporada un año más.
La anécdota de la jornada llegó cuando el príncipe Harry se refirió al hijo que ambos tendrán la próxima primavera como “nuestra pequeña protuberancia”. No sabemos si fue un chascarrillo o el mote que recibe el que será su primer vástago, del que aún se desconoce el sexo.
Meghan vuelve a recordar su antigua profesión
Antes de que anocheciera, la siguiente parada de los duques fue el centro artístico Courtenay Creative, muy en boga en la ciudad neozelandesa. Allí se mostraron muy interesados acerca de conocer los entresijos del cine que se rueda en la ciudad, lo cual hizo que Markle recordase su opción profesional de antaño.
Entre otros detalles, conocieron los secretos del maquillaje y el vestuario de dicha industria, algo totalmente ajeno al mundo de la realeza. Agarrados de la mano y muy sonrientes (la simpatía y la cercanía han sido sus grandes bazas estos días) posaron con actores caracterizados de personajes ficticios. Entre el grupo se coló algún que otro orco proveniente de ‘El señor de los anillos’, filme que se rodó en la zona.
Este evento sirvió para que la exactriz luciera su tercer y último cambio de vestuario de la jornada: un elegante vestido esmoquin de tonalidad blanca con un doble abotonado por encima de la rodilla, elección que marcó su tripa de embarazada. Debajo, sus ya tradicionales zapatos Manolo Blahnik. Este es el segundo look que elige con este corte tan característico, tras haber escogido otro vestido esmoquin para la clausura de los Juegos Invictus. En este caso, la marca del traje era Maggie Marilyn, una firma sostenible de Nueva Zelanda que ha cautivado a la esposa del príncipe Harry.
Este lunes ha sido uno de los días más ajetreados de la agenda de los duques de Sussex en Oceanía. Para comenzar su segundo día en Nueva Zelanda, la pareja (tan acaramelada como de costumbre) ha acudido a la popular cafetería Maranui en Wellington, donde se citaron con jóvenes locales para tratar un tema recurrente en este tour internacional: la salud mental y el estigma que la rodea. Mientras duró el encuentro, los royals comentaron algunas iniciativas sociales que, principalmente, pasan por una mejor educación desde una temprana edad acerca de la salud mental. Lo hacían mientras tomaban unos cupcakes locales acompañados de una bebida caliente.