La reina Isabel II comparte confinamiento con 25 fantasmas (y ya ha visto uno)
Isabel II lleva ya tiempo confinada en el castillo de Windsor, intentando esquivar la pandemia provocada por el coronavirus y que se ha cebado especialmente en su país
Isabel II lleva ya tiempo confinada en el castillo de Windsor, intentando esquivar la pandemia provocada por el coronavirus y que se ha cebado especialmente en el Reino Unido. La reina, que fue trasladada el 19 de marzo desde el palacio de Buckingham, donde tiene fijada su residencia habitual, era conducida en automóvil junto con sus inseparables perros corgis. A ella se unía el duque de Edimburgo, que llegaba en helicóptero desde Sandringham.
Desde entonces la pareja ha estado confinada y solo ha aparecido en ocasiones puntuales como el discurso televisivo que ofreció para celebrar el 75 aniversario de la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial. Todos los demás actos programados (carreras de Ascot, celebración del Trooping the Colour para festejar su cumpleaños, sus vacaciones en Balmoral...) han sido suspendidos.
Pero la reina no está sola: no solo porque cuenta con la compañía de su marido (tiene fama de ser un tipo divertido) y de sus perros, sino porque además el castillo de Windsor es conocido por ser una de las propiedades de la Corona británica con más fantasmas: 25 espíritus deambulan por las enormes instalaciones de la propiedad. De hecho, si hacemos números, en el castillo hay más difuntos que vivos porque junto a la reina y el duque se encuentra un equipo formado por 22 personas. Así que Vivientes 24 - Espectros 25: ganan por uno.
Encantado y visitado
El de Windsor está considerado como el castillo ocupado más grande y más antiguo del mundo y suele atraer a más de un millón de visitantes cada año. Gracias a la venta de entradas factura más de 23 millones de euros. Algo que ahora se ha quedado en 0, por razones obvias. Parte de esos turistas llegan atraídos por la espectral leyenda que le rodea, que la propia reina ha ayudado a hacer crecer. Isabel, junto a su hermana Margarita, afirma haber visto el fantasma de Isabel I, conocida como la Reina Virgen y que reinó en el siglo XVI.
Visit Britain (Oficina de Turismo británica) afirma que la figura fantasmal de Isabel I "a menudo se ve en la biblioteca" y "sus pasos se pueden escuchar en la madera desnuda del suelo, antes de que aparezca su presencia llamativa". Otro espíritu que se pasea por las estancias es el de Jorge III, que reinó a finales del siglo XVIII.
Supuestamente se le ha visto "mirando con nostalgia fuera de la habitación debajo de la biblioteca, donde estuvo confinado durante sus periodos de locura". En la lista también habría que incluir a Enrique III, a quien se ha escuchado "cojear" en los claustros del decanato y hasta en ocasiones se puede oír el "sonido de su pierna ulcerada golpeando el suelo mientras camina".
Un fantasma en el jardín
Uno de los espíritus que más gente asegura haber visto es el de Herne el Cazador cabalgando por los jardines del castillo. Según la leyenda, Herne perdió el favor del rey y decidió ahorcarse en un roble que todavía permanece. La leyenda cuenta, además, que siempre que se aparece lo hace cabalgando un gran caballo negro y con la compañía de perros fantasma.
La reina Isabel debe de ser un poco como los gallegos, que no creen en meigas pero 'haberlas, haylas'. Por eso, en el año 2000 autorizó a un equipo de científicos liderados por el profesor Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, para que investigara el espíritu de Catalina Howard, la quinta esposa de Enrique VIII, que se afirma que deambula por los corredores del palacio de Hampton Court, 18 kilómetros al oeste de Londres. La mujer fue decapitada a los 20 años, acusada de un adulterio y desde entonces deambula por las estancias reales.
Isabel II lleva ya tiempo confinada en el castillo de Windsor, intentando esquivar la pandemia provocada por el coronavirus y que se ha cebado especialmente en el Reino Unido. La reina, que fue trasladada el 19 de marzo desde el palacio de Buckingham, donde tiene fijada su residencia habitual, era conducida en automóvil junto con sus inseparables perros corgis. A ella se unía el duque de Edimburgo, que llegaba en helicóptero desde Sandringham.